Las mujeres ganan en Wimbledon

La competición tenística más antigua se dispone a relajar la estricta norma de vestuario «todo blanco», que incomoda a las tenistas durante la menstruación

Las mujeres ganan  en Wimbledon

Las mujeres ganan en Wimbledon / Reuters

Begoña Arce

Champán y jarras de refrescante Pim’s. Canapés de salmón y fresas con nata. La realeza saluda desde el palco, las celebridades se dejan fotografiar en las gradas. En las canchas juegan ellos y ellas, los mejores tenistas del mundo. El torneo de Wimbledon es un ritual, uno de los grandes momentos en el calendario de la vida social británica. Al igual que las carreras de Ascot, Wimbledon es mucho más que un evento deportivo. Con 145 años de historia se enorgullece de ser la competición tenística más antigua del mundo. Tan rancio abolengo va acompañado del peso de la tradición y de estrictas normas de etiqueta indumentaria, que las mujeres están a punto de cambiar. «Los competidores deben llevar un atuendo conveniente para el tenis que sea casi completamente blanco», señala el reglamento. Así se fijó para disimular las manchas de sudor de los jugadores, algo impropio de damas y caballeros. Pantalones cortos, camisetas, faldas, chándal, calcetines, todo debe ser blanco, incluida la ropa interior, algo que ignora las peculiaridades del cuerpo femenino durante la menstruación y aumenta la ansiedad de las tenistas.

A la tensión propia de la competición se suma la preocupación de que la sangre menstrual deje una mancha vergonzosa ante una audiencia mundial. «Es muy complicado vestirte de blanco porque tienes a los fotógrafos por todas partes. Te resbalas, te caes, juegas y tu falda está volando», ha declarado a The Telegraph la tenista australiana Rennae Stubbs, ya retirada, que jugó tres veces en Wimbledon. En una de ellas, debido a la menstruación, tuvo que dejar la pista para ir a cambiarse. La que fuera campeona olímpica, la puertorriqueña Mónica Puig, ha mencionado el «estrés mental» que supone jugar de blanco cuando se tiene el periodo. «Es algo de lo que las tenistas hablan entre sí» aunque no lo mencionen ante los medios de comunicación, ha contado a la BBC la británica Heather Watson. «Si esa política con respecto a la indumentaria afectara a los hombres tanto como afecta las mujeres no creo que la tradición hubiera durado», ha opinado la comentarista deportiva, Catherine Whitaker. Por su parte, la tenista grancanaria Magüi Serna, número 19 del ranking mundial en 2004 y participante en Winbledon en ocho ocasiones, sin restar importancia a las revindicaciones del resto de deportistas —«porque quizá ahora puede existir más sensibilidad hacia ese tema», apunta—, admite que durante su etapa en la élite del tenis «nunca» escuchó «ninguna queja» de sus compañeras «por el hecho de tener que vestir de blanco» en el torneo británico. Es más, en su caso reconoce: «Es una característica diferenciadora de la competición que a mí me encanta».

En la última edición del torneo inglés, el día de la final femenina, un pequeño grupo de chicas jóvenes, vistiendo camisetas blancas y pantalones cortos rojos, protagonizó una protesta reclamando el fin del «todo blanco», que «no tiene en consideración los periodos de las atletas». La denuncia de que tal imposición afecta mucho más a los jugadoras que a las jugadores ha ido calando. A finales del año pasado la dirección del All England Lawn Tennis y Croquet Club, responsable de la competición, hizo saber que está en conversaciones con la Asociación de Tenistas Femeninas (Women’s Tennis Association WTA) y con fabricantes de equipos deportivos para cambiar las normas de la vestimenta y relajar el uso del blanco. Falta saber si la nuevas reglas entrarán en vigor la próxima edición, del 3 a l 16 de julio.

La menstruación se ha venido considerando algo deshonroso, un tabú, dentro y fuera de las canchas. En el mundo del deporte de élite el impacto de los periodos va mucho más allá de las posibles manchas en la ropa. Es un problema de salud que no se toma en serio. Bochorno y miedo también de que la gente crea que calambres, hinchazón de las piernas, falta de energía, de concentración, cambios emocionales son una simple disculpa en caso de derrota. «Suena como una excusa, pero para las mujeres es una realidad», declaraba a Radio 5 Live la leyenda del tenis y ahora comentarista, Martina Navratilova. «Nunca hablé de ello, pero estaba ahí», añade.

En el último torneo de Roland Garros, la tenista china Zheng Qinwen, vio como los calambres en el estómago, debidos al periodo, arruinaban su juego frente a Iga Swiatek. «Era muy doloroso», dijo a la prensa. «No puede jugar mi tenis, me dolía demasiado el estómago. Son cosas de chicas. El primer día es siempre difícil. Querría ser un hombre en la cancha y no tener que sufrir por esto». Los ciclos menstruales no se suelen tener en cuenta en los entrenamientos, ni en las competiciones.

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