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Verde y delicioso como La Albahaca

Y porque la vida es un viaje maravilloso, este local cultiva esa facilidad para acercarse a los sabores domésticos , como en casa

José Gregorio, pizzero y propietario de La Albahaca. | | E.D.

Antes de la Primera Guerra Mundial, miles de italianos migraron a EEUU y aquella diáspora desembarcó en la ciudad de Nueva York, instalándose en un pequeño barrio de Manhattan, conocido como Little Italy, donde se establecieron las pizzerías más antiguos del continente americano, aunque su verdadera popularidad llegaría con los soldados yankees tras la Segunda Guerra Mundial, cuando al regresar de Europa lo hicieron con el sabor de la pizza en el petate.

Desde entonces, nada ha sido lo mismo. El concepto industrial se expandió por el mundo y, a día de hoy, aquella pizza original se ha desnaturalizado, dando lugar a cadenas de comida rápida que nada tienen que ver con la masa madre.

Los napolitanos presumen de ser los descubridores de la pizza y la Unesco refrendó esta paternidad al incluirla en 2017 en la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, como también al arte de los pizzaioli, las personas encargadas de preparar en cuatro etapas la masa de una pizza y hornearla con fuego de leña. Pero en Italia conviven dos o tres tipos de pizza, la napolitana y la romana, con permiso de la siciliana. La primera se caracteriza por tener una masa blandita y elástica al amasar, hecha a mano, por lo general, suave y esponjosa en los bordes. La romana es menos hidratada, apenas tiene borde y el tomate y los ingredientes se extienden por toda la masa. Al hornearla, el resultado es una pizza de masa crujiente y dorada.

Se puede abrir un debate sobre cuál es la mejor, como también sobre la sensación de que para comer una buena pizza en Tenerife hay que salir de Santa Cruz. Y es, precisamente, el caso de la Pizzería La Albahaca, ubicada en el municipio de El Tanque.

Desde hace ocho años, José Gregorio, un ingeniero civil, regenta este singular local –acompañado en el horno por María José, Sergio y Adrián, y en sala por Raquel, Mayra y Patricia–, que destaca por sus magníficas pizzas, la amabilidad del personal y su delicada decoración, además de una impoluta limpieza.

José es un apasionado de la cocina italiana, y es que, no en vano, una buena pizza es irresistible, tan irresistible como poco frecuente; masas artesanales fermentadas sin prisas, completadas con ingredientes de calidad y cocidas como manda el dios Vulcano, que así como las preparan en La Albahaca, donde se rinde culto a la pizza romana, la redonda: fina y crujiente.

Y porque la vida es un viaje maravilloso, este local cultiva esa facilidad para acercarse a los sabores domésticos –se nutre de productos ecológicos de fincas de Buenavista–, los que te hacen sentir como en casa, y que se perciben en esa familiaridad en el trato con la clientela, ya desde los antipastos (entrantes) de berenjena, pimientos, cebolla caramelizada, champiñones y aromas de pesto, con un toque de aceite picante, hasta el dulce final, con un tiramisú elaborado en la casa.

En La Albahaca, el producto es lo que cobra protagonismo y la masa se integra, creando un bocado único y sabroso.

(La Albahaca; Avenida Príncipes de España, 33, frente al Ayuntamiento de El Tanque; viernes de 19:00 a 23:00; sábados y domingos, de 13:00 a 16:00 y 19:00 a 23:00; tfno.: 922 136 430).

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