El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, fue el encargado de presentar a su homóloga balear, Francina Armengol, en el discurso que esta dio la semana pasada en el marco de los Desayunos de Europa Press. La comunicación entre Torres y Armengol es constante y fluida, una sintonía que los dirigentes de las dos Comunidades Autónomas más castigadas por la pandemia han exportado a sus respectivos gabinetes. Ambos Ejecutivos han decidido compartir estrategia y medidas ante la reapertura al turismo internacional, un proceso al que el Gobierno de Pedro Sánchez dio el pistoletazo de salida con el anuncio de que los británicos –maná para las depauperadas economías canaria y balear– podrán venir a España sin restricciones a partir del 7 de junio. La Consejería de Sanidad está pisando el acelerador para llevar la orden que regulará la entrada de pasajeros al Consejo de Gobierno de este jueves. No obstante, el Govern ha aprobado una serie de medidas para el caso de los viajeros y turistas nacionales –en vigor desde el domingo y hasta el 5 de junio– en línea con las que pondrá en práctica el Gabinete canario. Entre ellas está dar vía libre para que los vacunados puedan entrar en las islas sin tener que presentar ningún test o prueba.

En todo caso, el Gobierno de Canarias –como el Govern y los Ejecutivos de las demás Comunidades Autónomas– tendrá que atenerse a lo dictado por el Estado. Así pues, y se esté o no de acuerdo, desde el próximo lunes 7 los británicos y los ciudadanos de otros diez países –incluidos Irlanda del Norte, Israel y Japón– y de dos de las regiones chinas con estatus especial –Hong Kong y Macao– podrán entrar en el Archipiélago sin restricciones. Sobre esta base, el Gobierno de Ángel Víctor Torres trabaja ahora para normalizar la entrada de turistas, tanto nacionales como extranjeros, en la medida de lo posible. Y lo hace junto con el Govern de su correligionaria Armengol –son compañeros de militancia en el PSOE–, con lo que la estrategia de una y otra región será, a grandes rasgos, la misma.

Canarias quiere acompasar la entrada en vigor de la orden de Sanidad con la estatal, es decir, que ambas disposiciones se apliquen desde el 7 de junio. El Ejecutivo regional tiene la opción de aprobar las medidas para la reapertura turística tanto con un decreto como con una orden departamental. Al final se ha optado por esta última fórmula, que no exige que el documento pase por el Consejo de Gobierno antes de su aprobación y publicación. Sin embargo, el responsable del área de Sanidad, Blas Trujillo, ha decidido llevar la orden a la reunión que el Consejo celebrará pasado mañana. Tanto por la importancia de su contenido como por el hecho de que este afecta a la política de varios departamentos, sobre todo al de Turismo.

Más allá de los detalles, no habrá grandes sorpresas en el texto elaborado por los técnicos de Sanidad. Como ya ocurre en Baleares con los españoles, Canarias abrirá sus fronteras sin traba alguna a las personas, con independencia de su nacionalidad, que acrediten estar vacunadas contra la covid-19. Está por decidir, eso sí, qué hacer con viajeros que solo hayan recibido el primer pinchazo de una vacuna de dos dosis. En el caso de españoles, el Govern también les va a permitir la libre entrada a Baleares siempre que la primera dosis de la vacuna se la hayan puesto en los 15 días inmediatamente anteriores a su llegada al archipiélago.

En principio, la idea –tanto en Canarias como en Baleares– es que a los extranjeros sí se les exija la pauta completa de vacunación, máxime si se tiene en cuenta que esto en ningún caso regirá para esos once países, con el Reino Unido en primer lugar, para los que el Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido abrir las fronteras sin ningún tipo de cortapisa.

Baja incidencia

También en línea con la decisión del Ejecutivo central, ambos archipiélagos rebajarán las exigencias para las personas provenientes de países o territorios donde la pandemia esté bajo control, esto es, donde la incidencia del virus esté por debajo de un determinado umbral. En el caso de los nacionales, tampoco se les exigirá prueba alguna si vienen de Comunidades Autónomas donde se hayan registrado menos de 60 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días. En cuanto a los foráneos, se barajan dos posibilidades: establecer la misma ratio que para los españoles o fijarla en 50 casos por cada 100.000, excepto para los viajeros europeos de países con semáforo en verde –menos de 25 casos por 100.000 habitantes–, que no tienen que cumplir requisitos en virtud de la orden estatal.

En el resto de los casos, que conforme avance la vacunación serán cada vez menos, se mantendrá la exigencia de una prueba o PCR negativa.

La cepa india amenaza con otro zarpazo al sector

Para las economías canaria y balear es vital lo que ocurra en dos países concretos: Alemania y el Reino Unido. Por eso se recibió de tan buen grado la decisión del Gobierno central de permitir la libre entrada a España de los británicos a partir del 7 de junio. Sin embargo, los problemas que se les presentan a los ingleses, escoceses o galeses que quieran pasar sus próximas vacaciones en las islas no están tanto en Arona, Adeje, Mogán o Palma de Mallorca como en Londres, Edimburgo o Cardiff. No en vano, es el Reino Unido el que sigue desconfiando de destinos turísticos como, en general, los españoles, a lo que se une ahora el notable crecimiento del número de casos de coronavirus por la cepa india –que en estos momentos es la que más preocupa a la comunidad científica internacional– en las islas británicas. Hay que tener en cuenta que la apertura que ha decidido el Ejecutivo estatal obedece al control de la pandemia en el Reino Unido, de modo que un repunte de casos implicaría necesariamente replantearse la decisión.