Fue una despedida. De aquella manera, pero despedida. Suso jugó el sábado el último de sus más de 300 partidos con la camiseta blanquiazul, a la que ha dedicado, en dos etapas, un total de diez campañas. El Tenerife y Suso hablarán esta semana, pero la intención del club no es ofrecer una prolongación del contrato del tacuense, santo y seña de la última década en la entidad. Lo que maneja la dirección deportiva de puertas adentro es que Suso Santana continúe en la entidad, pero realizando otra función, como ya está otra serie de ilustres veteranos de diferentes épocas: Julio Durán, Quique Medina o Ricardo.

Con esta idea sobre la mesa, sería el propio Suso quien decidiera si da el paso de dejar la práctica activa del fútbol a sus 36 años (cumplidos el 2 de marzo). La despedida que merece siempre podría producirse en un marco más natural, acorde con su trascendencia y con el valor de su trayectoria, ya con el público en el Heliodoro. Nada que ver con la situación desagradable del sábado, cuando recibió una especie de homenaje de sus compañeros sobre el terreno de juego, pero sin que nadie, ni él mismo, tuviera la certeza que cual será su situación a partir de ahora.

La única ampliación de contrato que va a acometer el Tenerife, en principio, es la de Carlos Ruiz, que cumple 38 años el próximo 20 de julio, pero cuya aportación al equipo ha sido notable, con 22 partidos disputados a un nivel excelente. Para Suso, la llegada de Ramis fue el final. El extremo, básico para Fran Fernández, cayó en el ostracismo y solo se supo de él cuando el entrenador buscó simbolismo en el derbi. El abrazo del sábado, entre los dos de los jugadores más veteranos de la plantilla (Aitor tiene unos meses más que Suso), es muy expresiva. Ahora, la decisión está en sus manos.