Un Iberostar Tenerife. El cuadro isleño suma y sigue y se mantiene invicto en ACB tras vencer de manera agónica en su visita al UCAM Murcia. Un triunfo casi utópico a tenor de lo visto en los 30 primeros minutos, ya que el conjunto lagunero ofreció una imagen muy deficiente, desde un errático arranque (20-6) del que no pudo desprenderse hasta el periodo final, básicamente por culpa de ser muy blando en el rebote (permitió 19 rechaces del rival en aro ajeno) y sin apenas presencia en el tiro de tres.

Pero cuando había tocado fondo y hasta rozado el ridículo (llegó a estar 24 abajo en el tercer acto y 19 en el arranque del acto definitivo), el Canarias se metamorfoseó. Con la victoria como objetivo casi irreal, pero como si de una cuestión de orgullo se tratara, el equipo lagunero dio un giro de 180 grados y mostró su cara más reconocible. Atrás con una defensa presionante que le trabó el paraguas por completo a su oponente. Y delante, ganando en confianza poco a poco y mucho más atinado en el tiro de tres (metió 7 de sus últimos 12 lanzamientos tras un 2/14). De esta manera los aurinegros fueron limando su desventaja hasta verse solo dos abajo a nueve segundos del final. Ahí Salin anotó dos tiros libres antes de que Fitipaldo provocara una pérdida, y de que, en la última jugada, el propio escolta finés (13 puntos en este acto final), a pase de Shermadini, anotara solo debajo del aro para un triunfo tan imposible minutos antes como reconfortante en lo clasificatorio y en lo anímico antes de la Final a 8 de la Champions

Mucho antes del taquicárdico epílogo, si hubiera que pintar una salida horrenda esa fue la que escenificó ayer el Iberostar, nulo en ataque y permisivo en defensa. De entrada Shermadini se dejó coger dos rebotes ofensivos seguidos, y Salin, mientras hablaba con el árbitro, dejó penetrar a Davis hasta la cocina. En el otro aro los isleños se vieron desbordados por completo ante la intensidad de los locales, lo que provocó una pérdida tras otra y permitió al UCAM correr cada vez que pudo en unas transiciones rápidas que los locales trataron de repetir siempre que reboteaban. Una apuesta que puso al descubierto las vergüenzas de un Canarias desconocido. Ni el tiempo muerto de Vidorreta tras 1'05" de juego (6-0), ni las rotaciones (en poco más de seis minutos Txus ya había cambiado a todo su quinteto) evitaron que aumentara la sangría (17-6).

Sin ideas, el cuadro lagunero solo respiraba por acciones esporádicas de sus dos bases, y en la mayoría de las ocasiones al límite de la posesión (20-9), toda vez que no había noticias de un Shermadini incomodado por los interiores locales. Solo en su último ataque del cuarto hilvanó el Iberostar una jugada con cierto sentido (23-12). A todas luces insuficiente cuando en los laguneros no había existido el tiro exterior (0/4), eran inferiores en el rebote (seis ofensivos del Murcia frente a los siete en total de los isleños), y además regalaron siete balones en apenas 10 minutos (23-12).

Lejos de mejorar prestaciones entre cuarto y cuarto, el Canarias mantuvo su pobre imagen en el inicio del segundo acto. El Murcia seguía golpeando a base de intensidad defensiva y presencia en el rebote de ataque, frente a un rival que tardó dos minutos y medio del periodo en estrenarse. Un par de acciones acertadas de Shermadini metieron al Iberostar en un intercambio de canastas: 29-18 y 33-22 tras el primer triple del equipo tras 16 minutos. Pero no, el conjunto tinerfeño fue siempre un par de velocidades por detrás de un Murcia con más piernas. Como las que mostró Rojas para robar el enésimo rebote ofensivo para que Davis anotara de tres, y exhibió también Frankamp con una penetración a placer (39-22). Con Lima haciéndose duro (pese a que Shermadini pareció encontrarle el punto por momentos) y gustándose en ambos lados (nueve puntos, 10 rebotes, dos robos y dos tapones para 19 de valoración al descanso), la renta local se mantuvo en el +16 al intermedio (42-26). Los números de los aurinegros lo decían todo hasta este tramo: 10 pérdidas, 1/8 en triples, solo tres asistencias, 24 a 15 en rebotes (con 9-2 en puntos de segunda opción) y ni una sola contra (8-0 para el Murcia).

Como si no hubiera tenido suficiente con el despropósito de los dos cuartos iniciales, la imagen canarista en la reanudación fue un calco. Así se empeñaron un Bogris tan flojo delante como inoperante detrás, y Huertas, negado por completo de cara al aro y mero espectador en la marca a Frankamp (51-27). Otra aparición testimonial de Shermadini, el segundo triple visitante del partido y la chispa de Fitipaldo permitieron al Iberostar mantener su indecoroso partido cerca del -20 (51-32, 55-36). Seis puntos seguidos del base uruguayo hicieron creer en un milagro (56-41), pero de nuevo su desastrosa prestación en el tiro de tres (2/12) y su enésima fuga de agua en el rebote (canasta de Cate tras el decimoquinto rechace murciano en aro ajeno) abortaron toda intentona de remontada de los aurinegros (58-41) con solo diez minutos por delante. Se confirmaba que el equipo canarista se había dejado las piernas en Bilbao y ya tenía la cabeza en Atenas.

Y de repente, en lo que pareció un intento de recuperar en un suspiro lo que no hizo en los otros tres cuartos, el Canarias cambió su cara. Fue más agresivo atrás (sobre todo gracias a su habitual presión a toda la cancha) y estuvo acertado en el tiro de tres para un 7-14 (65-54). Llegó incluso el cuadro isleño a jugar para bajar de la decena, pero ahí volvió a repetir errores, primero con una pérdida que derivó en antideportiva (69-54) y en una nueva canasta tras rebote ofensivo de los locales (72-58).

Once abajo a 1'30"

Pese a que el reloj corría, no bajó los brazos el Canarias, si bien entre que no supo adaptarse al juego pegajoso (y rozando lo ilegal) del Murcia, y sus propios errores (Huertas falló dos triples seguidos y Salin otro para el que hubiera sido el 72-63 a tres minutos del final), casi rendido a una evidencia que ya se intuyó desde el salto inicial. Una bandeja de Rojas (76-65) pareció ser la puntilla a 1'22", pero entre dos libres de Huertas, un triple de Salin y dos robos seguidos, el Canarias creyó en el milagro (76-71 a 1'05"). Más aún cuando un desatado Salin y Huertas repitieron desde el 6,75 (80-78 a 20"). Luz anotó un libre, Huertas los dos suyos, de nuevo el base local solo aprovechó uno (82-80) antes de que Salin igualara desde el 4,60 a menos de seis segundos de la conclusión (82-82). Una buena defensa de Fitipaldo provocó la pérdida de Frankamp, y con solo dos segundos, Huertas se la colgó a Shermadini, que aprovechó la ayuda para servir en bandeja a Salin para culminar la remontada imposible. Mal haría el Canarias de no aprender de su imagen durante 31 minutos, y aunque si quiera acercarse resulta complicado, una versión como la del epílogo es la que marca el camino. Y la próxima parada está en Atenas.