Carnaval 2023 | Concurso de Ritmo y Armonía

Joroperos gana de nuevo en la calle en un desfile sin ritmo y con cinco paradas

El segundo, para Bahía Bahitiare; tercero, a Tropicana y Accésit, Cariocas en un concurso que cambió el formato y tornó el trepidante desfile en una procesión con parones

Joroperos, en su desfile en el concurso de Ritmo y Armonía.

Joroperos, en su desfile en el concurso de Ritmo y Armonía. / Carsten W. Lauritsen

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Bodas de oro por todo lo alto para Joroperos, que en su reencuentro con el Carnaval después del covid no sólo se proclamó como la mejor comparsa sobre el escenario –a lo que suma un segundo de Presentación– sino que la noche del sábado se alzó se llevó para La Laguna el primero de Ritmo y Armonía, un galardón que no cosechaba desde 2018.

El segundo premio fue para Bahía Bahitiare –ganadora en 2022–; tercero, y ya van cuatro veces consecutivas que lo logra, para Tropicana y Accésit, para Cariocas, también ganadora de la mención al mejor estandarte.

Lo más significativo, y no para bien, fue el cambio de formato del desfile de Ritmo y Armonía, que no fue un fiel reflejo precisamente del enunciado del certamen, sino que se tornó en una procesión sin ritmo que se desarrolló entre cinco altares o paradas por el empeño del director artístico, Enrique Camacho, de variar el modelo con el apoyo de la mayoría, no así en el caso de Joroperos, Cariocas ni Danzarines Canarios.

La hora del inicio del desfile se retrasó a las nueve de la noche para atender las demandas de la televisión. Primero se dijo que Televisión Española lo emitiría a nivel nacional e internacional sombreando Archipiélago –como así ocurrió–, pero se anunció que la TelevisiónCanaria lo emitiría en diferido este domingo. Finalmente, el Ente Público autonómico discriminó la final de murgas de Las Palmas para la provincia hermana y divulgó en directo las comparsas para las islas de Tenerife, La Palma, La Gomera yEl Hierro. Luego, al inicio, se colocó a la comparsa infantil Tropicana en el set número 2, donde estaba televisión. La organización dijo que era para hacer una prueba, pero lo cierto es que el público entendió que se había adelantado y que no iban a salir y montó tal bronca que Fiestas llevó a los niños de Tropicana Infantil al punto de salida. No fueron los únicos reproches que se escucharon, pues los espectadores no entendieron que a la altura de La Alameda la invitada Cumbacheros, de Lanzarote –ya habitual en este acto fuero de concurso–, fuera más caminando que bailando entre alto y alto, una situación que el propio grupo resolvió activando de nuevo la batucada. Y por si faltaba algo, el fallo del jurado se hizo de rogar hasta la una de la madrugada, dos horas después del inicio de los bailes en el escenario de la plaza de La Candelaria, donde se comunicó.

Tras la confusión inicial, provocada por la colocación de la comparsa infantil en el set de televisión donde estaban los focos, comenzó el desfile de Ritmo y Armonía, en el que se echó de menos la participación también de la novel Joroperos, que volvió a la calle después de la etapa que completó entre 1985 y 1989 para salir de nuevo en esta edición en la que sus mayores cumplen 50 años.

Como ya es habitual, entre los grupos participantes, la reina, Adriana Peña, y su corte de honor y resto de aspirantes, que fueron intercaladas entre comparsas y escoltadas por sus equipos, que recibieron el aplaudo del público.

La primera en concurso,Rumberos, que presumió de percusión con Juanjo Monzón al frente y su hermana Rogi, de calle, al ritmo de Mambo, su perrito.

Siguió Río Orinoco, segundas, con Dani Baute que consolida esa línea ascendente en la mejoría y que evidenció en ese diálogo en forma de palmas entre el baile a tres escalas que contagiaba al público sin darse tregua en el baile.

Llegó entonces el momento más intenso, conTropicana, una formación numerosa, con presencia y un bello contraste del rosa y negro en su vestuario en medio de piruetas de los bailares en el fuego y un batallón en la batucada.

Le seguía el huracán Joroperos, de Fernando Hernández, también con una fantasía roja y plata que enamora y un baile y percusión que cautiva emociones.

No se acababa ahí el momento álgido del desfile, sino que mantuvo el pulso Cariocas, con figuras de baile con círculos que contribuían a realzar el rosa, blanco y negro de sus fantasías, más el estandarte gigante, y hasta con luz, que fue reconocido también por el jurado del concurso.

A partir de ahí, a Tabajaras, en el sexto puesto le tocaba hacer lo que podía frente a las numerosas comparsas anteriores, y la formación de Celso Hernández lo peleó con la elegancia de sus disfraces, aunque un menguado baile y una percusión que es la máxima expresión de un nuevo estilo más académico, fruto de la escuela que estrenan esta edición.

En séptimo puesto, Danzarines Canarios, de Luis Hernández, que se creció en la calle. Muchísimo mejor que en el escenario y con mimbres de haber podido acariciar un cartón.

Ya en la recta final, Abenaura, que en su segundo año pelea por ponerse al paso de las grandes y Bahía Bahitiare que, con Zara Díaz Mendoza, se paseó por la avenida de Anaga con garbo y presencia ganadora poniendo el broche de oro al tiempo de concurso, para dar paso a la invitada Cumbacheros, que recordó cómo era el desfile de Ritmo y Armonía cuando no tenía paradas, un formato que parece llamado a rescatarse de urgencia para no dañar este concurso que hasta 2022 funcionaba a la perfección: con ritmo y armonía.