Un proyecto ideado por el doctor en Ingeniería Industrial y profesor de Energías Renovables, Antonio Pulido, y el catedrático de Matemática Aplicada, Gabriel Winter, ambos de la Ulpgc, muestra la capacidad del viento para generar seis fuentes energéticas distintas. Según sus cálculos, la planta de hexageneración que proponen supondría una inversión de 18 millones de euros y podría generar más de 500 empleos.

La idea que han puesto sobre la mesa del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco) introduce novedades sobre lo visto hasta el momento, como por ejemplo, la captación de nitrógeno del aire para producir amoniaco. A juicio de Winter, este compuesto (NH3) puede «jugar un papel importante durante el periodo de transición y supone un impulso para la descarbonización» que persigue la Unión Europea (UE).

Comenzando por el principio, Winter y Pulido desarrollan parte de su labor en el Instituto de Sistemas Inteligentes y Aplicaciones Numéricas en Ingeniería de la Ulpgc (Ceani-Siani). Desde allí comenzaron a trabajar en un proyecto capaz de sumar al boom de soluciones al cambio climático que se desató el pasado año. Los principales problemas sobre los que fijaron su atención fueron el almacenamiento de los excedentes de energía eólica gestada los dos aerogeneradores de cinco megavatios cada uno que se colocarían en el océano de Canarias.

Esas máquinas verterían en la central de hexageneración para, uno, desalar agua; dos y tres, absorber oxígeno y nitrógeno del aire, donde el último es el gas más abundante y su aislamiento es sencillo; cuatro, romper moléculas de agua (hidrólisis) para obtener hidrógeno destinado al consumo final y; cinco, también a la fabricación de amoniaco.

Fuel ecológico

La sexta posibilidad es el aprovechamiento del dióxido de carbono de la central térmica cercana para la elaboración de fueles ecológicos. Es posible porque la ubicación prevista para este prototipo es la zona de influencia de la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan). Es decir, este último camino para la obtención de productos energéticos no se repetirá en otros lugares en los que ubique.

Winter destaca el carácter modulable y escalable de la idea. De tal manera, que puede ser la solución para áreas concretas mientras que en otras, alejadas de la costa, por ejemplo, el remedio vendrá por otras vías. Además, las características específicas de la demanda marcarán qué partes del proyecto hay que abordar para satisfacerla. Por ejemplo, puede bastar con la obtención de hidrógeno para nutrir la red eléctrica y el parque móvil local (o insular) y prescindir del resto de posibilidades que ofrece la idea original.

¿Qué hace falta para concretar el proyecto? «Una desaladora de ósmosis inversa, un electrolizador, una pila de combustible, una hidrogenera (surtidora de hidrógeno), un generador de nitrógeno, una o más baterías eléctricas, una estación de recarga para vehículos eléctricos, un generador de combustión de hidrógeno y/o amoniaco, un sintetizador y craqueador de amoniaco e instalaciones complementarias como los depósitos, bombas, compresores y elementos auxiliares».

Además del Miteco, también el Cabildo de Gran Canaria ha visto con buenos ojos la iniciativa «para el impulso de la energía sostenible dentro de los trabajos de desarrollo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR)», según reza la memoria resumida hecha pública. El objetivo es optar a los fondos europeos para la recuperación económica aprobados por la UE y que reservan un capítulo para la descarbonización y electrificación.

También distintos departamentos del Gobierno de Canarias tienen conocimiento del proyecto, que «cuenta con apoyo de la Autoridad Portuaria de Las Palmas» y, a decir de sus promotores, ha despertado el interés de las empresas privadas a las que se les ha hecho llegar hasta el momento.

Los padres de la idea, a los que se ha sumado en los últimos meses la catedrática de Economía de la Ulpgc Lourdes Trujillo, prevén la creación de 86 puestos de trabajo directos. A ellos se sumarán otros 439 empleos indirectos, un año después de ponerse manos a la obra. «Entre ellos diez docentes y quince promotores», porque «hará falta gente formada en su uso y manejo, así como posibilidad de réplica de lo aprendido» en el campo de prueba «para su expansión en diversos puntos» de las Islas.

La construcción y desarrollo del proyecto se prolongará por entre cuatro y cinco años. Además contempla la posibilidad de integrar las innovaciones que surjan en ese periodo o prescindir de las partes que pierdan competitividad por esa misma causa. El carácter de prototipo con el que se presenta y su desarrollo en el campo de pruebas de la Plocan sirven para superar los problemas normativos a los que se enfrentaría en el mercado libre. La legislación aún no contempla algunos de los procesos que contiene la idea.