Entrevista | Vicky López Primer premio de solistas de rondalla y presidenta de Valkirias

«No venimos a quitar el espacio a nadie sino a ocupar el que nos corresponde»

«Recuerdo cuando Sito me hizo cantar el ‘Tango de la Florida’ y le dijo a mi madre: ‘esta niña canta’», afirma la primer premio de solistas de rondalla y presidenta de Valkirias

Vicky López, en el concurso de rondallas en el que se alzó con el primer premio de solistas.

Vicky López, en el concurso de rondallas en el que se alzó con el primer premio de solistas. / Carsten W. Lauritsen

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Llevan diez años haciendo Carnaval y escribiendo con letras de oro la historia de la fiesta. De la mano de Vicky López, entre otras directivas de la rondalla, esta formación ha traído una bocanada de aire fresco al género lírico que se construye desde la experiencia personal, como la de la solista que este año cosecha su primer premio y que le vale el Carlos Munguía; la formación también se alzó con un primero en 2020.

Logra el primer premio de solistas diez años después de que lo consiguiera otra mujer, Beatriz Siverio, de la Peña del Lunes.

Llevo tantos años en el Carnaval que una siempre sueña con llegar a tener premios, pero cierto es que siempre me he conformado y he aceptado los veredictos del jurado. Me sorprendió este primer premio; sé que suena a respuesta clásica pero como yo nunca había pasado del segundo... No es falsa humildad; en mi cara se vio mi sorpresa.

Más allá de solista y presidenta de la rondalla Las Valkirias, ¿quién es Vicky?

Comencé en esto desde pequeñita, con 8 años, y se lo debo a mi madre, que fue la que impulsó en el barrio de El Pilar, en La Laguna, por el afán por cuidar a la cantera, en aras de formar en lo tradicional, a tocar la guitarra, cantar... Y así empecé con el maestro Sito Mesa que fue mi primer referente. Siempre recuerdo cuando me hizo cantar el Tango de la Florida y le dijo a mi madre: esta niña canta, ¡eh¡ Y así he empezado la trayectoria. Con los años he descubierto que ese gen está en mi familia porque viene de mi abuela Mercedes, que no conocí porque murió cuando mi padre tenía 5 años; la familia que la conoció elogiaba lo bien que cantaba.

Las Valkirias está también de aniversario: diez años.

Sí, en el año 2013 salió el artículo de Natalia Delgado en Diario de Avisos en el que se daba cuenta de que empezábamos a maquinar esta idea y esta edición estamos cumpliendo esos diez añitos de la fundación. Uno mira hacia atrás y dice: ¡Quién nos lo iba a decir que habríamos llegado hasta aquí!, y en el ánimo de todos está continuar. Nuestro primer Carnaval fue 2014, y en 2021 estuvimos de forma testimonial por la pandemia.

Parecía insólito que una rondalla femenina lograra un primer premio de Interpretación, como ocurrió en 2020.

Jugamos con una desventaja. Las expertas y los expertos en música lo dicen: el volumen de un coro femenino frente al masculino no es fácil a la hora de competir, pero sí es verdad que hay que valorar otras cosas, como el empaste, la dificultad... Durante estos diez años hasta que ganamos el primer premio siempre escuché que era muy complicado que se alzara con el primero un coro de mujeres, pero se valora cantar, más allá del volumen.

¿Gozan de buena salud las rondallas?

Con nuestras luces y nuestras sombras, sí, más allá de cosas a debatir y mejorar. También noto en el resto de las rondallas el interés por ir subiendo escalones; está claro que de un año para otro no se puede hacer. Yo miro la mía diez años atrás y veo que hemos mejorado el nivel musical inicial. Me agrada saber que hay interés, ganas, que se están probando cosas para ver cómo funcionan.

¿Hay relevo generacional?

Creo que sí; quizá no se está haciendo de forma tan notable. Participo en el maravilloso proyecto que tiene Diablos Locos de EduCarnaval y he tenido la ocasión de ser entrevistada en algunos colegios. Ahí es donde tenemos la oportunidad de dar a conocer este colectivo e ir creando cantera, que sí que la necesitamos.

¿Es partidaria de mantener dos obras puras y una de libre elección?

Sí, cuando nosotras llegamos ya estaban redactadas las bases y a nosotras nos gusta ese estilo.

¿Permite evolución?

Sí, para mí es el equilibrio perfecto para mantener la tradición y seguir innovando. Ese toque lírico que nos define y por el que el público va a vernos no debemos perderlo. Aparte es un producto que se puede exportar al resto del mundo porque zarzuela y sobre todo ópera son del gusto internacional; quizá no lo hemos sabido exportar correctamente. Y la obra libre nos permite decir que las rondallas somos capaces de hacer lírica y otras cosas, como nosotras este año con Mary Poppins.

¿Cuál es el espaldarazo que necesitan las rondallas para lograr más proyección internacional?

Falta hacerlo por parte de las rondallas, porque somos las primeras interesadas, además de crear ese proyecto que dé ese impulso a través de recursos que deben articular las administraciones que nos representan. Es interesante crear un proyecto común. El presidente del Cabildo comentó días atrás que están ideando un gran proyecto desde Turismo, en el que participan todas las delegaciones que están en el mundo para exportar el Carnaval, y ahí es fundamental que se promocione la labor de las rondallas.

¿Hasta dónde vino a poner Valkirias el valor de la mujer en las rondallas?

Quizá la respuesta la deberían dar otras mujeres que se sientan reflejadas. En nuestras presentaciones decimos que nosotras no venimos a quitar el espacio a nadie, sino a ocupar el lugar que nos corresponde. Las mujeres también somos capaces de liderar y gestionar un proyecto cultural como éste. Desde Valkirias estamos haciendo un papel relevante para todas ellas y me siento satisfecha de que se empiece a valorar de esa manera, desde un punto de vista social del cambio. Es interesante.