La solución para JSP no está en la simple llegada de capital capaz de relanzar a la compañía. La división interna puede dificultar cualquier solución y la opacidad con la que se conduce el proceso añade al escenario la desconfianza de quienes no están en primera fila y la intranquilidad de una plantilla de trabajadores a la que se adeuda más de un millón de euros y ha cobrado una cuarta parte del salario de abril. Sobre la mesa, solo está la oferta de Hiperion, fondo de inversión de raíz asturiana que comandan el abogado y expropietario del Real Oviedo Celso González y el médico y presidente de Quirónsalud, Víctor Madera.

Lo de Hiperion empieza a sonar a huida hacia adelante, a as en la manga por si las cosas se ponían feas. Y se pusieron y mucho el pasado fin de semana cuando el fondo alemán Quantum tiró la toalla. Fuentes cercanas a la negociación señalan que los germanos dijeron adiós porque «no les daban los números». Otras voces aluden a la escasez de tiempo como principal responsable y recuerdan que el intento frustrado de venta de Celgan a Kaiku en 2017 llevó seis meses de conversaciones, dos más de cotejo de la documentación contable y una negociación posterior en la que todo se fue al traste.

Es cierto que, al menos hasta el estallido de la pandemia, a Hiperion le ha ido bien en el negocio hotelero de Ibiza. Tras la detención del propietario del Grupo Playasol, Fernando Ferré, el fondo tomó la gestión de la compañía y cuatro años después lanzó una oferta para quedarse con los activos. La operación incluía una deuda hipotecaria de 270 millones de euros y la inversión de 20 millones más para traer al presente una planta alojativa obsoleta y con el servicio minimalista que demanda el turismo de borrachera.

Al relato le falta, no obstante, un dato fundamental. Hiperion no estuvo solo en el centro de ese escenario. Lo acompañó la inmobiliaria Sunparty, artífice financiera de la operación. En el caso de JSP no se le conoce, hasta el momento, partner alguno.

Las cosas han cambiado desde entonces. Un claro ejemplo de ello es que en 2016 Víctor Madera recibió 6,1 millones de acciones de la multinacional alemana Fresenius por la venta de Quirónsalud. Los títulos, que hubo de mantener dos años en su poder, se valoraron entonces en 400 millones de euros y los germanos desembolsaron un total de 5.760 millones de euros para tomar el control del principal grupo sanitario privado de España.

Siguiendo con el quién es quién de Hiperion, el otro gran accionista –controlan el 75% del capital entre los dos–, Celso González, es presidente desde hace tres décadas del grupo jurídico Lener, que tiene en el Derecho Mercantil su radio de acción. Entre sus especialidades destacan las «actividades de turnaround y reorientación de empresas en dificultades».

Hechas las presentaciones es hora de volver al estado de cosas que se vive en JSP. De sus más de 50 millones de euros de deuda –o más, porque la suma creció vertiginosamente en horas desde el momento en que apareció la posibilidad de Hiperion– son principales tenedores los bancos.

Con la crisis de 2008 comenzaron los problemas serios para esta industria canaria de alimentación. El parón económico convirtió en papel mojado los planes para amortizar las inversiones que había realizado en los años anteriores y comenzó a crecer la deuda.

No hubo acierto en las decisiones que se adoptaron a partir de ese momento, entre las que se incluyó alguna huida hacia adelante que no hizo sino engordar el pasivo. A una reestructuración le siguió otra y a los bancos comenzó a agotárseles la paciencia al sumarse incumplimientos de los planes de viabilidad. Como resultado de todo ello, condicionaron el último suministro de oxígeno financiero a la inclusión en el consejo de administración, como independientes, de sendos representantes que les fueran afines.

Esa mayoría sirvió a Manuel Márquez y Pedro Casaño para instar el preconcurso el pasado mes de marzo. «Si la empresa no está en condiciones de devolver lo que debe, están obligados a actuar así. De lo contrario, podrían incurrir en responsabilidades a atender con sus propios patrimonios», señalan fuentes jurídicas.

Sin embargo, el dos contra uno (Josilac, que ostenta la mayoría de los títulos y administra José Sánchez) no sirve de nada cuando se trata de elegir comprador. Así pues, si la familia Sánchez se decide por Hiperion, nadie puede detener la operación. Y esa maniobra pasa por que los descendientes del fundador (José Sánchez Peñate) se mantengan como socios industriales y como integrantes del consejo de administración, además de retener un porcentaje de los títulos aún por determinar.

A los hombres de la banca en el órgano de dirección no les ofrece garantías el fondo asturiano y prefieren llegar al concurso, que habría de instarse en los primeros días de julio. ¿Tanta desconfianza como para preferir quitas de una deuda que tienen provisionada en buena parte antes que negociar con un nuevo capital? Parece que sí. Y mientras, los trabajadores ávidos por colaborar, otra vez, en la pervivencia de JSP.