Exceptuando la temporada 18/19, la que el mediocentro pasó en blanco, se ha perdido otros 32 duelos y el conjunto blanquiazul consiguió la victoria en 5 de ellos.

Los datos avalan la consideración de intocable para Aitor Sanz. Por eso, el tinerfeñismo contiene la respiración en las horas previas del duelo con el Alcorcón. Luis Miguel Ramis no despejó la incógnita el pasado viernes. Es más, fue precavido. Las molestias en el isquiotibial que arrastra el madrileño, aunque sin rotura, le han hecho estar entre algodones durante la semana. Ayer, en el último entrenamiento, se le vio empezar con el readaptador. Su concurso no parece imposible, pero dependerá de la decisión que tomen jugador y entrenador.

Si este último echa una mirada a las estadísticas no tendrá demasiadas dudas en contar con el 16 ante los alfareros. Cuatro partidos ha disputado en la presente temporada sin él y solo logró una victoria: contra el Girona (2-0). El Tenerife naufragó en los dos duelos contra el Lugo (1-1 en casa y 2-0 en el Anxo Carro) y tampoco pasó del empate contra el Fuenlabrada en el Fernando Torres. Cuatro puntos de doce es el balance sin Aitor Sanz en la 20/21.

El del la pasada campaña es aún peor. Faltó, en el año de su retorno a la plena actividad después de la lesión, en tres oportunidades. Los blanquiazules sumaron dos puntos de seis. Los empates contra el Huesca (0-0) y el Cádiz (1-1), los dos en casa, vinieron acompañados por la derrota en Fuenlabrada (1-0), en el que fue primer encuentro postconfinamiento. El balance, por tanto, no da lugar a engaño: un triunfo en siete partidos sin el madrileño.

El asunto adquiere tintes aún más problemáticos si se observan las características del resto de mediocentros. Tres de ellos son muy posicionales. Ramón Folch y Sergio González, de perfil más defensivos, no son precisamente un dechado de virtudes en la elaboración. Tampoco se le puede pedir que asuma esa misión al canterano Javi Alonso, en el que es su primer año de verdad entre los profesionales y con protagonismo. El caso de Gio Zarfino, que vuelve a estar disponible hoy, es distinto. Se trata de un llegador, de un box to box no demasiado bien relacionado con el balón.

En definitiva, Aitor Sanz es el más completo y el mejor capacitado para dirigir el juego ofensivo del Tenerife. Sin él, cuando toca elaborar, se le apaga la luz a los de Ramis.

La Aitordependencia nació en 2013, momento en el que se produjo su incorporación por parte de Quique Medina. Desde su llegada, y sacando de la ecuación la temporada 18/19 porque el madrileño la pasó en blanco, el Tenerife ha disputado 32 partidos sin el concurso de su segundo capitán. De ellos ganó solo cinco. La presencia de Luis Milla en el conjunto tinerfeño amortiguó el efecto, pero desde la salida de este al Granada se ha acrecentado de nuevo.