CD Tenerife

La historia de Marcos: de La Gomera a Zaragoza por una camiseta de Aitor Sanz

Abonado blanquiazul desde 2020, Marcos volvió de Zaragoza con un puñado de euros menos y un largo déficit de horas de sueño, pero con una recompensa enorme. Voló desde La Gomera hasta la capital maña en busca de un premio que ya luce en su habitación: la camiseta del capitán del Tenerife, su gran ídolo.

Marcos, con la entrada del partido y la camiseta.

Marcos, con la entrada del partido y la camiseta. / El Día

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Un viaje programado de la noche al día, una odisea para volver a casa un lunes de madrugada y una recompensa para siempre: una camiseta de Aitor Sanz Martín. El joven abonado blanquiazul Marcos Darias (La Gomera, 22 años) planificó su escapada desde su isla natal hasta el estadio de La Romareda en apenas unas horas «de locura». Fue el tiempo que transcurrió desde que supo que había una plaza libre en el avión del equipo –viajó con los jugadores en el vuelo directo a Zaragoza el Viernes Santo– y el momento que empezó a concebir esperanzas de que su ídolo podía entrar en la lista de convocados.

La historia de esta pasión por el primer capitán blanquiazul tiene su origen años atrás, cuando Marcos aún era un crío y soñaba con ser futbolista. Cuenta que tal vez porque jugaba en su misma posición se fijaba siempre en Aitor, «pero no solo en su juego, también en sus comportamientos, en sus declaraciones y su forma de ejercer el tinerfeñismo». Y así fue como se forjó una admiración eterna, de esas que duran para toda la vida.

En broma, sugiere el protagonista de este viaje exprés que necesitará «terapia y psicólogo el día que Aitor se retire». Palabra arriba, palabra abajo, fue lo primero que le dijo cuando hace unos días se vieron en el viaje de ida a la capital maña. Luego, el madrileño cumplió su palabra y, acabado el partido le entregó la indumentaria rosa con la que habría jugado de ser requerido por Garitano. No tuvo minutos, pero para Marcos dio igual. «El fin de semana ha sido increíble, cerca de los jugadores, en el mismo avión y con muchos detalles por parte de todos». También por parte de la familia de Roberto López, que le surtió de víveres para un regreso en guagua y con una larga ruta de madrugada.

Roberto López, junto al joven Marcos en los aledaños de La Romareda.

Roberto López, junto al joven Marcos en los aledaños de La Romareda. / El Día

Darias, habitual en los entrenamientos del primer equipo, a los que entra casi de hurtadillas, ya había pactado con Sanz que la camiseta del día de su regreso –estaba lesionado desde hacía semanas– sería para él. Así que ya se estaba haciendo a la idea de ahorrar para ir a Oviedo, donde pensaba que podría producirse su retorno. En realidad no fue en Zaragoza (tuvo cero minutos), pero Aitor sí que viajó y fue convocado, suficiente para que al menos Marcos obtuviese premio a su esfuerzo y se llevase el preciado botín de la camiseta.

Una vez trascendió que Aitor tenía opciones de viajar, fue todo cuestión de unas horas. Marcos emitió los pasajes, buscó alojamiento en un hostal próximo a La Romareda, consiguió una entrada con buena ubicación y, tras sufrir en primera persona la afrenta del adverso 3-1, esperó a la guagua del equipo para saludar a su referente. Ya se habían visto en el avión de ida, ahí donde el capitán se interesó por él y quedaron en verse al acabar el partido. «¡Eres Dios!», le salió a Marcos decirle cuando vio que Sanz efectivamente iba a cumplir la promesa.

Con un déficit largo de horas de sueño, con un puñado de euros menos en el bolsillo y tras una maratoniana noche de guagua de Zaragoza a Barajas, Marcos asegura que «todo valió la pena». Al esfuerzo invertido recibió la mejor recompensa, una camiseta que va directa a su colección de recuerdos. Cuenta que ya ha hecho acopio de dulces de su pueblo y otros muchos productos gomeros para agradecer la simpatía y el cariño que siempre le devuelve su ídolo;y del que ahora ya se propone disfrutar «de lo que viene, que no es poco». Un momento histórico como el partido 357, el que igualará a Aitor con otro ilustre como Felipe.