Acertaron quienes pronosticaron una eliminatoria con pocos goles en la ida (no hubo ninguno) y por mayor porcentaje de posesión para el Girona, que acaparó el balón durante tres cuartas partes del choque. Pero el resultado alimenta la ilusión: 0-0.

Las postales que deja la ida de la final por el ascenso denotan dos sentimientos no necesariamente contradictorios. Por un lado, el sufrimiento en grado extremo. El Tenerife fue sometido por el Girona y se quedó en Montilivi con un muy exiguo porcentaje de posesión del esférico, pero el gobierno de la situación por parte de los locales afortunadamente apenas se tradujo en ocasiones claras. Por otra parte, en el campo y la grada reinó la ilusión. El resultado invita al optimismo y al entusiasmo; de hecho, la mayoría de marcadores que ha coleccionado el Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López –el más reciente, el triunfo frente a Las Palmas– le valdrían para acariciar el ascenso a Primera.

Sufrimiento y esperanza Manoj Daswani

En el desplazamiento a Girona se mezclaron la apoteosis blanquiazul de los 300 viajeros que acompañaron al representativo; con el detalle del club con su cantera y empleados, bien representados en el graderío; con toda la tensión propia de un acontecimiento como éste. Y aunque la cordialidad fue la nota predominante entre aficiones, hubo momentos de conflicto. El más tenso, aquel donde a punto estuvo de impedirse el acceso a los familiares de los jugadores y a otros muchos seguidores tinerfeñistas por ir ataviados con los colores blanquiazules. De hecho, a uno de ellos le obligaron a abrigarse para taparse el escudo de la camiseta; y eso que el termómetro registraba más de 30 grados.

Sufrimiento y esperanza

Tampoco gustaron en absoluto algunos insultos que el graderío local profirió contra Juan Soriano, que se confirmó una vez más como el MVP de la temporada con varias paradas de mérito y una seguridad extraordinaria bajo palos.

Sufrimiento y esperanza

«Metamos a la Isla aquí»

Y para la posteridad, otra arenga excepcional de Luis Miguel Ramis. En esta ocasión no apeló al libro del que queda por escribirse ya una solo página; sino que habló en torno a un baúl. «Ahí se mete la ropa de todos ustedes cuando acabamos, la cerramos y nos la llevamos. Llenadlo de la gente que queréis, de vuestras familias, de vuestros hijos, de cosas, de sentimientos, de sueños.... Metedlos aquí dentro. Metamos a nuestra isla aquí dentro, la cerramos y la volvemos a abrir después», dijo el tarraconense, para emocionar así no solo a los futbolistas; también a cuantos siguieron su charla a través de la televisión. «Paso a paso hasta llegar a los 90. Cada minuto, cada minuto, cada minuto... hagamos lo que sabemos hacer», fue el mensaje del entrenador, que tuvo otro más con sus jugadores al acabar. Ese aún no ha trascendido.

Iñaki Williams, con el Tenerife

Uno de los mensajes en las redes sociales con mayor impacto después del partido fue el de Iñaki Williams, jugador del Athletic Club con más de 124.000 seguidores en Twitter. «¡Vamos Tete! ¡Estáis a un paso!», anotó tras confirmarse el empate sin goles en la ida, disputada en Montilivi. El detalle emocionó a muchos seguidores blanquiazules, que así confirmaron que el afecto del atacante rojiblanco hacia los colores del representativo aún permanece inalterado. Todo comenzó en la eliminatoria de la Copa del Rey que los vascos disputaron en el Heliodoro, que tributó una muy sonora ovación a Williams y un profundo rechazo a los insultos racistas que había recibido una semana antes en el campo del Espanyol. Así que Iñaki se hizo del Tenerife. Desde entonces... y para siempre.