El alcalde José Bermúdez se la está cogiendo con papel de fumar en el caso -heredado- de las chabolas del Pancho Camurria. La realidad es que se ha permitido que un grupo de personas acampen en un solar ajeno y lo hayan ocupado ilegalmente. Pero detrás está que son personas sin hogar y en situación de extrema necesidad. El Ayuntamiento les ha ofrecido viviendas sociales, pero hay algunos que se niegan a marcharse. Es una situación compleja, pero hay que resolverla con firmeza. Con la misma generosidad con la que se ofrece un techo a quienes no lo tienen y lo merecen, se debe tener la contundencia de evitar que sigan acampando en un lugar convertido en insalubre y peligroso. En favor de Bermúdez hay que decir que está haciendo todo lo humanamente posible para convencer en vez de forzar.