Aunque nos empeñemos en trivializar una industria del turismo, la realidad es que se trata de una industria compleja y sofisticada, y en la que España, seguramente, es en la única en la que es referencia a nivel mundial y el principal motor principal de nuestra economía.

La pandemia ha dejado nuestra industria turística (y la de otros países) absolutamente diezmada, pero en nuestro caso, dada su importancia, el impacto no puede clasificarse sino de catastrófico. Solo para tener una idea de las magnitudes en el sector, en base anual a abril de 2021 el PIB Turístico había caído en 116.000 millones de euros respecto la base anterior (eso supone por ejemplo el 70% del PIB total de Grecia en 2019) y hemos dejado de ingresar 62.850 millones de euros (que, a efectos comparativos, es un 140% de todas las exportaciones de coches desde España en 2019).

Así pues, no podemos pensar en un sector más necesitado de ayudas que el sector turístico obviamente si la voluntad es seguir siendo una referencia a nivel mundial y ser el mayor motor de generación de riqueza del país. Dejando de lado la necesidad imperiosa de ayudas a corto plazo de las empresas que eran rentables antes de la pandemia, la pregunta clave es: ¿cómo pueden ayudar los Fondos Europeos Next Generation a cumplir este objetivo?

Lo primero es entender que el sector turístico ya estaba en un proceso de transformación para enfrentarse a sus retos y conseguir ser más competitivos y resilientes. De hecho, ha llevado a cabo acciones como: captar demanda directamente reduciendo la dependencia de los touroperadores y otros intermediarios; digitalizar tanto los procesos con clientes como los procesos internos y ha impulsado el uso masivo del dato y la analítica avanzada para conocer y vincular a los clientes adaptando la oferta a sus necesidades e incorporar la sostenibilidad como eje estratégico de los negocios.

Cumplir con los requisitos

Sin duda, las tendencias de este proceso de transformación encajan perfectamente con los pilares establecidos para los Fondos Europeos Next Generation y, por tanto, no hay que hacer un esfuerzo especial en "inventar" proyectos en lo que aplicarlos, ya que están identificados por el sector desde hace tiempo. Si aunamos el impacto tan negativo de la pandemia sobre el sector con un encaje de los aspectos transformacionales necesarios, el sector turismo cumple de sobra con todos los requisitos para ser beneficiario de los fondos europeos de forma prioritaria.

Para comenzar, las inversiones asociadas deben recoger con garantías un modelo de largo plazo, que, aunando inversión pública y privada, actúe sobre las principales palancas que nos deben mantener y reforzar nuestra posición de liderazgo en un futuro. Estas palancas de transformación no son responsabilidad exclusiva del sector privado o las instituciones públicas, se trata de una responsabilidad conjunta que debe dirigirse hacia la misma dirección, con esfuerzos e inversiones conjuntas.

Por otro lado, la transformación de los destinos más maduros y la eliminación del turismo de excesos es una prioridad. Se ha de desarrollar un modelo de infraestructuras públicas que hagan nuestros destinos más atractivos y sostenibles, juntamente con la incentivación por parte del Gobierno de la transformación de los activos turísticos de empresas privadas, para poder captar y vincular un perfil de turista de mayor valor. Por tanto, es esencial fomentar la creación de un modelo de oferta turística que enfatice nuestra cultura y costumbres y que ayude a crear un vínculo entre turista y destino, alejándonos del modelo de turista de perfil bajo, que solo está interesado en tener los mismos negocios que en su país, y cuyo único interés es disfrutar del clima y la orografía de España.

Esto hace necesario el desarrollo masivo de estrategias de digitalización que permitan inspirar y captar al turista que nos "interesa", que le permitan transaccionar de forma sencilla con la oferta turística del destino, de manera que pueda personalizarse su experiencia. Este contacto con el turista no debe perderse en ningún momento, y las tecnologías nos deben ayudar a guiarlo mientras está en el destino y vincularlo una vez ha finalizado su experiencia para que repita.

El uso masivo de datos y técnicas de analítica avanzada se impondrán como elemento dinamizador de la relación turista y empresarios del destino. Esta misma digitalización debe servir para diseñar estrategias de esponjamiento de los núcleos más saturados de turistas, lo que obligará a desarrollar subdestinos alternativos, que permitan reducir la gentrificación de los puntos de interés más saturados. Así le creará una relación armónica y virtuosa entre el ciudadano local y el turista, que podrán convivir sin los inconvenientes de la masificación y con la riqueza del intercambio cultural.

El contacto directo con el turista permitirá desarrollar modelos de distribución de nuestra oferta turística directamente al turista, reduciendo claramente la dependencia de intermediarios de países emisores que no siempre tienen los mismos intereses en potenciar nuestros destinos que nosotros.

Esta transformación de los destinos maduros irá acompañada de inversiones en nuevos modelos de negocio, muy orientados a la desestacionalización y a crear nuevos usos de los activos como puedan ser la larga estancia, el coworking, o fomentando el coliving que puede resolver problemas de vivienda en destinos masificados. Sin duda la sostenibilidad, en un sentido amplio, será un foco de inversiones que también deberían ser apoyadas por los Fondos Europeos.

Pero esta transformación no solo debe venir incentivada de por los Fondos Europeos, sino que debe venir acompañada de reformas legislativas que incentiven y apoyen al sector para que, a pesar de la situación crítica, siga invirtiendo en negocios que nos han llevado a ser líderes mundiales.

Este no es un proceso de corto plazo ni obvio. Esto debe ser una apuesta estratégica de país y por tanto se impone un plan estratégico de consenso nacional, que más allá del signo de los Gobernantes, unifique fuerzas con las instituciones privadas, para que, de forma conjunta, hagamos nuestro modelo turístico más sostenible, más próspero, más motor de nuestra economía y más líder mundial de lo que nunca hemos sido, a pesar de la pandemia y más allá de las inversiones de los Fondos Europeos Next Generation.