Ocurrió el lunes de la semana pasada, el día 9. La luz matutina ya había transitado a más clara y luminosa, a muestra adelantada de estación primaveral, y el consejero de Agricultura, el nacionalista de API-CC Juan Ramón Hernández, se sentaba a contar verdades electorales (medias verdades o medias mentiras, lo que se elija) en una sala desinfectada del Parlamento regional.

En esa jornada, la que se vistió de primavera tras saturación de días de frío, bajas temperaturas y hasta tiempo sur, el consejero no se cortó un pelo y, debe ser por eso de que los comicios autonómicos están a la vuelta de la esquina (el 24 de mayo), se puso las botas encadenando ficciones consentidas y hollando logros insignificantes, siempre con la pretensión de hilvanar un mensaje "yuppie" acerca de la marcha del sector agropecuario local en sus años de jefe de la cosa. Visto lo visto, leído lo leído, escuchado lo escuchado, parece que el regalo discursivo le salió hasta bien, ¡estupendo de la muerte! Todo magnífico, a lo que también se apunta Rajoy.

Esos apelativos se eligen tras leer algunas crónicas de la hazaña, unas reseñas informativas que se tragan sin más la oratoria del consejero y que eluden la memoria reciente de lo dicho por el mismo interlocutor hace tan solo pocos años, cuando andaba de estreno. Si uno retoma los mensajes extraplanetarios trasladados aquel día de sol y temperatura de primavera adelantada y además se deja llevar por tan sonoros cantos de sirena (repetidos sin réplica alguna), seguro que corre el riesgo de no regresar a ideas tan relevantes como que Juan Ramón Hernández llegó al Ejecutivo autonómico con el objetivo bien pomposo de que "la participación del sector primario en el Producto Interior Bruto (PIB) regional pasara del 1,3% de entonces al 2,6% (multiplicar por dos)". Y hay más: también con "la intención de aumentar el autoconsumo para que la cuota de abastecimiento del mercado interior isleño con productos locales evolucionara del 10% del momento al 20% (multiplicar por dos)". A todo esto se comprometió el consejero recién caducado el estío de 2011, pocos meses después de apretar el maletín con letras doradas de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas.

De aquel día de verano prolongado de 2011, también en comparecencia parlamentaria, al 9 de marzo pasado, el de mañana con amago de primavera, han pasado más de tres años y, en todo ese tiempo, pese a discursos, ficciones, cronopios y famas, la realidad es bien distinta de la abstracción que dibujó el consejero hace una semana en el Parlamento. Donde Hernández ve progreso, el INE observa retroceso. A partir de estos datos, ya sin ocultaciones ni expresiones retorcidas, se concluye que los dos principales objetivos que se fijó el consejero tras acceder al cargo no los ha cumplido. Por lo tanto, su trabajo en Agricultura ha sido un rotundo fracaso. El consejero dejará el sector primario de las Islas peor que como lo encontró, pues, en vez de llevarlo al 2,6% del PIB regional, lo ha hundido en el 1%. Del grado de autoabastecimiento, mejor no hablar. Fracaso vestido de gloria. Y luego, si se quiere, puede colarse aquello de la crisis, que algo maquillará el suspenso inapelable.

@gromandelgadog