La pandemia ha impactado en todo el tejido económico de las Islas, pero algunos sectores han podido capear mejor las consecuencias de la crisis. La industria canaria ha mostrado su fortaleza para afrontar una caída de la demanda sin precedentes en el Archipiélago. Con la marcha del turismo, las fábricas han tenido que adaptarse a la nueva realidad, pero a pesar del descenso en la producción, han logrado aumentar el número de trabajadores frente a los que tenía a principios de 2020.

La industria ocupaba en las Islas en el primer trimestre de este año a 42.810 personas, casi 5.000 más que las que trabajan en el sector en el primer trimestre de 2020, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). La actividad ha conseguido mantener el empleo, a pesar de una importante reducción de la producción y la cifra de negocio. La industria canaria cerró el año pasado con una bajada de la producción del 10,4%, la más acusada en once años, mientras que los ingresos de las fábricas de las Islas se contrajeron de media un 17,4% el pasado ejercicio. «Aunque ha habido una disminución de la actividad no ha existido una caída del empleo industrial», afirma Raúl García, presidente de la Asociación Industrial de Canarias (Asinca), algo que se ha sostenido gracias «a los recursos propios de las empresas».

Instalaciones de Biomca Química. | | DELIA PADRÓN

Las fábricas isleñas no dejaron de trabajar ni siquiera en los peores momentos del confinamiento, no solo para «seguir fabricando productos específicos para el mercado canario y que no hubiera escasez en ningún momento», sino que también se crearon nuevas líneas de producción para empezar a producir mascarillas, geles o mamparas protectoras con los que hacer frente a la emergencia sanitaria.

Decreto del estado de alarma

Tras el decreto de estado de alarma el 14 de marzo de 2020 y la paralización de la mayor parte de la actividad económica, las fábricas experimentaron como la demanda de ciertos productos se desplomaba, mientras que la de otros se disparaba. Aquellas producciones más vinculadas a la hostelería y la restauración vieron reducidas sus ventas al mínimo, frente a los que pudieron canalizar cierto volumen de sus productos hacia los lineales de los supermercados.

Producción de frutos secos en la fábrica de La Gaviota. | | E. D.

«En el origen de la pandemia parte de nuestros productos experimentaron un importante crecimiento, fruto de la ansiedad generada por el confinamiento», expone Jorge Sánchez, director general de Aperitivos Snack, pero al mismo tiempo vieron como los formatos más vinculados a la restauración caían en picado.

De un día para otro, el Grupo Harinalia se encontró con un 70% de sus clientes cerrados, aunque la producción no se vio afectada en ese mismo porcentaje, ya que se compensó en parte «con la exagerada demanda de harinas envasadas y pan», explica Áureo Cutillas, director gerente del grupo.

Al igual que las empresas de otros sectores, en el arranque de la pandemia las industrias canarias también debieron adaptarse para tratar de evitar que el coronavirus pudiera paralizar la producción en el caso de que hubiera un brote en el centro de trabajo.

Nuevas medidas

Las medidas anticovid tuvieron que implementarse a toda prisa y fue así como muchas empresas establecieron los equipos burbuja, la limitación de la ocupación, los equipos de protección y se incrementaron los stock para evitar el desabastecimiento. «En esas circunstancias excepcionales la industria canaria siguió trabajando normalmente y todos sus trabajadores, dieron ejemplo acudiendo a sus trabajos, lo que demuestra el compromiso con Canarias», valora el presidente de Asinca.

Como ocurre en otros sectores del Archipiélago y a diferencia de lo que pudiera parecer, la industria canaria también se ha visto muy afectada por la falta de turistas, ya que en mayor o menor medida, muchos de los productos elaborados en las Islas tienen como consumidor final a los millones de visitantes que pasaban aquí sus vacaciones .

Sector hostelero

Algunas de las empresas que más han sufrido que el sector hostelero se haya resentido tanto son las industrias alimentarias, que vieron como de un día para otro una parte muy importante de sus clientes en el Archipiélago se esfumaba. Una de ellas es la Compañía Cervecera de Canarias. Desde el inicio de la pandemia ha sufrido un descenso significativo en la producción, de entre un 20 y un 30%, con una especial incidencia en los formatos mayoritariamente utilizados en el canal hostelería. El descenso en algunas islas ha alcanzado incluso el 50%. «Todo ello desemboca en un aumento de los costes por hectolitro, además tener que gestionar stocks de producto en nuestros almacenes para una demanda casi inexistente en hostelería», detalla Jorge Francisco Ortega, director de operaciones de la empresa.

El sector vitivinícola también ha experimentado un descenso importante de sus ventas en el último año. Esteban Reyes, director de Viticultura San Juan S. L, afirma que la afección ha sido de casi un 50%, ya que muchos hoteles han estado cerrados y los bares y restaurantes llevan meses trabajando con duras restricciones que han reducido el consumo. «Se hace tremendamente complicado colocar género en el mercado», lamenta y asume que si bien en el inicio de la pandemia el canal de la alimentación y la venta online funcionaron bien, «ni por asomo pudieron compensar la pérdida de ventas».

Ante el cierre de algunos canales de comercialización, algunas industrias del Archipiélago han tenido que reinventarse y se pusieron manos a la obra para fabricar productos que con la llegada de la pandemia se hicieron más necesarios que nunca. Biomca Química, primera empresa de Canarias en la fabricación de hipoclorito sódico, un desinfectante universal que se usa por ejemplo para el tratamiento de piscinas, incorporó una nueva línea de negocio precisamente con la fabricación de gel desinfectante. «Hemos hecho un enorme esfuerzo en el capítulo de gastos, sin tocar el de personal», indica Miguel Valcárcel, consejero delegado y gracias a ello cuentan ahora con una solución homologada por el Ministerio de Sanidad con la que quisieron poner su granito de arena «en la lucha contra la pandemia en Canarias».

Una producción reducida

Con una producción reducida a la mitad durante muchos meses y con un stock de producto para hostelería al que no pueden darle salida hasta que la situación cambie para el sector, la empresa Protisa, fabricante de papel para productos de uso doméstico e industrial, también se volcó en tratar de crear nuevas líneas de producto que pudieran «ayudar a Canarias en las necesidades que tuviera en cada momento de la pandemia», afirma su consejera delegada, Raquel Malo Serisa.

La compañía adaptó una máquina servilletera para producir mascarillas de papel de celulosa absorbente. Además, ha desarrollado y patentado un modelo de toalla especial para peluquerías, pero que también puede tener un uso hospitalario y han desarrollado un papel higiénico envuelto de forma individual en plástico reciclado para mejorar su higienización. «Son productos nacidos a raíz de la pandemia, pero que han venido para quedarse en nuestro catálogo», detalla.

Esa adaptación a la nueva situación ha tenido que ir necesariamente aparejada a una adecuación del suministro logístico de las industrias. Así lo ha hecho La Gaviota Alimentación, que comercializa diferentes variedades de frutos secos. Su director general, David Pérez, expone que «desde el primer momento entendimos que la resolución de esta situación sanitaria, estaba fuera de nuestro ámbito de influencia», pero eso no significaba que la empresa no pudiera hacer nada al respecto. «Decidimos fortalecernos desarrollando proyectos internos», expone, al mismo tiempo que están muy pendientes «de la evolución de los diferentes sectores con el objetivo de ir ajustando nuestro suministro a la recuperación progresiva de la demanda».

Vista puesta en el año 2022

Aunque ya se ha dejado atrás el Año I de la pandemia, -el 2020 fue el segundo peor año de la historia para la industria isleña, al menos desde que existen registros-, los efectos de la crisis que se ha generado continúan afectando a las fábricas canarias. El sector en el Archipiélago coincide en que en 2021 no se logrará alcanzar la tasa de actividad que existía en 2019, cuando la crisis sanitaria no había hecho aún su aparición. Todas tienen la vista puesta en el último trimestre del año, un momento en el que esperan que el avance de la vacunación permita el despegue de la recuperación con la reactivación del turismo. Pero insisten en que al menos hasta 2022 no se podrán alcanzar los niveles de producción previos a la pandemia.