Bernabé Rodríguez Pastrana (Santa Cruz de Tenerife, 1951) es consejero delegado de Disa Retail. Asegura que si en El Hierro y La Gomera no tienen competencia es porque ningún operador ha hallado un atractivo empresarial para invertir en dichas islas. En su opinión, el extracoste en el combustible que se soporta en ellas -también en La Palma- tiene su origen en el transporte y, sobre todo, de almacenamiento del stock. Además, asegura que la instalación de más estaciones de servicio solo provocará que se dividan los ingresos entre varias empresas sin que aumente la demanda, por lo que los precios subirán aún más.

Dos informes aluden a la única existencia de Disa en La Gomera y El Hierro como factor que explica el mayor coste del combustible en ellas. ¿Qué opinión tienen al respecto?

Vamos por partes. Sobre la competencia le diré que Canarias siempre ha sido un mercado de libre competencia, desde mucho antes que la Península, donde hubo un monopolio por bastante tiempo. Desde un principio, los grandes operadores internacionales como Texaco, Exxon Mobil o Cepsa; desde 1933, también Disa. Cuando salió el estatuto del operador mayorista (1991), obligaban a estar al menos en cinco islas, pero nadie elegía las menores.

¿Por qué?

Porque tienen muy poco interés empresarial, por el nivel tan reducido de ventas.

¿Quiere decir que es una situación que no es nueva?

Le doy un dato. En los últimos quince años se han abierto 54 estaciones de servicio, ninguna en La Gomera y El Hierro, por algo será. Estos mercados son muy poco atractivos. Antes existían subvenciones al transporte para compensar, pero ahora no. Además, cuando se creó el estatuto hace 30 años, las islas mayores subvencionaban a las menores. Había un régimen de precios máximos y parte de él servía para compensar el sobrecoste de las menores. Eso desapareció con la liberalización de 1998, se quitaron las subvenciones y esas islas quedaron muy solas en lo que respecta a ayudas.

¿Y los precios máximos?

También terminaron. A partir de entonces cada cual fijó los suyos. Hay otro dato curioso. En 1927 se creó el impuesto de la gasolina, pero solo para Gran Canaria y Tenerife, no para el resto de islas. Ahí hay una clave.

Tamaño del mercado o de la demanda, aparte. ¿Algún otro factor espanta a los operadores?

El territorio canario está muy fragmentado y eso obliga a tener una factoría en cada isla, porque no puede transportarse el combustible por mar, sobre todo cuando hay condiciones meteorológicas adversas que impiden navegar. Cada isla exige una factoría y tener en ella un stock mínimo de seguridad para 30 días por lo que pueda pasar. Eso genera unos gastos a cubrir con independencia de que vendas un litro o diez. Y ese coste lo tienes que distribuir entre las ventas que tienes, que allí son limitadas, con lo que los precios suben. Si las islas no están subvencionadas, tienen que pagarlos.

¿Hablamos solo de transporte o también almacenamiento?

De ambas cosas, y el almacenamiento es lo más relevante. Alguien podría pensar que nos estamos llenando los bolsillos con el almacenamiento poniendo unas tarifas que sean una auténtica barrera de entrada para que nadie nuevo pueda estar en La Gomera y El Hierro. Somos los únicos que invertimos allí para tener una factoría y cualquier empresa que tenga un almacenamiento está obligada a lo que en el argot se llama dar paso, que es ponerla a disposición de terceros.

¿Sin excepción?

Solo hay una, los almacenamientos de la refinería, que no están obligados a dar paso, pero todos sabemos que la refinería de Santa Cruz de Tenerife ya no es tal. Sin embargo, no se ha dado de baja, con lo que no podemos almacenar ahí, no nos dejan. Es un caso a observar. Si nos dejaran almacenar, podríamos ser más competitivos y enviar los productos con menor coste a La Palma, La Gomera y El Hierro. Ahora mismo estamos haciendo el transporte desde Gran Canaria, que queda mucho más lejos.

Volviendo a la capacidad que tienen para que almacenen otros y la posibilidad de elevar el precio por ello. ¿No es así? ¿No intentan recuperar costes por esta vía?

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) lo vigila, las tarifas se publican de manera oficial y aun antes pasamos el filtro de la CNMC. Calculamos costes, un beneficio empresarial similar al que tienen las empresas logísticas de hidrocarburos de la Península y enviamos el resultado a la CNMC, que es la que los valida. Es totalmente imposible que alguien pueda sacar tajada por esta vía.

¿Qué peso tienen esos gastos logísticos en el negocio?

Es el asunto que no se ha sacado a relucir y existen en todas las islas. Lógicamente tienen mayor relevancia en función de las ventas, y ahí las más pequeñas pierden la partida, lo sufren más.

¿Esa demanda ha caído por la pandemia? ¿Cuánto?

Cerramos el año pasado con una caída del 21%, cuatro puntos más que en la Península. La diferencia puede ser pequeña, pero depende de con qué se compare. En los peores seis años de la crisis anterior el retroceso fue menor al que se ha registrado en 2020.

¿Temen la llegada de competencia a las islas más pequeñas?

Ahora se han instalado en La Gomera dos estaciones de bajo coste y sus precios son muy similares. En El Hierro hay una cooperativa de venta de combustible y sucede lo mismo. Cualquiera que entra ahí tiene que pagar el precio de tener una factoría, unos conductores y dos cisternas para tres estaciones de servicio. Eso es carísimo, evidentemente.

Ahora no hay obligación de estar en un número determinado de islas para poder operar en Canarias. ¿Por qué están ustedes en La Gomera y El Hierro?

Por compromiso social. En el pasado éramos la empresa a la que recurría el Gobierno como podía hacerlo con las cajas de ahorros. Los precios de las islas mayores nos compensaban los extracostes de las islas menores y decidimos estar. Las grandes compañías ponen el foco en el volumen de ventas. Tenemos estaciones de servicio que venden un millón de litros al mes en las islas capitalinas. En La Gomera o El Hierro las hay que solo venden 100.000 litros. La media de una estación en Tenerife está cerca a los tres millones de litros; la de La Gomera, un millón, y la de El Hierro, dos. Cuando una compañía trata de instalarse, siempre va a las islas más grandes. Ahora que no es obligatorio estar en un número determinado, casi todas las nuevas estaciones de servicio se han hecho en Gran Canaria y Tenerife; en La Palma tampoco ha visto la luz ninguna.

Una empresa que opera en régimen de monopolio es libre de recuperar en esa plaza lo que pierde en otras.

Pensar en ello es no atender a la dimensión de los mercados de La Gomera y El Hierro. Estamos hablando de entre el 1,5% o 2% de lo que se vende en el resto. Aunque multipliques por dos el precio, poco haces. El tamaño de esos mercados es tan pequeño que ese pensamiento no vale.

Otra fortaleza para tener una posición de dominio es contar con el mayor número de estaciones de servicio. ¿Les da capacidad de influencia a la hora de fijar precios?

Es algo que se malinterpreta, porque si bien es cierto que tenemos la mayor cantidad, no todas son propias. Las hay que se dejan para que las explote un tercero y otras, que son propiedad de un particular. Todos los años pueden cambiar de manos y pasar de un operador a otro. Solo ponemos el precio en las que gestionamos, que son el 25% en Gran Canaria y Tenerife; el 43%, en La Gomera; el 100%, en El Hierro, y en La Palma solo tenemos una, que sería el 5%. En Fuerteventura, un 36%, y en Lanzarote, un 24%. Por tanto, no es cierto que gestionemos la mitad en Canarias.

¿Por qué el diferencial del coste del combustible en las Islas respecto a la Península?

La lejanía, el transporte, los biocombustibles también se encarecen más. Todo lo que es la logística para poner el combustible en Canarias y repartirlo entre islas.

¿Qué opinión tienen del impulso que se da desde el sector público a la entrada de otros operadores?

Pueden promoverla, pero la principal promoción es que el operador vea la oportunidad de negocio. Si no la ven, no llegarán. Hablan de crear cooperativas públicas, pero están para lo que están. La Consejería de Industria ha impuesto sanciones muy elevadas, de hasta 600.000 euros, a alguna cooperativa de las islas menores precisamente por vender al público. Las cooperativas pueden vender a los cooperativistas.

Según usted, ¿no tiene valor ningún informe de los que se han realizado?

Yo lo respeto, pero no comparto las conclusiones.

¿Por qué?

Porque analiza la inexistencia de competencia pero no las causas de que no la haya. Cuando se habla de abrir nuevas estaciones, me quedo asombrado. En una isla como El Hierro, que tiene tres estaciones, abres otras tres y todas venden la mitad, porque lo que no va a incrementarse es la demanda. Los gastos de personal, luz o agua son los mismos, con lo que la necesidad de margen será mayor y subirán los precios, se conseguiría el efecto contrario. Es curioso que una cuestión tan elemental no se ponga de relieve.

Según lo pinta, ¿no hay solución a este problema? ¿Siempre pagarán mucho más las islas más pequeñas?

La hay. A corto plazo, suprimir los impuestos en esas islas. Un porcentaje muy alto del diferencial corresponde a los costes logísticos, llevar un litro a una estación de El Hierro o La Gomera es mucho más caro. Luego hay sobrecostes de otra naturaleza. Por ejemplo, a nadie se le oculta que hoy en día gran parte del negocio son las tiendas, y las de allí venden mucho menos. Pues bien, todos ellos sumados equivalen en El Hierro a lo que se paga en impuestos, y casi igual en La Gomera. Sin embargo, la recaudación es de 1,5 millones en la primera y poco más de dos en la segunda, de un total de 325 millones en Canarias Son cantidades muy bajas, de las que se podría prescindir para reducir el problema de forma rápida. El temor es que ese dinero se lo quede en el bolsillo Disa, lo dijeron en el Parlamento. Es absurdo, pueden vigilar que no sea así.