El informe final de la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER) sobre la configuración del mercado mayorista de la electricidad en la Unión Europea insiste, como ya apuntara en noviembre pasado, que la crisis energética actual no es resultado del diseño del mercado sino de una crisis de precios del gas, agravada por la guerra de Rusia en Ucrania y las tensiones geopolíticas, que ha impactado de lleno en la factura de la electricidad y que de intervenir en el mercado debe hacer con “prudencia” en situaciones de “extrema presión”. El regulador admite, no obstante, que hay mejoras posibles para integrar más el mercado, lograr la decarbonización y aumentar la independencia energética en los próximos años y sugiere la adopción de 13 medidas para aliviar la situación.

“ACER considera que el actual diseño del mercado mayorista de la electricidad garantiza un suministro de electricidad eficiente y seguro en condiciones de mercado relativamente ‘normales’. Por lo tanto, nuestra evaluación es que vale la pena mantener el diseño actual del mercado”, señala el análisis que responde a una petición del Ejecutivo comunitario a raíz de la ofensiva lanzada por países como Francia, España, Italia o Portugal y las peticiones de intervención en el mercado eléctrico para rebajar los altos precios de la luz. 

Según los expertos, el sistema actual no es el culpable de la crisis energética que vivimos y por tanto no es necesario entablar una reforma profunda. Al lo contrario, entienden. “Ha contribuido en cierta medida a mitigar la crisis actual, evitando los recortes de electricidad o incluso los apagones en algunos sectores”, sostienen cifrando en 34.000 millones de euros anuales los beneficios estimados por la integración del mercado. El problema, reconocen, es que el sistema no está pensado para una situación de “emergencia” como la que vive actualmente la UE, lo que ha obligado a la mayoría de gobiernos europeos a introducir medidas temporales de alivio, particularmente medidas para apoyar a los consumidores más vulnerables. 

Más intervención, más distorsión

La conclusión en todo caso es rotunda. Como regla general, cuanto más intervencionista sea el enfoque de un Estado miembro, mayor es el potencial de distorsión del mercado, especialmente a medio y largo plazo, y las distorsiones pueden llevar a una reducción de la innovación, frenar la inversión del sector privado, influir en la percepción del riesgo político y poner en riesgo la seguridad del suministro. “Las medidas de emergencia mal diseñadas o la distorsión de las señales de precios, interfiriendo en la formación de los precios del mercado, pueden hacer retroceder la integración del mercado de la UE y la competencia poniendo en peligro los beneficios logrados hasta ahora y, posiblemente, aumentando el coste global de la transición energética en el futuro”, alertan sin mencionar el acuerdo político cerrado esta misma semana por España y Portugal con la Comisión Europea para topar el precio del gas durante los próximos doce meses con el objetivo de abaratar la luz.

De hecho, recomiendan “prudencia” a la hora de embarcarse en intervenciones de este tipo en el mercado mayorista en lo que definen de ‘tiempos de guerra’. “La necesidad de intervenir en el funcionamiento del mercado debe considerarse de forma prudente y cuidadosa en situaciones de extrema presión y, si se lleva a cabo, lo ideal sería tratar de atajar las causas del problema de raíz (actualmente los precios del gas)”, recomiendan sobre una medida que si bien puede aliviar a corto plazo también puede suponer un riesgo a largo plazo. Por eso, si los gobiernos consideran necesario intervenir, ACER insiste en que deben acompañar las medidas con otras que aceleren la reducción de la demanda de gas (esfuerzos de eficiencia, cambio de combustible, etc.) y que presionen a la baja los precios como, por ejemplo, la búsqueda de suministro alternativos de gas natural licuado (LNG) a menor coste.

A largo plazo, los expertos sí apuntan a la posibilidad de introducir una “válvula de alivio temporal” que se activaría cuando los precios mayoristas de la electricidad cambian inusualmente rápido a niveles altos durante un periodo sostenido. “No se trata de opciones inmediatas para paliar los extraordinarios precios actuales, pero pueden aliviar la posible preocupación por las futuras crisis de los precios de la energía”, estima el regulador cuyo informe alimentará los debates de la Comisión Europea a quien los líderes europeos han encargado propuestas para finales de mayo para abordar el problema de los precios elevados de la electricidad. Para limitar la exposición al precio del gas y asegurar un suministro adicional que permita compensar la desaparición del gas ruso del mix europeo, también recomiendan mejorar la contratación a largo plazo y un aumento de las reservas para garantizar la seguridad del abastecimiento y un sistema más flexible.