El CD Tenerife de Luis Miguel Ramis empieza a carburar. La convincente victoria lograda el pasado lunes ante el Girona FC evidencia que la plantilla empieza a entender lo que pretende su entrenador, pero también que este ha encontrado un camino para adaptar los mimbres de los que dispone al camino de la competitividad en Segunda. “Nos falta convencimiento y lo que más genera convencimiento y confianza es el resultado”, había dicho el técnico en la previa. El 2-0 y las minivacaciones deben servir para ver las cosas de otra manera, para que el decisivo mes de enero se salde con buenos resultados.

Sin entrenamientos. El preparador tarraconense inició su etapa en el banquillo con un auténtico maratón de partidos. Aterrizó en la Isla el martes 24 de noviembre y dirigió su primer encuentro apenas 48 horas después. Desde entonces, afrontó seis partidos en el margen de 20 días. El calendario no le dio tregua hasta que disputó contra el Sestao River la primera ronda de Cope el pasado 15 de diciembre. Dirigió poco más de un docena de entrenamientos, casi la mitad de ellos de recuperación y sin posibilidad de trabajar en exceso el aspecto táctico.

La búsqueda. En este tramo las rotaciones han sido casi incesantes. “Todos son capaces de jugar porque todos aportan cosas, algunas diferentes a otras, y en esta línea todos tendrán su premio. Pero queremos siempre un once que esté preparado para competir al máximo”, ha explicado Ramis en varias ocasiones. En sus siete encuentros dirigidos, ha situado en el once a dos porteros, los dos laterales de cada costado, los cuatro centrales, tres mediocentros (Zarfino ha estado de baja), cuatro extremos y cuatro delanteros. Todos han tenido su oportunidad.

Los fijos. Dani Hernández parece haber ganado la partida a su compañero Ortolá y Shaq Moore está a mucha distancia de Kakabadze en el flanco derecho de la zaga. Nono y Bermejo son los más usados en los costados del centro del campo y Aitor Sanz es el jefe de operaciones. Fran Sol, aunque llegó a ser suplente en Albacete, también es el dueño de la posición de nueve. El centro de la defensa, el lateral izquierdo y las segundas plazas en el pivote y la delantera son las que bailan en los planes de Luis Miguel Ramis.

El sistema defensivo. En las dos victorias logradas durante su etapa se dio una circunstancia que se repite con respecto a la de Fran Fernández: el Tenerife mantuvo su portería a cero. Málaga, Rayo, Zaragoza, Albacete y Girona mordieron el polvo sin marcar. El asunto parece necesidad para los blanquiazules, tan empeñados en el problema de generación de fútbol desde el inicio. “Cuando no cometes errores tienes muchas más posibilidades de conseguir un buen resultado”, dijo el entrenador blanquiazul después de la victoria más reciente. 

“Equilibrio” es su palabra favorita en este sentido. Y para lograrlo se ha dado cuenta de que hay cosas que no puede hacer con la plantilla actual. “Nosotros somos un equipo que sufrimos con muchos metros a la espalda de la defensa. Si además, cuando presionamos arriba, tampoco logramos el objetivo de recuperar el balón, pues pierde sentido que intentemos eso”, señalaba en una aseveración reveladora. Desde su llegada, el Tenerife se establece en bloque medio. Se junta para defender, espera y cierra vías de ataque de sus rivales. Tampoco le cuesta replegarse y ha preferido situar en los costados a futbolistas muy disciplinados para defender siempre en superioridad.

El juego ofensivo. Sin la precisión y la velocidad necesarias en la circulación, el conjunto insular se ha visto obligado a renunciar a la elaboración para generar situaciones de gol. “Las características que tenemos no nos dan para ser demasiado elaboradores en campo propio”, reconoció Ramis en la previa del duelo contra el Girona destacando que sí ve capacitados a sus jugadores para “en poco pases y sin cometer errores innecesarios” llegar cerca de la portería contraria.

Contra el Girona, el Tenerife utilizó la profundidad de sus laterales y generó situaciones de superioridad por dentro, con Nono y Bermejo, para recibir con los extremos del rival evolucionados. Los delanteros, tanto Apeh como Fran Sol encontraron metros para estirar a su equipo o para llegar en ventaja a posiciones de remate. Los mediocentros, Folch y Javi Alonso, casi no iniciaron el juego para evitar empachos en zonas poco recomendables. El plan, matizable en función del rival, representa el inicio de un camino. Ramis, con una semana casi entera de entrenamientos, empieza a dejar su impronta. 

Las estadísticas avalan la evolución

Posesión. Camino de las transiciones

El Tenerife tuvo menos el balón que en sus dos anteriores compromisos como local. Pasó del 61% el día del Sabadell y el 52% contra el Legaanés, superior al rival en ambos casos, a un 36% el día del Girona. Lo hizo conscientemente, sabiendo de la capacidad de su adversario para tenerla y de las posibilidades de hacer daño que tenía con cada salida rápida en transición. Ya sucedió el curso pasado entre López Garai y Baraja, cuando fue necesario este cambio para ver una mejor versión de los insulares.

Faltas. Duelos ganados

Se vio un grado de concentración más alto y un equipo más agresivo en general, con intención de ganar cada duelo individual. Nada que ver con el inicio frío, incluso con un punto de soberbia que le llevó a estar 0-2 contra el Sabadell. Se puede observar en el número de faltas, que alcanzó la veintena contra los gerundenses. En sus anteriores choques en el Heliodoro quedó lejos de esa cifra, pese a ir perdiendo ante los arlequinados. El pasado lunes dolió cada duelo perdido.

Remates. Mejor finalización

Los de Ramis, pese a empatar a cero, concedieron hasta 15 remates al Leganés. El Girona vio reducidas sus oportunidades a nueve y solo dos de ellas fueron entre palos. El Tenerife también necesitó una menor producción ofensiva para marcar. Seguramente porque sus remates (nueve y cinco por dentro) llegaron en posiciones más cómodas, en ventaja para sus finalizadores.