Rafael Yuste es Catedrático de Ciencias Biológicas y Neurociencia, desde 2005, en la Universidad de Columbia. En el curso de su investigación propuso registrar la actividad de circuitos neuronales enteros a escalas de milisegundos, y de cerebros completos en tres dimensiones. También propuso al presidente estadounidense Obama el proyecto Brain Activity Map para mapear y manipular la actividad de las neuronas del cerebro, empezando por el famoso gusano Caenorhabditis elegans, la mosca Drosophila, el pez cebra, y luego el cerebro del ratón.

A través del conocimiento obtenido y el análisis de la potencia del mismo, Yuste ha visto que el camino que lleva la intervención en los circuitos cerebrales por la Inteligencia Artificial y los adminículos físicos que incorporan chips, hay que verlo a la luz de un sistema ético y humanístico. Por eso ha propuesto los neuroderechos. Y por ello, ahora se ha unido al senador chileno Guido Girardi (toda la información en www.guidogirardi.cl) para modificar la constitución chilena introduciendo esos derechos neurológicos del humano, del ciudadano. La intención es limitar ética y jurídicamente la investigación e implantación de adminículos en los cerebros humanos. El origen de esta reacción casi está políticamente en el momento en el que se presentó por Elon Musk la cerdita Gertrude, bajo el paraguas de Neuralink, una de sus empresas, y donde se mostró que Gertrude había sido implantada dos meses antes con un chip que localizaba las señales de ciertas áreas cerebrales relacionadas con su hocico, de forma que el dispositivo emitía sonidos a la par que la cerdita olía. Había quedado conectada la mente de la cerdita con un ordenador, sin necesidad de cables.

Los aparatos evolucionan y, por ejemplo, la empresa Hyperfine ya comercializa un escáner portátil para resonancias magnéticas cerebrales en niños, y un poco más lejanamente, en 2019, el gobierno chino introdujo en las escuelas de la provincia de Zhejiang unas diademas con cámaras de control facial que medían el rendimiento de los alumnos y mostraban diversos colores en función de los índices de atención y cognitividad, para mejorar o no sus evaluaciones.

La introducción de adminículos neurales en los cerebros no es inocua, pues se han observado ciertos efectos en pacientes a los que se ha implantado un adminículo de Inteligencia Artificial: han provocado hipomanía o hipersexualidad. Para un buen número de implantados, según un informe recientemente publicado en The New Yorker, el 26 de abril de 2021, Do Brain Implants Change Your Identity?, un 65% de los mismos rompía con su matrimonio o pareja, y un porcentaje parecido abandonaba los estudios. Estos efectos secundarios generan una serie de consecuencias jurídicas que ya se están enfrentando por las legislaciones.

El catedrático Rafael Yuste pretende que para el implante de adminículos encaminados al tratamiento de una enfermedad (por ejemplo, en el párkinson), haya que contar con expertos, al igual que se cuenta con ellos en las estrategias de vacunación. Yuste propone los siguientes neuroderechos, a incorporar a la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 1948: 1) Derecho a la privacidad mental, para proteger los neurodatos. 2) Derecho a la identidad personal, para proteger a cada individuo del uso de chips o cualquier adminículo capaz de modificar su actividad cerebral. 3) Derecho al libre albedrío, para proteger la capacidad de tomar decisiones cuando las técnicas de estimulación cerebral sean masivas. 4) Derecho al acceso equitativo a las tecnologías de aumentación, de forma que no se produzcan desigualdades en el acceso a las ventajas de estos dispositivos, y evitar así la conformación de diversos niveles de humanos, unos super y otros infra. 5) Derecho a la protección contra discriminación en los cerebros humanos.

El senador chileno Guido Girardi (unido al director de cine Werner Herzog, para documentar los problemas de las neurotecnologías y los neuroderechos), ha logrado implementar en la constitución chilena una propuesta de modificación del artículo 19, a fin de amparar a la mente individual frente a las neurotecnologías. El texto que se propone incluir en la Carta Magna chilena es: “El desarrollo científico y tecnológico estará al servicio de las personas y se llevará a cabo con respeto a la vida y a la actividad física y psíquica. La ley regulará los requisitos y condiciones para su utilización en las personas, debiendo propender especialmente, al resguardo de la actividad cerebral, así como la información proveniente de ella”. Cada individuo tendrá unos datos neuronales tan protegidos como los datos personales en las legislaciones del planeta, y no se podrá traficar con ellos sin autorización expresa. Yuste se pone prospectivo y dice cómo las neurotecnologías pueden conocer ya las emociones y leer pensamientos inconscientes, de forma que en plan agente se podría diseñar pensamientos e introducirlos en un feed-back prácticamente ya posible con esos medios que no dejan de ser mecánicos y relativamente simples, ya que aplican capacidad ingenieril a la captación, decodificación y recodificación de pensamientos en función de sus reflejos en el córtex cerebral y en el resto del cerebro y cerebelo.

Al igual que la cerdita Gertrude huele y la máquina pita, terminaríamos los humanos sin saber si los pensamientos que motivan nuestras acciones son nuestros o son implantados telemáticamente, una vez dispongamos de un chip insertado. La neuroprotección ha llegado, y con ella su contraria, la amenaza de la teledirección masiva de los pensamientos humanos por un ente no humano.