Veinticuatro horas después del estrepitoso fracaso del miércoles, noche en blanco incluida, los ministros de economía y finanzas de la UE consiguieron ponerse de acuerdo ayer sobre el primer gran paquete de medidas de emergencia para hacer frente al impacto económico del coronavirus con un volumen de más 500.000 millones de euros. El acuerdo, una triple red de seguridad para proteger a los gobiernos, empresas y trabajadores, recoge que no habrá condicionalidad macroeconómica para acceder a los préstamos del fondo de rescate europeo e incluye el compromiso a explorar la creación en el futuro de un fondo de recuperación.

El pacto fue posible pasadas las nueve de la noche (hora canaria) tras una nueva e intensa jornada de reuniones bilaterales y llamadas telefónicas al más alto nivel político. De hecho, la reunión del Eurogrupo debería haber comenzado inicialmente a las cinco de la tarde, aunque se fue retrasando a lo largo de la tarde debido a la falta de consenso. Primero hasta las cinco, luego hasta las seis y terminó por arrancar pasadas las 20.30 una vez que Holanda, Italia, España, Francia y Alemania habían bendecido el pacto.

"Excelente acuerdo entre los ministros de finanzas europeos sobre la respuesta económica al coronavirus: 500.000 millones de euros disponibles de inmediato", celebró el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, que valoró positivamente que Europa se haya mostrado a la altura de la gravedad de la crisis. Satisfecho también se mostró su colega holandés, Wopke Hoekstra, convertido en los últimos días en el malo de la película por el bloqueo de su país al acuerdo. "Después de largas e intensas conversaciones en los últimos días, hemos llegado a una buena conclusión. Hemos logrado un acuerdo razonable juntos para que Europa y Países Bajos hagamos frente al coronavirus", valoró.

El plan, tal y como estaba previsto, se basa en tres pilares. El primero, una línea de crédito a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad o fondo de rescate (MEDE) por valor de 240.000 millones de euros, lo que significa que los países que necesiten ayuda podrán pedir una financiación de hasta el 2% de su PIB (25.000 millones en el caso de España) a bajo interés, aunque solo para financiar los gastos relacionados con el Covid-19. "El único requisito será que los estados miembros de la zona euro que soliciten apoyo se comprometan a utilizar esta línea de crédito para respaldar la financiación nacional de los costes directos e indirectos relacionados con el Covid-19", explicó el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno.

Una vez que los líderes de la UE respalden el acuerdo y se cumplan los trámites parlamentarios nacionales, los fondos podrían estar accesibles en un plazo de dos semanas, según indicó el director ejecutivo del MEDE, Klaus Regling.

El segundo pilar es el fondo de garantías del Banco Europeo de Inversiones, de 200.000 millones, y el tercero, un fondo de reaseguro de empleo para financiar los expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), por otros 100.000 millones.

A estos tres ingredientes se ha sumado el compromiso de empezar a trabajar sobre un "plan de recuperación" para impulsar inversiones y apoyar la reconstrucción de la economía europea una vez pase la emergencia, pero sin mención a la emisión de deuda conjunta que reclamaban España o Italia para financiar de manera colectiva los costes de la reconstrucción.

"Rechazamos y nos seguiremos oponiendo a los eurobonos. Creemos que este concepto no va a ayudar a Europa ni a Países bajos a largo plazo", explicó Hoekstra tras la reunión.

La reunión llegó precedida de contactos bilaterales y de una aproximación entre Alemania y Francia para intentar remover las posiciones de bloqueo de Holanda e Italia. El Gobierno de La Haya, además de ser contrario a mutualizar riesgos, era además beligerante respecto a los préstamos del MEDE, que estatutariamente conllevan el compromiso del país deudor de realizar recortes de gasto público y reformas estructurales y sometimiento a los hombres de negro (la troika).

Holanda aceptaba que en una primera fase no se aplicase esa disciplina, la más pegada a las necesidades financieras para combatir la pandemia, pero que sí se restableciera en una fase posterior. Italia respondió con su propio bloqueo.

Bajo presión por el descrédito que supondría un nuevo fracaso para la UE ante los ciudadanos y ante los mercados financieros, los ministros concertaron un texto que en apariencia deja aún abiertas cuestiones que habrán de cerrar los líderes de los países en el Consejo Europeo u otras instancias. Así, respecto a la "condicionalidad" del MEDE se libera de ella a los países que accedan a los préstamos siempre que el dinero se empleo en gasto sanitario.