Entrevista | Juan Espino Luchador y empresario

Juan Espino: «Hay que hablar del fracaso a los jóvenes para que tengan los pies en la tierra»

Nada es casual en la vida de Juan Espino (LPGC, 1980) Sus éxitos son fruto de una vida dedicada al deporte pero también de la curiosidad de un chiquillo que gracias a su portentoso físico comenzó a destacar muy joven en el deporte logrando con los años el triunfo internacional en una docena larga de modalidades de lucha, desde la canaria a la MMA

«He ganado dinero pero sacrificando otros aspectos de mi vida», confiesa

Juan Espino.

Juan Espino. / JUAN CARLOS CASTRO

Miguel Ayala / David Rodríguez

¿Usted es quizá en la historia del deporte de Canarias el mayor referente de la evolución de un deportista de las Islas: se inicia de niño en lucha canaria y acaba fichando por la UFC –Ultimate Fighting Championship–, el Nirvana mundial de las artes marciales mixtas donde pelean personajes como Conor McGregor. ¿Cómo llega a eso?

Empecé en la lucha canaria como cualquier chavalito pero yo me crié con dos influencias claras: los pajaritos normales que uno tiene en la cabeza de ver Los viajes de Hércules y jugar al Street Fighter, viéndome pelear en diferentes países como en el juego y, luego, a que empecé a pelear en el Club Guanarteme, una de las pocas escuelas multidisciplinares que había en Gran Canaria donde me contaban que Santiago Ojeda se iba a pelear a un internacional de judo, o que Chano Morales o Tito Cáceres estaban en las olimpiadas de lucha libre. A raíz de eso, además de la tradicional, me llamaron la atención otras modalidades. La primera internacional fue la coreana. Vinieron a las Islas unos deportistas de allí, a una exhibición con peleadores de lucha canaria, y me sorprendió que algo tan lejano se pareciese tanto a nuestra lucha. Me fui a Corea y estuve dos meses con ellos en su país entrenando, y de ahí después me pasé al grappling [seis veces campeón del mundo y cinco campeón de Europa] y el jiu jitsu, que para mí serían luego importantes de cara a las MMA profesionales. Antes, sin embargo, me llegó lo de Senegal y la lucha Lamb, un deporte que se me dio muy bien y que en aquel país despierta la misma devoción que el fútbol en España, con un 90% de share en la televisión y fotos un día sí y otro también en las portadas de los periódicos. Pero aquí no me hacían ningún caso.

¿Qué pasa para que en España se fijen de repente en usted?

Que le quité un anuncio a Iniesta. En España él era la imagen de Kalise y a la marca le iba muy bien pero Iniesta en Senegal no era tan conocido. Resulta que como supieron de mi popularidad en el país africano me propusieron hacer unos anuncios que allí resultaron ser un boom. ¿Y cómo iba a ser que un español, que nadie conoce en su país, haya logrado eso? ¿Cómo un español en el África occidental va a ser más conocido que Iniesta? De ahí vino entonces el programa de Informe Robinson, etcétera, etcétera...

Además de Corea, Serbia, Bielorrusia o Senegal luego también alcanza usted mucho éxito en India.

Sí; fui alternando modalidades y una cosa llevó a la otra. Me llamaban de la Federación Española de Lucha y me decían: oye, en India hay esta modalidad, pehlwani, por ejemplo, y me ofrecían ir como abanderado. Y yo, como me apunto a cualquier aventura...

Además, jugaba a mi favor que siempre he tenido la cualidad de que mis periodos de adaptación a otro deporte han sido muy rápidos; luego simplificaba las técnicas y mi cuerpo se adaptada... Cualquiera puede hacer veinte deportes pero no todo el mundo puede hacer veinte deportes y que se le den bien. Resulta que todo esto, que parecía una cosa sin importancia, cobra mucha fuerza cuando llego a la UFC.

Exacto. De repente en una competición a la que quieren acceder, sin lograrlo, campeones olímpicos y mundiales sí entra un expuntal de lucha canaria. Fantasía.

Eso, eso... Alguien que ha estado dando vueltas por el mundo luchando y aprendiendo...

Suena muy sencillo pero imagino que hay mucho trabajo, mucho entrenamiento...

Sí, claro. Nada es gratuito pero cuando estás disfrutando y pasándolo bien pues el trabajo se convierte en otra cosa. Yo me divertía y ahí entra además el tema económico.

¿En que sentido?

Si no hubiera habido Instagram ni las redes sociales... En definitiva, si no hubiese tanto postureo yo habría hecho lo mismo; si no me hubieran pagado bien en la lucha canaria lo habría hecho igual porque era lo que me salía... Estaba en mí. De verdad que me ha salido de forma natural.

Pues además encuentra una manera de ganarse muy bien la vida. ¿Se pagaba bien la lucha canaria?

Le sorprendería. La lucha canaria mueve dinero, en especial los puntales A. Estamos hablando de que hoy en día hay sueldos de 50, 60 u 80.000 euros, pero se llegaban a pagar hasta más de 100.000. En ese momento del que hablo estábamos yo, Francis Pérez, Cirio Santana, Marcos Ledesma... La época dorada de Tenerife. Tuve buenas pagas pero fíjese que dejé de ganar mucho dinero por mi arraigo con Gran Canaria y el club Almogarén.

En mis últimos cuatro años de actividad deportiva en la Isla cobré lo mismo que me pagaban en un sólo año en Tenerife. Que conste que tengo muchos amigos y quiero mucho a Tenerife pero me dolía que en Gran Canaria no hubiese una liga de las estrellas como la tinerfeña. Me volqué tanto que me vi luego organizando reuniones con empresarios, federativos y políticos para sacar adelante una liga grancanaria de primer nivel. ¡Y no era por mi comodidad! Podía haberme quedado en Tenerife. La pena fue que en aquel entonces me localizan un desgaste muy serio en la rodilla que acabó por impedirme competir a ese nivel, y más con el peso que llevaba encima: 120 kilos. Me operaron, tuve que perder 25 y decidí dejar todo aquello.

¿Se ha sentido a alguna vez con la obligación de tener que ser un referente deportivo en Canarias; de no poder fallar?

Yo en muchos aspectos siempre he cargado con un peso que realmente no era el que me correspondía.

¿Se refiere a responsabilidad?

Claro. ¡Yo soy luchador! Soy peleador, me dedico a repartir... No soy Kike Pérez, que cuenta chistes. Y muchas veces me veía en una entrevista, sabiendo que en EEUU los luchadores son arrogantes en las redes, estúpidos y distantes, porque eso es lo que vende pero yo, sin embargo, me trababa porque no quería que los niños cuando me vieran identificaran este deporte con un tema de mataos. Mire, hasta me he dejado de hablar con algunos luchadores porque sé que no son así; son tíos que tienen los 15 puntos del carné, que no se pelan, que no tienen problemas con la justicia... Pero la imagen que venden es la opuesta. Ya le digo que en ese sentido también me he cargado esa dichosa mochila de querer dar un buen ejemplo y no fallar.

¿Cómo llegan esas veladas en las cuales peleó durante una época en Londres invitado, por cierto, por la poderosa y riquísima comunidad hindú de Londres?

Eso fue de locos.

En una ocasión me dijo que se pagaban muy bien esos combates.

Y es cierto. Tanto, que me sacrificaba en irme a Londres en el primer vuelo del sábado, después de luchar en Canarias el viernes; dormía esa noche allí, peleaba el domingo y me regresaba el lunes a Gran Canaria para seguir entrenando y compitiendo con mi equipo de lucha canaria, que era lo que practicaba entonces.

Yo aprendí a jugar kabaddi en el avión y acabé participando en el Campeonato del Mundo de este deporte. Se me daba bien. En Londres me pusieron una casa y un sueldo y como soy tan viajero pues estuve así tres meses. Recuerdo que me pagaban en libras y yo, con mi olfato de negociante, iba a una tienda de material deportivo, compraba guantes, canilleras y no se cuántas cosas más, los traía a Gran Canaria y los vendía. Así, además de tener cambiadas las libras a euros, me ganaba un dinero extra. Digamos que le saqué bastante beneficio a esa aventura.

Volvemos a la UFC y la MMA, que es posterior a esa etapa en Londres. ¿Cómo llega a este deporte? Tengo entendido que le representaba la misma agencia que Conor McGregor.

Cuando sufro la lesión de rodilla me obsesiono con la recuperación y con las ganas de seguir compitiendo cogí todo, vendí mis gimnasios y me largué a Estados Unidos. Me fui a buscarme la vida. Sin sueldo. El dinero que me quedaba entonces lo había sacado de la venta de esos dos gimnasios, y allí incluso me ofrecí a pelear gratis o, como una vez en Bolivia, le daba mi bolsa de beneficio a mi contrincante para que peleara conmigo.

Yo lo veía como si fuera cantante y te ofrecieran cantar gratis con Ferxxo o Rosalía: pierdes dinero pero logras una proyección enorme. Pues hice lo mismo. Cogí todas las peleas que pude, logré notoriedad y de ahí salió lo del reality show de la televisión estadounidense The Ultimate Fighters 28: Heavy Hitters, de la UFC 2018, que acabé ganando.

La UFC maneja millones de dólares, de hecho es un ámbito deportivo donde se mueve la élite mundial. ¿Son proporcionales esas cifras con los sueldos de los luchadores?

Eso es importarte explicarlo porque la verdad es bastante distinta a lo que la gente se piensa. Es el deporte que exponencialmente más ha crecido a nivel mundial pero eso no se refleja en la realidad económica de la mayoría de sus deportistas y hay una razón: la UFC ha puesto tanto dinero en fomentar entre los peleadores jóvenes esta disciplina que ya no dependen de uno, dos o tres luchadores; tienen la capacidad de poner y quitar figuras porque cuentan con relevos suficientes para no atarse a uno u otro.

Si lo trasladamos al fútbol, para que todo el mundo lo entienda, en España, digan lo que digan, la Liga no es igual desde que Ronaldo se fue; desde que no está Leo Messi o ahora con que no esté claro que finalmente Kylian Mbappé venga aquí a jugar... Esto ya no es lo mismo. No despierta el mismo interés. En Estados Unidos, sin embargo, al menos en lo referente a las artes marciales mixtas, son capaces de crear y ‘descrear’ luchadores de primer orden. Es verdad que los responsables de la UFC ganan una burrada de dinero pero también es cierto que es una miseria lo que pagan a los peleadores. Un luchador básico de la UFC se embolsa 10.000 dólares por pelea y si gana son 10.000 más pero un jugador de NBA, que por número son muchísimos más que los deportistas de la UFC, gana como mínimo entre uno, dos o tres millones de dólares anuales. ¿Cuánto debe pelear un chico para alcanzar ese sueldo en la MMA?

¿Se vio en esa situación?

No. Yo, gracias a ganar el reality televisivo de The Ultimate Fighters 28..., a donde llego tras competir en un centenar de peleas, pude firmar un contrato de seis cifras pero mi caso no refleja la realidad. Es verdad que McGregor se lleva millones pero únicamente hay un Conor McGregor. Me atrevo a decir que él sólo se embolsa lo mismo que reciben todo el resto de luchadores de MMA juntos.

Mire, y retomando la pregunta anterior de si yo he asumido la responsabilidad de ser en Canarias un ejemplo deportivo, también debo ser claro con los jóvenes deportistas y describirles cuál es la realidad. Hay que hablarles del fracaso para que continúen con los pies en la tierra y no tengan pajaritos en la cabeza porque el panorama es radicalmente opuesto al que la mayoría de las veces se vende. Es incomprensible, por ejemplo, que una estrella mundial del deporte como la nadadora canaria de sincronizada Thais Henríquez, campeona del Mundo, cuatro veces campeona de Europa y subcampeona olímpica en Pekín 2008, no tuviera ni un día cotizado. Por favor, y no quiero que se tomen estas declaraciones mías como un intento de desmoralizar a la cantera deportiva, hay que abrirles los ojos para que incluso siendo parte de la élite no dejen de estudiar y sigan formándose.

Al dejar la competición, muchos deportistas se transforman en empresarios...

¡Pero a eso me refiero! Hay que estar preparados para dar ese salto porque no es tan sencillo, y a los hechos me remito. ¿Cuántos deportistas se han arruinado por meterse en proyectos empresariales? ¡Montones! Yo mismo tomé decisiones equivocadas con las cuales perdí dinero. Recomiendo ver el documental Broke, estrellas en la ruina para que se hagan una idea de qué estoy diciendo. Puede suceder que, por ejemplo, montar un restaurante tras su retirada haya sido siempre la ilusión de un deportista pero para hacer eso hay que tener conocimientos básicos, una noción mínima de dónde se van a meter...

En ese sentido, ¿a usted le ha sido rentable ser imagen de diferentes marcas?

¿No cree que sería más apropiado replantearnos esa cuestión preguntándonos si para las marcas ha sido beneficioso contar con mi imagen o la de cualquier otro deportista? Pues yo creo que sí pero tampoco es algo gratuito. Es una situación derivada de mi trabajo; de posicionarme en proyectos interesantes y mantener mi presencia pública siendo fiel a mi trayectoria y mi filosofía. Por ejemplo, nadie me obligó a recorrer colegios de Canarias para hablar del bullying con los chiquillos; y ahí estaba yo.

No soy imagen de Dormitorum por casualidad sino por mi recorrido. Y les ha ido bien. Cuando hace cuatro años empecé con ellos sólo tenían ocho tiendas; ahora tienen cuarenta. Incluso para firmar un acuerdo publicitario hay que trabajar duro y se lo dice una persona que logra ese acuerdo concreto retirado ya de la competición.

¿La publicidad supone para los deportistas una importante fuente extra de ingresos?

Absolutamente. En algunos casos duplica o triplica lo recibido por los clubes. Son sumas millonarias dependiendo de la proyección y popularidad del deportista.

Pero no todos tienen esa proyección.

Claro. A eso voy. Estamos trasladando la idea equivocada de que para triunfar hay que ser un Messi o un Ronaldo del deporte cuando a ese nivel sólo llegan unos pocos. Por eso digo lo importante que es hablar a los jóvenes con claridad y sin obviar el tema del fracaso. En serio: ganar 2.000 o 3.000 euros con una actividad deportiva es todo un éxito pero se ha extendido la idea de que no eres nadie si no facturas una fortuna.

¿Cómo cree que se debe abordar ese asunto?

Con formación. Invirtiendo montones de dinero en los colegios porque está más que claro el potencial deportivo de Canarias pero hacen falta planes educativos serios y a largo plazo para alcanzar esos objetivos. Es lo que hablábamos antes de la UFC y su capacidad para dar salida a nuevas figuras, algo que yo hecho en falta en la lucha canaria.

¿A qué se refiere?

A que se debe invertir en potenciar ese deporte entre los jóvenes.

¿En qué situación esta la lucha canaria actualmente?

No evoluciona desde hace 30 años. Sin dejar de lado la tradición, hay que buscar fórmulas para convertir en algo más atractivo nuestro deporte porque no sólo nos permitirá perpetuarlo sino que además les proporcionará diferentes oportunidades a las nuevas generaciones. ¡Fíjese en mi caso!

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