Ya lo expresa muy bien nuestro sabio refranero español. "A río revuelto, ganancia de pescadores". Y esto es precisamente lo que pensará Fernando Ríos, que el pasado día de Reyes nos anunciaba, vía redes sociales, su decisión de abandonar Coalición Canaria por discrepancias ideológicas insalvables con el que hasta ahora ha sido su partido.
Respetando su decisión personal, sí hay ciertos aspectos que nos llaman la atención, por decirlo de alguna manera. En un escrito en su cuenta personal de Facebook realizaba duras críticas a la organización a la que pertenecía hasta hace unos días e incluso la acusaba de falta de democracia interna.
Nos gustaría preguntarle al señor Ríos si esa falta de democracia interna es la misma que en el año 2000 lo llevó a ocupar un puesto como asesor de la Vicepresidencia del Gobierno con el ya fallecido Adán Martín. O si es la misma que lo aupó como responsable de la Oficina Canaria en Madrid a la que acudía con coche oficial.
No estamos hablando del mismo partido al que representó poco meses en el Congreso de los Diputados, o el que lo colocó como secretario general de la Presidencia y al que luego se le creó una plaza "ad hoc" como Comisionado para el Desarrollo del Autogobierno y las Reformas Institucionales. Está claro que lo vemos los demás, él ya no lo ve.
Fernando Ríos vuelve a demostrar que no cuenta con factores inhibitorios y, lo que es más cuestionable, no entiende el significado de la palabra coherencia. Y nos explicamos. Si uno abandona el partido al que representa, el mismo partido que le ha creado una plaza en el Gobierno de Canarias, ¿no debería abandonar también cualquier cargo relacionado con un Ejecutivo Regional conformado por CC y PSOE, del que ya no forma parte? Nosotros así lo entendemos, pero se ve que algunos no.
Ustedes, queridos lectores, podrían pensar que nuestra crítica es fácil y demagoga porque hablamos de alguien que hasta hace cinco días era de otro partido. Pues permítannos explicarles que nuestra postura, que sólo se basa en la coherencia, es la que también han expresado varios dirigentes de la formación nacionalista, que le han pedido públicamente que dimita de su cargo por cortesía y para no someter al presidente Rivero a tomar esa decisión. ¿Estarán buscando algo más realizando este anuncio unos días antes de que Clavijo compareciera ante el juez?
Según él mismo explicó, abandona Coalición Canaria porque ha dejado su ideario nacionalista y se ha entregado al Partido Popular. Resulta chocante leer sus declaraciones si tenemos en cuenta que Ríos ha sido coautor del programa electoral de CC, ideólogo de este partido, y mal asesor del presidente del Gobierno de Canarias. Por cierto, el Gobierno con más asesores de la historia como ocurre en el Cabildo Insular de Tenerife.
También en este caso han sido numerosos los hasta ahora compañeros, como José Miguel Barragán o José Manuel Bermúdez, los que han salido al paso de estas críticas asegurando que el partido siempre ha sido de centro progresista o que no ha cambiado ni una coma su ideología.
Por desgracia para los canarios, nos quedará en el recuerdo su nefasta gestión como presidente de la mesa de evaluación de las licencias en el concurso para otorgar nuevas licencias de radio en frecuencia modulada (FM), que tantos quebraderos y dinero público costó y por el que fue imputado por prevaricación y tráfico de influencias.
Por no hablar de su papel como afamado jurista y su batalla personal contra Repsol, que es para lo único que ha servido como miembro del Gobierno, aconsejando mal a Paulino Rivero, perdiendo todos los pleitos en los que nos ha metido y, en definitiva, dilapidando el dinero de todos los canarios con sus ocurrencias.
Fernando Ríos ha sido egoísta en su marcha poniendo el cargo que ocupa en el Gobierno a disposición del presidente Rivero, en vez de hacerlo por su propio pie. Una última oportunidad desperdiciada que refleja que hasta en su adiós ha hecho lo mejor que sabe hacer: ruido. Y ya lo dice el refrán. Mucho ruido y pocas nueces...
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