Entrevista | José María Padrón Árbitro internacional de vóley playa

José María Padrón, un tinerfeño a por sus cuartos Juegos Olímpicos

Solo unos días después de haber sido citado para participar en sus cuartos Juegos, el canario hace balance, en EL DÍA, de una brillante trayectoria: pitó la semifinal masculina de Londres, la final femenina de Río y ejerció como segundo en la masculina de Tokio. Acumula experiencia en seis mundiales y ocho europeos

José María Padrón

José María Padrón / El Día

Pitará sus cuartos Juegos ¿Es menor la felicidad después de otros tres?

Al contrario. Uno no se acostumbra a esto. La emoción es incluso mayor que en ocasiones anteriores. Uno sabe que está ahí, pero hay muchas variables que pueden hacer cambiar las cosas. A unos Juegos acuden solo 16 árbitros y esta vez seremos solo seis europeos. La nuestra es una confederación muy potente. Hay compañeros muy buenos.

¿Cómo conoció la noticia?

Estaba en casa cuando recibí la comunicación. Lo que te llega es un correo electrónico del presidente de la Federación Internacional. Fue un subidón porque uno es consciente del trabajo que está haciendo, pero es muy complicado. En Tokio, por ejemplo, se había citado a 16 árbitros y, después de la pandemia, se bajó el número a 13. Hubo tres compañeros que se quedaron fuera cuando ya tenían la ilusión.

Pero usted acude siempre a las grandes citas.

He pitado en seis mundiales, incluida las finales de 2011 y 2015. El primero fue en Noruega, en 2009, y el último este mismo año, en México. En 2019 renuncié a estar en Hamburgo porque la fecha coincidía con el nacimiento de mi hijo y tenía claro dónde quería estar. En 2021 di positivo en coronavirus el día antes de salir hacia Roma. Esos son los dos únicos mundiales en los que no he estado desde mi primera vez. Europeos han sido ocho, incluidas varias finales masculinas y femeninas.

¿Podrían ser los de París sus últimos Juegos Olímpicos?

En mayo cumpliré 52 años. Generalmente, los árbitros se jubilan a los 55. Si alcanzas esa edad y la Federación Internacional considera que sigues en buen nivel puedes ir año a año hasta los 60. Por edad, podría llegar a Estados Unidos, pero no lo tengo muy claro. Mi hijo tiene cuatro años y medio y ya no puedo pensar solo en mí. He tenido mucha suerte con mi mujer, Vanessa. El esfuerzo que ha hecho no se lo podré agradecer nunca. Ella es muy importante para mí. Cuando te dedicas a esto pasas una media de más de 110 días lejos de casa al año. Ya veremos qué pasa. Voy año a año y no quiero precipitarme. Me encantaría estar, pero no me lo tomo como un objetivo.

Se habrá hecho amante de los viajes a la fuerza.

Para mí, cada experiencia internacional, cada viaje, es una válvula de escape. Solo me falta Oceanía. Visitas sitios que sabes que no conocerías de no ser por el arbitraje. Disfrutar de diferentes culturas, compartir, adaptarte... Mi viaje empieza con el café en el aeropuerto. Llego con mucho tiempo de sobra porque disfruto mucho de los viajes aunque siempre lo haga solo.

Y habrá algunos lugares que recuerde con más cariño.

Hay varios torneos que son especiales. Por ejemplo, Gstaad, en Suiza. Es una pasada. Es un pueblo de dibujos animados, recuerda a Heidi. Hay un poder adquisitivo muy alto y el entorno es brutal, maravilloso. Es conocido por una estación de esquí, pero en verano la nieve se derrite y buscan alternativas para que haya movimiento y no tener que cerrar todo. También Viena, que es una ciudad preciosa y con un componente histórico muy fuerte, o antes Noruega, que ya se ha caído del Circuito, pero que tenía una prueba en la que se montaba un evento en el propio fiordo de la ciudad, Stavanger.

Más las experiencias olímpicas, intuyo.

Por supuesto. Cualquiera de ellos. En Londres, por ejemplo teníamos la pista justo en frente de la vivienda del primer ministro (Downing Street). En Río, en la misma Copacabana, seguramente la playa más famosa del mundo. Lo de Tokio fue una pena porque estuvo desangelado, pero el montaje fue espectacular. Ahora París... imagínate estar pitando justo debajo de la Torre Eiffel. Ese recuerdo te queda grabado en la mente para toda la vida.

José María Padrón

José María Padrón / El Día

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Pero algún viaje complicado debe haber sufrido

Algún vuelo complicado he cogido. Con los años le he ido ganando respeto a las alturas. Al principio bromeaba en cuanto pasábamos por alguna turbulencia, ahora hasta lo paso un poco mal. Por mi experiencia, volar es cada vez más cómodo. Tengo un amigo que es piloto de avión y suelo comentarlo con él. Los aviones vuelan cada vez más alto y ya ni siquiera atraviesan las tormentas. Los viajes transoceánicos, por ejemplo, ni te enteras.

¿Cómo fueron sus inicios en el arbitraje?

Yo tengo el título de entrenador nacional y llegué a debutar en Superliga con 18 años. El voleibol se me daba bien, pero tenía problemas con las lesiones y hubo un momento en el que noté que había llegado al límite. Por eso escogí ser árbitro, para seguir ligado a este deporte y hacerlo lo más cerca posible de los jugadores. Creo que esa es una gran ventaja, que haber tenido experiencia dentro me permite entender mejor a los deportistas. A principios de los 90 se jugaban en la Isla algunos torneos del Circuito Internacional, yo participé en el primero, pero acabé pitando en los demás. Ya en el año 95, se celebró una prueba del Circuito Mundial. Vinieron algunos árbitros de primer nivel y el cuadro se completó con otros locales. Hubo algún supervisor al que le gusté y mandó mi informe a la Federación Internacional. Se pusieron en contacto conmigo y ahí empezó todo. En 2004 hice el curso internacional y poco a poso me fueron dando torneos.

¿Se siente reconocido en Tenerife? No mucha gente conoce su trayectoria.

Ya sabes lo que dicen. Nadie es profeta en su tierra. En la Federación Española, por ejemplo no me solían llamar durante los torneos, ni tampoco al final. Era yo quien me comunicaba con ellos. Una vez, en Polonia, no pité semifinal ni final y recibí la llamada del presidente, que estaba preocupado y quería saber si había pasado algo. Yo le dije que lo único que ocurría es que les tenía malacostumbrados. En el voleibol me conoce todo el mundo, fuera de ese mundo, la verdad es que no. Soy consciente de que, tristemente, de los árbitros solo se habla cuando lo hacen mal o cuando les agreden. Nunca de lo bien que puedan estar o de sus éxitos personales.

Pero usted excepcional en su trabajo

Solo hay dos árbitros en la historia del vóley playa que han pitado en cuatro juegos seguidos. Bueno, los habrá dentro de poco. Uno soy yo y el otro es un colega argentino que se llama Osvaldo Sumavil. Los dos vamos a la par porque nos estrenamos juntos en Londres. ¿Esto lo sabe la gente? Esto no lo sabe nadie. Por allá donde he ido, siempre se me ha conocido como el tinerfeño. Le digo a la gente que soy africano para que sepan exactamente dónde se encuentra Canarias.

¿Sería posible traer vóley playa de élite a la Isla?

Yo diría que Tenerife es un lugar perfecto para celebrar una prueba. Ahora mismo, todos los grandes equipos europeos están entrenando en el sur de la Isla: italianos, noruegos, suecos, austríacos, alemanes, franceses o españoles, por supuesto. Tenemos la ventaja del clima, podríamos celebrar un torneo cuando nos diera la gana. Justo en estos meses del año sería perfecto. Ojalá pueda haber un promotor que apueste por Tenerife y se vuelvan a celebrar eventos importantes en la Isla. Sería un bombazo seguro. Lo tenemos todo.