Javier Eloy homenajea la tierra de su niñez, en Güímar, con la exposición 'Carretera general del Sur, sin número'

El tinerfeño expone pinturas y escultura en el Espacio Bronzo de La Laguna

Varias de las piezas de la exposición del Espacio Bronzo.

Varias de las piezas de la exposición del Espacio Bronzo. / María Pisaca

Patricia Ginovés

Patricia Ginovés

Carretera general del Sur, sin número recopila parte de la producción artística de Javier Eloy en el Espacio Bronzo de La Laguna, una propuesta que se podrá visitar hasta el día 16 de febrero. El artista nacido en Güímar emplea la dirección postal de su casa natal para abordar el paisaje desnudo del sur de la Isla, que ha sido una constante en su obra.

El artista de Güímar plasma en estas obras su propia trayectoria vital, desde la casa en la que nació, en la comarca de Agache, hasta los paseos nocturnos que aún hoy continúa realizando por este paisaje que le ha acompañado a lo largo de los años. Esta muestra incluye obras de varias etapas artísticas del creador, quien realiza esculturas con fibras naturales combinadas con colas hechas por él mismo, además de dibujos, temples y óleos. Se trata de piezas que han sido realizadas, en algunas ocasiones, hace unos 15 años, mientras que otras son más recientes, de la última Navidad. En cualquier caso, se trata de obras de arte que ahora han sido seleccionadas con el objetivo de narrar el gusto del autor por el paisaje natural del sur de Tenerife. Así, las propuestas que forman parte de Carretera general del Sur, sin número son aquellas que mejor cuentan la historia de los rituales y el paisaje de Güímar, y para ello ha elegido pinturas y esculturas.

Amalgamar cosas que va encontrando. Esa es una de las técnicas de trabajo que emplea Javier Eloy, quien no solo emplea materiales naturales, sino también fibras de viejas fotografías, y todo ello lo monta gracias a colas naturales que él mismo procesa, cocina y mezcla. De este modo, lleva a cabo obras escultóricas desde cero y participa en todo el proceso de creación en un trabajo que también tiene mucho de prueba y error. "Poco a poco he ido viendo que las colas que hago son resistentes y que se mantienen en el tiempo. Todo lo que hago es un desafío pero también me permite ser totalmente libre a la hora de crear", reflexiona el tinerfeño.

Javier Eloy afirma que disfruta de todo este trabajo, tan laborioso como gratificante. "Me tengo que adaptar a los materiales que voy encontrando y a la forma en la se comporta esa cola natural que empleo, por lo que en cierto modo siento que estoy imitando el proceso de la propia naturaleza, que trabaja lentamente, con sus propios tiempos y de una forma única", asegura.

Trabajar tan pegado al paisaje ha permitido que Eloy descubra a la perfección los cambios que ha ido experimentando la naturaleza a lo largo de los años. "La destrucción del paisaje es la destrucción de los recuerdos", resume Javier Eloy quien añade que "los recuerdos tienen un halo místico, de ritual y por eso yo les doy una importancia sagrada". Por todo ello invita también a la gente a mirar la naturaleza con ojos especiales, para poder así comprobar la destrucción que está sufriendo, y tratar de frenarla. A pesar de ello lanza un mensaje positivo: "El paisaje que nos rodea es tan primigenio, carente de accesorios y genuino que, aun con el deterioro al que está siendo sometido, continúa enviando un mensaje muy potente". Pasear por estos paisajes emociona profundamente a Javier Eloy, quien continúa inspirándose gracias a las "potentes impresiones plásticas" que le ofrece la naturaleza de su lugar de origen.