Los bancos ya realizaron un encarecimiento similar a finales del año pasado. Pero la crisis del coronavirus, con la consiguiente extensión de los tipos de interés oficiales ultrabajos y el más que previsible alza de la morosidad, les ha llevado a dar un paso más. La razón de fondo es la escasa rentabilidad del sector.

Los tipos de referencia en mínimos con los que el Banco Central Europeo (BCE) lleva años tratando de reactivar la economía europea penalizan el rendimiento que las entidades obtienen por los créditos. Eso explica la nueva ola de fusiones para reducir costes vía recortes de plantillas y oficinas.

"Todas las entidades apostamos no por cobrar (comisiones) de forma indiscriminada, sino a los clientes para los que no eres el primer banco, ya que no nos son rentables. Como la gente no está acostumbrada a pagar, no valora lo que nos cuesta prestar los servicios", explica un directivo bancario. Las entidades suelen no cobrar o fijar unas comisiones bajas a los clientes que tienen domiciliada la nómina y varios recibos y utilizan habitualmente la tarjeta.

El BBVA ha elevado los umbrales para beneficiarse de esta ventaja, además de empezar a cobrar por servicios como la retirada de efectivo en ventanilla, y CaixaBank ha optado por imponer un pago mayor a los que no cumplan las condiciones. El Santander ha ido más lejos y va a exigir también tener contratado un producto de ahorro, un crédito o un seguro.

El proceso viene de lejos. "Comenzó hace años y no ha concluido, teniendo en cuenta las previsiones de rentabilidad de los próximos años. Va a ser un grave problema y hay que recortar costes también vía ingresos, aumentando el peso de las comisiones. La banca presta un servicio y el cliente debe ser consciente de que debe pagarlo", explica Joaquín Maudos, director adjunto de investigación del Ivie. El peso de las comisiones en el total de ingresos del sector, añade, está por debajo de la media de la Unión Europea.

"En la próxima década el cobro de los servicios será? la norma", adelantó José María Roldán, presidente de la patronal bancaria AEB, en 2016. La "aparente gratuidad" de los servicios financieros, argumentó, no es tal, ya que las entidades la compensan con un "sobreprecio", cobrando más por el crédito y pagando menos por los depósitos, lo que favorece a los clientes que requieren más servicios a costa de los que tienen menos necesidades.

"El cliente tendrá? que acostumbrarse a pagar de manera explícita por aquellos servicios que antes pagaba de manera menos transparente, algo que no será? fácil ni pacífico, como tampoco lo es en el ámbito de la prensa o de las creaciones intelectuales en cine, música o literatura", advirtió. Las autoridades bancarias empujan en la misma dirección. En 2018, la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, lamentó que se haya "cubierto con el margen de intereses" el coste de los servicios. Por ello, reclamó al sector que el "precio que se cobra por un producto o servicio se corresponda con su coste total, incluida la prima de riesgo".

La recomendación se ha dejado sentir en las cuentas. Los ingresos por comisiones percibidas han subido un 12% desde 2016, año en que el BCE bajó el tipo oficial al 0%, hasta alcanzar los 15.134 millones de euros en 2019. En el primer semestre del presente año, obtuvieron 7.512 millones, con un alza del 1,4% pese a la recesión causada por el Covid-19.