Antonio Rodríguez centra su trabajo en el uso de las nuevas tecnologías para las empresas y las bitcoins. Se aventura a lanzar un pronóstico sobre cómo gastaremos dinero en el futuro. 

Profesor del Instituto de Empresa, trabaja a fondo asuntos relacionados con el blockchain. Aunque se trata de una tecnología claramente al alza, seguro que muchos ciudadanos no la conocen aún. ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de blockchain?

Mi trabajo consiste en el estudio de las nuevas tecnologías y en comprobar cómo pueden impactar en los diferentes modelos productivos. Y dentro de estas nuevas tecnologías, que en el futuro serán muy importantes, está el blockchain. Tiene que ver con el traslado de información por internet. Todos estamos ya habituados a trabajar por las redes, haciendo transacciones y generando unos datos que quedan almacenados en un servidor o en la nube. Lo que hace blockchain es que esos datos, en lugar de quedar almacenados en un único lugar, queden registrados en muchos puntos, que se llaman nodos. Hay cadenas que pueden incluir miles de nodos que almacenarían la información de las transacciones online.

¿Qué ventajas tiene esto en comparación con un sistema, digamos, tradicional?

Que se puede proteger mucho más la información con la que trabajamos. Imagine que tenemos una puerta. Si solo tiene una cerradura, el ladrón la puede forzar y entrar. Sin embargo, los nodos son como miles de cerraduras. Para entrar, habría que forzarlos todos a la vez. Eso es mucho más complicado.

¿Qué aplicaciones tiene para las empresas?

En el momento en que decimos que los datos quedan guardados en un entorno más seguro ya estamos dando aplicaciones muy valiosas para determinadas empresas. Pero es que además el blockchain consigue que las empresas sean más eficientes, que el modelo productivo sea mejor. Es más relevante para aquellas empresas en las que la gestión de los datos es especialmente valiosa. Por ejemplo, en medicina, podemos registrar nuestros datos médicos de una manera más segura, más fiable. Blockchain es un sistema que permite dar más fiabilidad a las comunicaciones fedatarias, todos aquellos en los que la trazabilidad tiene una especial importancia.

Le pregunto por la protección de datos. Con blockchain, pueden ser miles los nodos que cuenten con nuestra información. ¿Cómo puede ser esto bueno?

El hecho de que haya mil nodos no implica que todos estén viendo el detalle de nuestras transacciones. Queda registrada la información, pero no los ‘dueños’ de esa información, que serán los únicos que la puedan desencriptar a través de unas contraseñas.

¿Se trata de una tecnología aún muy incipiente o evoluciona rápidamente?

La Unión Europea está desarrollando su propia red, que ahorrará costes y tiempos y eliminará intermediarios. Se agilizan procesos que antes eran muy burocráticos.

Con todo, las principales aplicaciones son todavía para el sector financiero.

Sí, y dentro del sector financiero están las criptomonedas como el bitcoin, que es una aplicación de blockchain. Al ser una tecnología que da fiabilidad a los datos, es lógico pensar que encuentre más aplicaciones en el sector financiero, que es donde más valiosos son los datos. Las criptomonedas, y en concreto el bitcoin, surgen para garantizar el funcionamiento de blockchain.

¿Cómo se generan los bitcoins?

Tenga en cuenta que el euro, o el dólar, tienen detrás a una institución financiera que los controla. El bitcoin no. Como comentábamos, los nodos almacenan la información, los datos de los usuarios. Para que esa información se quede ahí es necesario que los ordenadores, que son muy potentes, generen lo que se llama un bloque. Que encripten la información. Cuando alguien hace eso el sistema le recompensa con bitcoins.

Hay un número limitado de bitcoins, ¿cierto?

Sí, por la propia forma de funcionar del sistema, el número es limitado. Cuando se genera un bloque el sistema retribuye en forma de bitcoins. A medida que avanza el tiempo van quedando menos, pero la retribución en bitcoins también es menor. Por ejemplo, hace años se pagaba cada bloque con 10 bitcoins y ahora con una parte de un bitcoin. El valor de la criptomoneda, evidentemente, ha aumentado.

¿Cuándo se acabarán?

Depende del grado de funcionamiento de la red, pero hay varios escenarios. Hay quien dice que pueden generarse nuevos bitcoins hasta el año 2100.

Si le parece, hablemos de las criptomonedas. ¿Son el futuro?

Es pronto para responder. La realidad es la que es. Son un activo financiero que es muy volátil, como puede verse en la cotización, por ejemplo, del bitcoin, que es el caso más representativo de criptomonedas. En términos de economía clásica, la valoración del euro, o del dólar, se justifica en que detrás tiene la reputación y expectativas de un país o región. El valor del bitcoin, en cambio, es el que quiera el mercado, no hay una realidad económica detrás del bitcoin.

Si tienen esta falta de control, ¿por qué la gente las usa?

Porque más allá de especular, le hecho de hacer transacciones sobre bitcoins es más rápido que hacerlo de forma tradicional. No hay un organismo regulador y las trasacciones con bitcoins con los bitcoins sin instantáneas.

Una ausencia de regulación puede no ser del todo buena.

Lo sería en un mundo perfecto, pero no es un mundo perfecto.

Y, además, hay un problema con los contratos a futuro, en bitcoins las fluctuaciones pueden suponer grandes sumas de dinero.

Es cierto, por eso pienso que el futuro, más que por las criptomonedas, irá por las monedas digitales, euros que no están en papel pero que siguen teniendo el soporte del Banco Central Europeo. En esto se está trabajando y dentro de cinco años el euro electrónico puede ser ya una realidad, que conviviría con la moneda tradicional y estaría mucho más controlado que los bitcoins.