El conjunto de la economía canaria avanza hacia la "nueva normalidad" -como se ha llamado a la vida pospandemia- con su entrada en la fase 1 de la desescalada tras el confinamiento, pero lo hace de forma desigual. El conjunto del Archipiélago pasó ayer a esta etapa, una semana después de que lo hubieran hecho La Gomera, El Hierro y La Graciosa. La reapertura del dañado tejido empresarial ha sido muy diferente en función de los sectores y también de las zonas. El comercio es la actividad que con más decisión se ha lanzado a esta etapa, si bien con las restricciones que aún impone la situación sanitaria. Los bares y restaurantes, muy condicionados por las limitaciones que sobre ellos pesan -solo pueden funcionar las terrazas, y al 50% de su capacidad-, han abierto en menor medida, por no hablar de los hoteles, cuya actividad continúa siendo testimonial. La ausencia de turismo no solo impide que los establecimientos alojativos vuelvan a ponerse en marcha, sino que también frena a las zonas turísticas en su conjunto: sin visitantes nacionales e internacionales no hay consumo ni, por lo tanto, comercio, restauración u ocio.

Según el secretario general de la Federación de Áreas Urbanas de Canarias (Fauca), Abbas Moujir, el 80% de los comercios de menos de 400 metros cuadrados -los que tienen autorizada la apertura desde ayer- abrirán durante esta semana, mientras que los negocios de restauración lo harán en menor proporción. En declaraciones a Efe, Moujir puntualizó que esas previsiones no incluyen el sur de las islas capitalinas ni las zonas más turísticas, todavía paralizadas por el turismo cero.

Según el representante del pequeño y mediano comercio urbano, tanto en el centro de Santa Cruz de Tenerife -la calle Castillo y alrededores- como en la calle Triana de Las Palmas de Gran Canaria se percibía ayer animación y "ganas de abrir". Conforme a los datos de Fauca, el 85% de los comercios que podía abrir lo hizo, mientras que el porcentaje de los establecimientos de restauración se situó en el 60%. Estos últimos, auguró, se sumarán de forma más masiva a partir del 25 de mayo, cuando entre en vigor la fase 2 de la desescalada y se permita que funcione el interior de los locales -los comedores- con un 30% de aforo.

La percepción de los propios empresarios de la restauración no es tan favorable como la que manifiesta Moujir. Ramón Fariña, presidente de la Asociación de Empresas de la Restauración y el Ocio de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (AERO), calcula que entre el 40% y el 50% de los establecimientos con terraza retomó ayer la actividad. El problema para estos negocios -explicó- es que, si la terraza solo tiene cinco o seis mesas -algo bastante frecuente-, no resulta rentable la apertura. "Estamos a la espera de que los ayuntamientos se pronuncien sobre la ampliación del espacio físico de las terrazas, donde sea posible", apuntó Fariña. En cuanto a los núcleos más turísticos de Tenerife -el sur o el Puerto de la Cruz-, "costará un poco".

De esas autorizaciones municipales, que tendrán que articularse a través de ordenanzas, depende que buena parte de los bares y cafeterías salgan del marasmo en el que se encuentran sumidos desde el 14 de marzo. El presidente de la Asociación de Empresarios de Bares, Cafeterías y Restaurantes de Las Palmas, Fermín Sánchez, percibía ayer en la zona centro de la capital grancanaria "un tráfico y un ambiente que recordaban a los días previos al estado de alarma". Este colectivo había previsto que entre el 30% y el 35% de todos los locales del sector abriera sus puertas, pero no podía asegurar que se hubiera cumplido esta estimación. Aunque el Ayuntamiento de Las Palmas había anunciado la ampliación del espacio de las terrazas para compensar la reducción del aforo a la mitad, la normativa -publicada el domingo- contiene, a su juicio, "incongruencias" y ha incrementado la "incertidumbre" en el sector. Como en Tenerife, la situación en los municipios turísticos -salvo alguna apertura aislada en sus zonas más residenciales- es de parálisis.

Los representantes de la restauración son conscientes de la necesidad de que "los profesionales y los clientes hagan las cosas bien" en esta desescalada. "Nos están observando, vivimos del turismo", destacó Ramón Fariña. Pero también expresan su "pesimismo" cuando ven que las medidas económicas que han pedido, en particular a los ayuntamientos, "no llegan", indicó Fermín Sánchez.

Las patronales hoteleras tenían muy claro que ayer no iba a abrir prácticamente ningún establecimiento alojativo y así ha sido, dado que no hay clientes y que los que pudiera haber -los residentes- no pueden hacer uso de las zonas comunes, como las piscinas. En Tenerife solo se animaron dos: Los Olivos Beach Resort, en Adeje, y Punta del Rey, en Candelaria, confiados en captar algo de demanda de los residentes o de viajes de trabajo. En la provincia de Las Palmas, "nada", recalcó Tom Smulders, vicepresidente de la patronal hotelera de la demarcación oriental (FEHT) y presidente de la Asociación de Empresarios de Alojamientos Turísticos de las Palmas (AEAT), quien alertó del riesgo de generar "falsas expectativas" en trabajadores, proveedores y agentes del sector.

Los únicos alojamientos que funcionan, añadió, son los pocos que ya lo venían haciendo, bien porque figuraban entre las excepciones establecidas para acoger a sanitarios o personal de fuerzas de seguridad, bien porque aún contaban con clientes que han permanecido en ellos durante la cuarentena. Smulders advirtió también de que no es posible acceder a segundas residencias si estas se encuentran en edificios de apartamentos que están cerrados.