Adiós a la quiebra en menos de tres meses

Mario C. Ramírez acumuló tras una baja impagos de 46.000 euros, que liberó en tiempo récord

Benyara Machinea

Mario César Ramírez es uno de los tantos canarios que se han beneficiado este año de la Ley de Segunda Oportunidad. El vecino de Las Palmas de Gran Canaria trabajaba como conductor, con un sueldo acomodado, hasta que sufrió un accidente y cogió una baja laboral que trastocó toda su economía. De un día para otro, se vio con una deuda de 46.000 euros a sus espaldas y su teléfono fijo se convirtió en el blanco de los acreedores.

Agobiado por las deudas, empezó a informarse sobre las condiciones necesarias para acogerse a la ley y vio que cumplía con todos los requisitos. El vecino de la capital inició un proceso judicial en el despacho de Canarias Sin Deuda que terminó en tiempo récord: en menos de tres meses había dejado atrás las facturas y tenía la oportunidad de empezar de cero.

«Era un agobio continuo: te llamaban desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche», aseguró el beneficiario. Su día a día giraba en torno a sortear las dificultades económicas que afrontaba junto a su madre, de 90 años, a la que también ayudaba con los gastos de la vivienda. Tenía que hacer frente a facturas mensuales de 1.800 euros con un salario que apenas superaba los 1.000 euros, una tercera parte de lo que ganaba cuando aún trabajaba. «Tenía que hacer virguerías», sentenció.

El detonante

Ramírez explica que todo surgió a raíz de un problema en la espalda, que le impedía realizar su trabajo como conductor y que empeoró hasta provocar una incapacidad permanente. El afectado asegura que los acreedores «no le daban una opción» para aplazar los pagos o bajar las cuotas, solo le insistían en que pagara lo que debía y que, si no era capaz, acudiera a los juzgados.

«Me puse en contacto con el despacho, les envié toda la documentación que me pidieron y me informaron de que era viable y que me iban a quitar, al menos, un 50% de la deuda, que terminó siendo el 100%», destacó el exconductor.

Su abogado, Samuel Díaz, explica que «no es habitual que el proceso sea tan rápido», pues por lo general suele rondar los seis meses de espera, aunque hace años, cuando empezaron a analizar los primeros casos, no bajaba de los dos años. El letrado añadió que «se consiguió de una forma absolutamente rápida en lo que a nivel judicial se refiere». «Lo que yo pongo en valor es la colaboración del cliente, que no es tan habitual y nos lo ha puesto muy fácil», insistió.

«Las salidas que le quedaban eran: uno, dejar de pagar para poder seguir asumiendo las facturas que de normal seguía teniendo; y, dos, utilizar este mecanismo legal como salvamento económico para poder volver luego a su vida anterior y afrontar su vida sin deudas», expuso el abogado.

Con más calma

Ahora hace frente a su día a día «con más calma» que antes, según explica el vecino de la capital, mientras se sigue recuperando de unas lesiones que le han llevado a pasar por quirófano en varias ocasiones. «Animo a cualquier persona que esté en una situación similar a que pida ayuda, que llame y se informe porque le van a atender y, si es viable, va a tener la oportunidad de recuperar la tranquilidad y salir adelante para tener una vida normal», concluyó.

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