Unas 10.000 personas sufren la enfermedad de Parkinson en Canarias, una dolencia neurodegenerativa e incapacitante que es cada vez más frecuente debido al envejecimiento progresivo de la población, ha informado hoy el especialista José Matías Arbelo.

La enfermedad de Parkinson limita mucho la calidad de vida de los pacientes, que sufren síntomas que afectan al movimiento -temblor en reposo, rigidez, pérdida de velocidad y extensión del movimiento o inestabilidad en la postura-, además de otros como ansiedad, depresión, problemas de memoria, lentitud de pensamientos o dolor, ha asegurado Arbelo, miembro de la Unidad de Parkinson y Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria,

No todos los síntomas se desarrollan en todos los pacientes, y su presencia depende en gran medida de la evolución de la patología subyacente y del tratamiento utilizado, ha señalado el experto durante una rueda de prensa para presentar el VI Seminario Nacional sobre enfermedad de Parkinson en fase avanzada, que se desarrollará los días 1 y 2 en Mogán (Gran Canaria) y en el que participarán más de 150 neurólogos de toda España.

El Parkinson es una patología neurodegenerativa, lo que hace imprescindible conocer y detectar las distintas fases de la enfermedad, pues actualmente no existen criterios científicos unificados que indiquen cuándo la enfermedad ha evolucionado a etapas avanzadas, según Arbelo.

Esta es una dolencia que afecta al sistema nervioso en el área encargada de coordinar la actividad y tono muscular y los movimientos.

Se manifiesta cuando unas células en el área del cerebro denominada "sustancia negra", responsables de producir la dopamina, dejan de funcionar y mueren.

La dopamina es un neurotransmisor, o mensajero químico, que transmite la información a las zonas del cerebro que controlan el movimiento y la coordinación.

En los pacientes con enfermedad de Parkinson, las células productoras de dopamina comienzan a morir, lo que provoca la reducción del neurotransmisor en determinadas estructuras cerebrales.

La mayoría de los afectados por Parkinson son personas de edad avanzada, pero existe un 10 por ciento de casos que aparece en jóvenes de menos de 30 años por razones hereditarias.

Los factores que desencadenan la enfermedad no son los mismos en todos los enfermos y la velocidad de la evolución tampoco, además de que los tratamientos utilizados deben cambiarse con el tiempo, pues mientras en un primer momento son eficaces, luego dejan de serlo o pueden ser incluso contraproducentes, ha indicado Arbelo.

La dificultad en pronosticar la enfermedad y en conocer cuándo la enfermedad ha evolucionado a etapas avanzadas dificulta en muchas ocasiones su tratamiento.

La enfermedad de Parkinson y la de Alzheimer son las principales dolencias neurodegenerativas que afectan a las personas mayores, pero mientras el Alzheimer incapacita rápidamente al individuo, el Parkinson evoluciona más lentamente y es más duradero y más crónico, con un elevado coste sanitario, social y familiar, ha asegurado Arbelo.