Espectáculo musical

‘Elfidio’, eterno musical de Sabandeños

El grupo que encarna el folclore canario repasa en una antología la vida de su fundador, capaz de recrear su ‘paritorio’, Punta del Hidalgo’, o cantar a ritmo de máquinas de escribir

Elfidio Alonso Quintero, director y fundador de Los Sabandeños.

Elfidio Alonso Quintero, director y fundador de Los Sabandeños. / Raúl Guadarrama

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Veinticuatro de los temas compuestos por Elfidio Alonso integran la última producción de Sabandeños, que cuentan la vida de su mentor en cinco actos. ‘Elfidio’ no solo es el fundador del grupo máximo exponente del folclore canario sino también el título de una antología que permite el reencuentro y la reconciliación con las raíces. Es una cita con el ‘Don Quijote’ que cabalgata entre isas, folías y malagueñas. 

Entorno a una mesa y tres sillas arranca ‘Elfidio’, el gran musical con el que Los Sabandeños hace eterno al maestro de maestros del folclore y a su vez al folclore, con la magia de este abogado, periodista, alcalde de La Laguna y sobre todo amante de la tierra y su voz que, como si fuera fortuito, ha elevado al grado de espectáculo las isas, folías y malagueñas.

Cuenta en dossier del evento que «la historia de Elfidio es la de un pueblo, son sus voces y sus imágenes las que narren qué les supone Los Sabandeños, qué Elfidio. Gente de calle, cuyas vidas, a veces sin saberlo, han viajado siempre en paralelo a la figura del compositor lagunero. Un espectáculo imponente, tradicional, novedoso, repleto de música, de folclore, de amistad, de reflexión y de Elfidio, con su manta esperancera y su mirada cómplice». Y es de las pocas veces que una presentación se queda corta. Porque ‘Elfidio’ es para verlo, sentirlo, disfrutarlo, palparlo. saborearlo.

En una dulce transición, donde en cada tema que se sucede cabe el más emoción todavía, se hace acopio de veinticuatro de las canciones que llevan la firma del mentor de Los Sabandeños. Prueba de la excelencia de este musical del folclore es que cuando acabas no solo se pierde el tino del tiempo transcurrido sino que incluso deja paso a la tertulia para recordar joyas que quedan en la recámara, como alguna pieza de la Misa sabandeña o La cantata del Mencey Loco.

‘Elfidio’ es el esplendor, el broche de oro, el testamento vital de la mano de la exquisitez y la excelencia del director musical del grupo, Israel Espino, que con el timple acuesta y sin apariencia de esfuerzo lleva en volandas a Los Sabandeños y a su fundador a la eternidad, como se disfrutó en el estreno del musical el jueves 8 de junio en el teatro Leal.

Por la misma Juan de Vera, cerca del Ateneo –como canta la isa–, pasó la tarde del jueves el mismísimo Elfidio Alonso con su inseparable Magda Palazón rumbo al Leal; a las puertas, el alcalde en funciones, Luis Yeray Rodríguez, que junto a miembros de su equipo lo saludó entre el bullicio que se respiraba en la calle a la espera del estreno del espectáculo.

Noche de estreno en la bombera lagunera. 8 de junio y parecía el Día de Canarias. Sobre el escenario del Leal, dos elementos que recrean el ADN el grupo, una barca de pescadores y otra, en su armazón. Delante, una mesa y tres sillas que para recrear los humildes inicios del grupo que ha tenido en las voces y en los instrumentos de cuerdas su salvoconducto para exportar el folclore allende los mares.

A partir de ahí, Alicia Ramos y Carmen Hernández, a modo de musas, llevan el hilo conductor que mantiene el corazón del espectador encogido de principio, acorde con el devenir de las joyas engarzadas, desde la Isa del Puntero, a Canción para un timple, El Pescador de morenas, La Leyenda de San Borondón, Campanas de La Laguna, Parranda Canaria, Tenderete, Isas y Tanganillos de los Cantos Canarios, La Canción de la calle, Polka Frutera, Tambor de Sequías, Llamarme guanche, Isa de la ventana, Isa del Canario, Malagueñas a la madre, Folías de la libertad, Por Aguere, Isa de Luciano y Lucha Canaria para, como en todas las grandes solemnidades de estas características, concluir con Islas Canarias.

La estampa inicial, que recrea el paritorio de Los Sabandeños de Punta del Hidalgo con la sobriedad de tres mesas y cinco focos azules y el arrullo del mar de fondo permite escuchar a capela a los protagonistas de la fiesta del folclore, que evidencian magisterio hasta que incorporan la técnica de la megafonía en la tradición hasta hacerse escuchar con la calidad de un CD. Limpios, puros.

El espectáculo arranca en vacío. Con la estampa puntera y se convierte en el homenaje que le brinda el grupo a su mentor, tal vez en una de las pocas veces en su vida que ha visto desde el palco a Los Sabandeños. Y es que la ocasión lo merecía. Porque este espectáculo no es para contar sino para vivirlo.

Mario Vega, el responsable artístico de la puesta en escena, logra emocionar trasladando sensaciones, e Israel Espino, el director musical culmina la declaración según desgrana cada argumento en forma de canción, desde el acento, la voz del grupo, Juan Díaz, hasta otros compañeros que tornan en poesía el canto tradicional, Gustavo Rodríguez, David Muñoz, Rayco Déniz o Moisés Melián.

Son muchos los momentos a destacar. Desde la sobriedad con la que recrean la condición de periodista de Elfidio Alonso, con dos máquinas de escribir con la que dos sabandeños acaban tecleando cual percusión al ritmo de una isa, a la presencia sublime de la banda que parece levantarse en el espaldar de Los Sabandeños o los testimonios, de jóvenes, grandes y chicos y señoras...

‘Elfidio’ es el musical de la reconciliación. El reencuentro con el ADN de la guitarra, el timple y el requinto. Después de la etapa en la que Los Sabandeños se tuteó con las grandes figuras musicales a nivel nacional e internacional, vuelve a casa a ritmo de isa, folía y malagueña que escribe en mayúsculas Javi Hernández con su voz. Y para encoger el corazón, Besay Pérez, que hizo caer lágrimas hasta de las lámparas del Leal en la Malagueñas a la madre.

Acaba el musical y deja dos sensaciones. ¡Qué grande Elfidio Alonso Quintero! Gracias Sabandeños por hacerlo inmortal.