La organización agraria COAG quiere que la rentabilidad llegue a todo el sector agrario en 2021, la principal petición que ya expusieron en las protestas a principios de 2020 pero que quedaron eclipsadas por la irrupción de la pandemia aunque ésta les sirvió para ganar en reconocimiento social.

Así lo explica su secretario general, Miguel Blanco, en un balance de los últimos 365 días y unas perspectivas para los próximos 12 meses en los que, con permiso de las consecuencias de la Covid-19, los grandes temas del campo pasan por la necesidad de garantizar “precios justos”, la adaptación a una Unión Europea sin Reino Unido o el diseño del plan estratégico nacional de la próxima Política Agrícola Común (PAC).

Pero echando la vista atrás, Blanco comienza por lo positivo de 2020 para el campo y fue ese reconocimiento social; una valoración al agricultor y al ganadero que ya comenzó con el apoyo que recibieron por parte de la sociedad a las manifestaciones que protagonizaron en enero y febrero.

La expansión desde marzo del coronavirus por el país con la paralización prácticamente total de la actividad económica salvo para los sectores esenciales como el agroalimentario no hizo sino ahondar más en ese reconocimiento social, según recuerda. Fueron meses en los que tuvieron que hacer frente a retos en movilidad, llegada de temporeros que asegurasen la recogida de las cosechas o el cumplimiento de estrictas exigencias sanitarias que, según Blanco, han supuesto un “esfuerzo y un coste mayor al habitual”.

Aún así, “hemos mantenido las producciones” y hemos “demostrado resiliencia”, superando esta “prueba de esfuerzo” e incluso aumentando las exportaciones. Por eso, cree que el campo es un actor principal para recuperar la economía de España tras la Covid-19: “Hemos conseguido contribuir al mantenimiento de la economía nacional, tan maltratada”, indica.

Aunque agradece “los buenos sentimientos y reconocimiento” que ha generado el sector en 2020, se necesita “algo más; unos precios justos y rentas dignas”.