Los agricultores de Canarias sacan los tractores: de vuelta a los orígenes
Productoras como Pilar Carballo defiende la limitación de pesticidas y muchas de las medidas de la UE que han provocado a la movilización del sector
Juanjo Jiménez
Las reivindicaciones básicas de la agricultura intensiva que han sacado los tractores a la calle divergen de los emprendedores con producciones ecológicas por una diferente mirada al sector primario y en, según qué puntos, ,visiones diametralmente opuestas, como las que sostiene la santacrucera Pilar Carballo Ceballo.
La agricultora y ganadera, capataz agrícola de formación, dio el salto al sector con 40 años tras ser la primera militar de empleo en la Armada Española, con destinos como la guerra de Yugoslavia, dejó su puesto posterior en el Servicio de Emergencias del 112, para convertirse hoy en día en la única productora de oveja ecológica de la raza canaria de pelo -la pelibuey-, y la única de la provincia de Santa Cruz de Tenerife de pollo ecológico, a lo que se añade gallina de puesta ecológica y la producción de fruta y verdura en el Paisaje Protegido Siete Lomas de la localidad de Arafo.
En una finca de doce hectáreas, La Jara, la también madre de cuatro hijos practica a diario el pastoreo -«tampoco muy temprano porque quiero disfrutar la vida y practicar mis aficiones como nadadora de aguas abiertas y corredora de montaña»- y asegura que «nunca he visto la agricultura como una esclavitud, es más, he encontrado mi lugar del mundo aquí».
Los tres principios
Sin que ello quite que la vea como una empresa, en la que, como divulga en los cursos y charlas que ofrece en los centros escolares, aplica «las 3D: diversificar, diferenciarte y dignificar al sector. Estas son las tres claves», explica, «para que una iniciativa en el sector primario triunfe y para ello debe ser rentable medioambiental, económica y personalmente».
Con estas premisas su primera gran divergencia con las reivindicaciones del agro en este 2023 gira en torno a los pesticidas y, al contrario de la corriente que aboga por no retrasar sus restricciones, «porque está acabando con la tierra y los acuíferos», afirma no entender cómo a pesar de su incidencia en la salud de la población «la gente va a la calle en contra de la iniciativa de la UE, ya echada atrás estos días y por esa protesta por Ursula von der Leye ».
Igual ocurre con la Política Agrícola Común 2023-2027, «que habla de los ecoregímenes para facilitar el pago directo a los agricultores y ganaderos que acepten la puesta en marcha de prácticas medioambientales; que potencia las leyes verdes para favorecer la sostenibilidad para no cargarnos el planeta; y que defienden la sostenibilidad y la naturalización de las zonas esquilmadas por los monocultivos intensivos».
En defensa del pastoreo
En el lado a favor de estas movilizaciones sí comprende «que quizá tenemos un exceso de burocracia, que también ocurre en otros sectores». Y sobre todo, sí que reconoce que no se «puedes traer y meter en competencia a los productos que generamos aquí. Es cierto que a mí no me hacen daño, porque vendo de forma directa 5.000 huevos al mes, pero para aquellos que no tienen la capacidad de venta y recurren a un intermediario, este lo comprará más barato por fuera. Y por esto hay que fomentar leyes que favorezcan y defiendan el producto local contra el foráneo».
En el apartado de ‘preguntas’ Pilar Carballo Ceballo contextualiza que pertenece, entre otras muchas asociaciones, al colectivo Ganaderas en Red, de ámbito estatal, que lucha por la defensa de la ganadería extensiva y el pastoreo, y en ese punto se cuestiona el porqué no se sale a la calle para reivindicar esta forma de producción «que forma parte de nuestra cultura, nuestro patrimonio e identidad», para responderse a sí misma que, «simplemente porque no interesa, ya que una ganadería como la mía se alimenta con lo que da el campo, con recursos naturales y no requiere comprar un forraje que viene de fuera, y, por tanto, no beneficia al mercado».
Mitigar el cambio climático
La finca, a 800 metros de altitud, con sus treinta ovejas pelibuey, los pollos y gallinas picoteando con los panales bullendo abejas y sus cultivos de hortalizas salpimentados de matos de manzana, pera, ciruela o castaña dando sol y sombra a las coles y beterradas es una vuelta a los orígenes que evoca a cuando el campo se nutría del propio monte, lo que, entre otras cosas, le ha aupado a convertirse en parte de la exclusiva red de explotaciones agroecológicas ‘Fincas Faro’ del Gobierno de Canarias, que las distinguen como modelos que ofrecen un «producto de alta calidad, al tiempo que supone una mayor protección para el medioambiente, contribuyendo a mitigar el cambio climático».
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