Retrato de la miseria nacional

La España sangrante tras la Guerra Civil, en los artículos de ‘Calendario sin fechas’ de Josep Pla

Retrato de la miseria nacional

Retrato de la miseria nacional / Javier García recio

Javier García Recio

La editorial Destino -su casa literaria de siempre- lleva años reivindicando a Josep Pla (Palafrugell, 1897-Llofriu, 1981) en casi todas sus facetas, como escritor narrador, como viajero, como cronista o como ensayista. Ahora, por vez primera nos trae al Pla articulista. Algo esencial para conocer la obra del escritor catalán ya que se trata de su actividad más duradera pues estuvo cerca de 35 años escribiendo una crónica semanal en la revista Destino, siempre en castellano, bajo el título de Calendario fin fechas. Casi un millar y medio de artículos en los que Pla retrató con su perspicacia y su profunda ironía a la sociedad española surgida tras la Guerra Civil y después a la del desarrollismo y peculiar expansión.

La sección Calendario sin fechas arrancó en Destino el 24 de febrero de 1940 con el artículo Otoño en el Baztán. Mantuvo la periodicidad semana 35 años hasta 1975, con algún añadido hasta 1980. En diciembre de 1975 dejó de publicar Calendario sin fecha en desacuerdo con su nuevo propietario Jordi Pujol y el director Baltasar Porcell. A partir de 1978, tras dejar Porcel y Pujol Destino, volvió a publicar, ya con el nombre de Josep.

Abundantes centelleos

Xavier Febrés, un estudioso y experto en la obra de Pla, ha sido el encargado de seleccionar los 52 artículos que componen esta colección que, a su juicio, «conservan el frescor espontáneo del momento, son el testimonio vivo de una época, brindan una relectura de abundantes centelleos, arrastran la huella del tiempo con el garbo del impromtu. Reúnen a la vez el latido del instante de su creación, la trenza sinuosa del recuerdo y la cadena oxidada del olvido». Pla suplo implantar con éxito un estilo basado en la adaptación a las circunstancias, librando un duelo semanal a florete contra el lápiz rojo de los censores franquistas. Luego, poco a poco fue distanciándose tanto del triunfalismo de unos como del derrotismo de otros.

Pla practicó un articulismo de autor. Hay que tener en cuenta que su retorno a la Barcelona franquista, a pesar de haberle dado su apoyo al régimen sin reserva, no fue fácil ni plácido, y su adaptación a las exigencias del nuevo régimen también fue forzada, principalmente por la prohibición de escribir y publicar en catalán, de ahí precisamente que sus crónicas de Calendario sin fechas sean en castellano.

Retrato de la miseria nacional

Retrato de la miseria nacional / Javier García recio

Desde su posición de catalanista moderado, Pla escribe con una calculada mezcla de ambigüedad y reserva, pero no por ello se olvida de ofrecer el relato desolador de la miseria moral, intelectual y económica de aquellos años de la década de los 40. A lo largo de sus artículos, va repasando lentamente las condiciones de vida de esos años que siguieron al final de la guerra, desde el sistema educativo a las tradiciones catalanas, pero también algo muy del gusto de Pla y que este sabe retratar con belleza sorprendente como son los paisajes y entornos mas queridos. Cadaqués, Roses, Lloret e incluso los jardines de Luxemburgo, de París. Leemos así la bella descripción de los pueblos costeros y su entorno marinero, la apetitosa descripción de los mejores platos del lugar, el dibujo certero de los lugareños, la belleza cromática de un sinfín de rincones y múltiples detalles que hacen de este relato un ejemplo de la mejor escritura de Pla.

Pla no abandona nunca su vertiente cultural y así se queja de la «frialdad y desafección» hacia la obra de Joseph Conrad, a quien considera uno de los novelistas mayores de todas las épocas. Dedica también un insólito artículo a Pío Baroja, de quien afirma que es un inmenso escritor, pero se equivocó de técnica al escribir novelas, que «no tienen el menor interés». Baroja, afirma Pla, habría podido ser el mayor memorialista de la literatura castellana; y recuerda sus conversaciones con Joan Fuster que pese a su elevada formación intelectual no comparte su concepción romántica de la fascinación de un paisaje, aunque este sea inútil o incómodo; también de su gran amigo el escultor Arístides Mallol.

Los amigos, un tesoro que Pla cultivó con esmero toda su vida, también están retratados con fervor en estos artículos. Así su satisfacción al conocer la estatua que se levantará en honor al escritor Joaquín Ruyra, o el ensalzamiento de las virtudes literarias de su gran amigo el escritor José María de Segarra, al que profesa una admiración «global» por su poesía, su teatro, sus traducciones y su prosa.

Esta sección semanal de Calendario sin fechas es la verdadera cantera de textos que luego se fueron publicando en forma de libros, aunque otras veces su calendario lo aprovechaba para adelantar serie de textos que se publicaban en el semanario antes de aparecer como libros.

En todo caso, es un modelo genial para enseñarnos en qué consiste escribir y por qué la escritura -la escritura de Pla- permanecerá indeleble en el tiempo frente al huracán del olvido que se lleva otras. En Pla no es tanto el estilo como la expresividad y autenticidad literaria lo que priva, por eso su prosa es espontánea y sencilla, algo que no es fácil y que el consigue por su destreza narrativa.

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