A Álvaro Cervantes (Barcelona, 1989) lo solemos ver en papeles intensos. Aunque este año atípico (uno más) haya logrado estrenar dos comedias: Loco por ella y Donde caben dos, cumpliendo así su sueño de niño: el de hacer reír. Pero en Los relojes del diablo (Cuatro) vuelve a dar vida a un personaje nada fácil. Aunque esta vez es el malo malísimo: el joven capo del cártel de narcotráfico que le hará la vida imposible al protagonista. En Italia la serie reunió en la tele pública, la RAI, a una media de cinco millones de telespectadores y alcanzó una cuota del 21%. Aquí eso solo lo logran el fútbol o los realities.

Han pasado dos años del rodaje. ¿Tenía ganas de que se estrenara?

Muchas. Ha sido una experiencia única. Tenía muchas ganas de rodar en Italia y Telecinco me dio la oportunidad. Disfruté muchísimo. Y estoy contento de cómo ha funcionado allí. Ha tenido una muy buena acogida.

En Italia la serie tuvo cinco millones de espectadores. ¿Impresiona?

Mucho. Hace años las cifras eran muy altas, pero ahora, con tanta oferta, esto ha cambiado. Que tu trabajo llegue a tanta gente no deja de sorprenderte

¿Se había leído el libro?

No, porque está escrito en italiano. Ahora sí me animaría, porque he aprendido un poco. Pero el guion está basado en el libro, y el material que tenía para trabajar era el guion y el director, Alessandro Angelini, que me ha acompañado durante todo el proceso. Normalmente las series, por el volumen de trabajo que implican, están dirigidas por varios directores. Pero Alessandro la ha hecho toda de principio a fin. Un trabajo titánico, con escenas de acción y de un nivel emocional muy potente. Y como habla castellano, se me ha hecho más fácil la aventura. Con lo que me quedo es que el trabajo es trabajo y que el lenguaje del cine, del audiovisual, de la ficción, es común y cuando dicen ¡acción! es todo igual.

Ya estarán acostumbrados a trabajar con un elenco internacional.

Yo en realidad no he tenido muchas experiencias. Tuve una participación en la película Hanna, de Joe Wright. Y he rodado recientemente otra película, Maret, una coproducción Luxemburgo-Alemania. Parece que sí se ha abierto la veda.

¿Son muy diferentes los italianos en la manera de trabajar?

Pues no; nos entendemos bien. Y algo que he descubierto es que en Italia interesa mucho lo español. Lo hemos podido ver en la repercusión que tuvo la serie allí. La RAI emitió gran parte en versión original en castellano. Que en una tele pública como la RAI una parte de la ficción esté subtitulada ha sido un logro. Y está muy bien poder llevar a la serie esa realidad en la que se mezclan idiomas, pues la gente habla el suyo u otro con su acento. Además, yo he podido doblarme en la versión italiana, con lo que al final el trabajo se completa. Tenía coherencia que el personaje hablara italiano con acento español. En el rodaje, el itañolo se ha practicado mucho (ríe).

Hábleme de Aurelio. Es el malo, un papel que no suele hacer.

Ha sido un regalo ese personaje por toda la libertad que me ha permitido tener. Para mí lo principal era todo lo que provoca al protagonista. Está muy bien de vez en cuando aliviar de esa carga a los personajes protagonistas, que tienen que sostener toda la historia, y poder contarla desde otro ángulo. Marco está entre dos mundos: infiltrado en la banda de narcotráfico, donde se convierte prácticamente en la mano derecha de Aurelio, pero trabajando para la policía. Y tiene conflicto con ambos mundos, porque se siente en tierra de nadie y un poco abandonado a su suerte. Los momentos en que están juntos Aurelio y Marco producen una gran tensión, que es de lo que vive la historia, el thriller.

Es educado, inteligente, manipulador... ¿Qué le gusta de él?

Es muy inteligente y siempre es un gusto interpretar un personaje así, porque eleva las escenas. Sus decisiones y estrategias enriquecen la trama y enganchan al espectador. Para mí eso es la más interesante de Aurelio: su capacidad de liderar.

¿Por qué cree que atrapan tanto, a su vez, las series de narcos?

Todas estas ficciones que tratan de lo criminal hablan del lado oscuro del ser humano. Y hay algo en ese lado oscuro que resulta atractivo.

Loco por ella se ha estrenado en Netflix. ¡Por fin una comedia!

Sí. Estaba deseando hacer una, y que encima sea romántica y de este calado... Por el tema del que habla, las enfermedades mentales, que busca desestigmatizar. Para mí es una gran entrada a otro tipo de cine que estaba deseando hacer desde niño. Y este viernes se estrenó Donde caben dos, un filme coral que se desarrolla prácticamente todo en un local de swingers. Para divertirnos un poco en estos tiempos. Y el 24 de septiembre, una gran película de aventuras de Telecinco, Malnazidos, sobre zombis en la Guerra Civil. Casi nada con la premisa (ríe).

Mucho cine, ¿nada de televisión?

Tengo pendiente el estreno de El tiempo que te doy, en Netflix, un formato nuevo de capítulos de once minutos. Es un drama sobre una ruptura y el duelo de ese desamor. Todas son historias muy diferentes. He tenido suerte de retomar trabajos y volver a poner el músculo del actor a funcionar. No me puedo quejar.