El sector comercial en Canarias no levanta cabeza. Después de cerrar 2020 con una caída del 14,7% en su facturación y pérdidas que superan los 4.200 millones de euros, la esperanza de recuperar las ventas a comienzo de año gracias a la campaña de Reyes y las rebajas se vino bajo al comprobar como ni siquiera los descuentos que alcanzaron el 70% pudieron atraer a los clientes. La caída de las ventas en enero en el comercio canario alcanzó el 18,5%, según los datos difundidos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un descenso en la facturación que tiene su reflejo en el empleo, con una reducción del número de ocupados en el sector del 8,3%. Ambos porcentajes sitúan a Canarias como la comunidad en la que más se han desplomado las ventas en el comercio minorista y las empresas isleñas son además las que han destruido un mayor volumen de empleo respecto al que existía hace un año.

Son datos muy preocupantes porque afectan a un sector muy importante para la economía canaria”, evidencia Abbas Moujir, presidente de la Federación de Áreas Urbanas de Canarias (Fauca). Y lo peor es que se han producido en un mes que tradicionalmente era bueno para este tipo de actividad, “se mantenía el empleo e incluso había ligeros crecimientos, pero este año el efecto rebajas no se ha producido”.

La caída de las ventas en el Archipiélago está muy por encima de la media nacional, situada en el 10,5%, y que la siguiente comunidad con un mayor descenso sea Baleares da una idea de la importancia que tiene el gasto turístico en las cajas de las tiendas canarias. A los comerciantes isleños les faltan más de diez millones de potenciales clientes, pero advierten que aunque este puede ser un factor determinante, sobre todo en la rebaja de la facturación de aquellas zonas más vinculadas al turismo, el descenso también se ha producido en otras localidades. En este sentido, Moujir destaca que aspectos como el teletrabajo también pueden tener su repercusión en el tejido comercial. “Muchas de las personas que antes caminaban de vuelta a casa del trabajo, ya no lo hacen y no miran escaparates ni hacen compras”, sostiene.

Para Carlos Bethencourt, presidente de la Asociación de Empresarios de Triana, no se está teniendo en cuenta que las medidas que se han tomado para frenar los contagios, como las limitaciones en la restauración o el toque de queda, tienen también su repercusión en el tejido comercial. “Estas restricciones nos han dañado mucho al binomio comercio y restauración”, concluye.

Unos malos datos que a pesar de que están teniendo reflejo en la destrucción de puestos de trabajo, este descenso está sostenido por la aplicación de los Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). “En estos momentos hay 15.000 personas del comercio en esta situación, si no se prorrogan más allá del 31 de mayo más de la mitad tendrá que ir al paro”, lamenta Moujir.

Bethencourt asegura que el grado de resiliencia que están demostrando las pymes del sector “es igual o incluso mayor al de las grandes empresas” y destaca que están aguantando más el empleo. “Se manda a los empleados al ERTE y es el empresario el que asume toda la responsabilidad y la carga de trabajo”, expone.

Ante esta situación, los empresarios solo esperan que puedan llegar cuanto antes las ayudas directas que tanto el Gobierno de Canarias como el Ejecutivo central han puesto en marcha. “Son insuficientes y llegan tarde, pero esperamos que puedan ingresarse lo más pronto posible”, apunta.

Para el presidente de Fauca las importantes ayudas que se esperaban para el sector han sido “decepcionantes” y critica que en Canarias se exija haber tenido una caída de ingresos por encima del 30% para poder acceder a ellas, algo que dejará a muchas empresas fuera de la convocatoria. Por eso, reclama un plan importante para el sector que incluya la ampliación de los ERTE, la exención de impuestos y ayudas directas.

Respecto a lo que ocurrirá en el horizonte más cercano los comerciantes no son demasiado optimistas. “No va a haber Semana Santa y en los próximos meses la tendencia va a ser igual”, lamenta Moujir, que considera que deben aplicarse medidas paliativas hasta que los índices de vacunación permitan una reactivación, que él estima en otoño de este año.

“La recuperación estará condicionada a las cifras de la pandemia y la mejor manera de estabilizarlas es a través de la vacuna”, recalca Bethencourt, quien lamenta que hasta que no se logre cierto grado de inmunización “esto va a seguir igual”.

Por eso, con el objetivo de mejorar la confianza de los consumidores, reclama que el personal del comercio y la restauración “sea vacunado lo antes posible”, ya que “estamos sufriendo restricciones como uno de los supuestos vectores de difusión” y esto asegura reduciría la incidencia asociada a estas actividades.