Cuando sobrevienen situaciones excepcionales, como puede ser el caso de convocatorias de huelga por parte de los trabajadores de la estiba y desestiba en los puertos, siempre se alza a continuación un coro de voces que alerta sobre el peligro inminente de un crítico desabastecimiento de bienes de consumo en las Islas.

Quienes se encargan de anunciar a bombo y platillo tan dantesco escenario, también se han encargado ahora, aprovechando la situación de parálisis generado por el cero económico provocado por la pandemia del coronavirus, de amplificar sus mensajes apocalípticos. Y aún admitiendo que las Islas padecen una estrecha dependencia en materia de aprovisionamiento -con unos niveles que superan el 90% del volumen total de las importaciones-, la realidad no es tan dramática como algunos se empeñan en dibujar.

Sin entrar en polémicas, que además no marcan su rumbo, Juan Pedro Morales, un conejero que ocupa la presidencia de la Federación de Prácticos de España y mantiene con orgullo la bandera de la Fundación Canaria Correíllo La Palma, se remite en es sentido a las manifestaciones de un alto cargo de la empresa Boluda quien, no por casualidad, manifestaba con el calificativo de "vergüenza", el comunicado en el que la Asociación de Navieros Españoles (Anave), donde figura su empresa, la posibilidad de un hipotético desabastecimiento en Canarias.

Es más, como el movimiento se demuestra andando, en este caso navegando, Vicente Boluda ordenó desplazar un buque para que los fines de semana llevase en sus bodegas mercancía para los supermercados del Achipiélago.

Así, partiendo desde el puerto de Cádiz, el barco Charo B, de Boluda Lines, entraba en servicio a comienzos de mayo, realizando viajes semanales para reforzar el abastecimiento de las Islas.

Este barco, de 151 metros de eslora y 750 teus de capacidad, pone la proa cada domingo desde la terminal del muelle Reina Sofía del Puerto de Cádiz para arribar, en la tarde o noche de los lunes, a la bahía de Las Palmas y, desde ahí, a primera hora de la mañana del martes, atracar en el puerto de Santa Cruz de Tenerife.

Con este nuevo servicio, la empresa sostiene que apuesta claramente por la expansión para fortalecer las conexiones con el sur peninsular y refuerza su compromiso con Canarias, donde desde el comienzo del estado de alarma ya ha transportado más de 300.000 toneladas de material que, según afirman, ha resuelto las demandas de abastecimiento que se requerían en el Archipiélago.

A la vista de tan contundente tonelaje, Juan Pedro Morales no duda en asegurar que "el abastecimiento de bienes de consumo en las Islas está garantizado".

Este práctico es de los que reivindica aquel eslogan que proclama que el puerto es lo primero, acuñado por el recordado Juan Antonio Padrón Albornoz desde las páginas de EL DÍA, conocedor de que la mar es una de las condiciones que mejor define la idiosincrasia del insular.

Pero abundando en realidades, Morales no esconde el evidente descenso que ha sufrido duante el tiempo de confinamiento el tráfico marítimo, que resulta evidente en la disminución de frecuencias, tanto por parte de Naviera Armas como de Fred. Olsen.

Ahora bien, y aunque tampoco pueda servir como consuelo, subraya el hecho de que diferentes compañías dedicadas al turismo de cruceros hayan elegido Santa Cruz de Tenerife "como puerto de aprovisionamiento para buques y de espera para las tripulaciones", de ahí la estampa de buques atracados en el muelle capitalino.

"Las navieras están sufriendo", dice Morales, y es que bajo la línea de flotación de esos cascos hay inversiones muy cuantiosas.