El pasacalle, ‘El Cubanito’ y la despedida interpretados en el homenaje que le rindió una agrupación folclórica denotan la resurrección de la institución con Fran ‘Margarito’ y Eliseo Carrillo.

«Poquitos porque son benditos». Parafraseando el dicho popular, la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá acudió el pasado viernes al centro ciudadano de la plaza del Tranvía, en La Cuesta, con una formación contada de componentes para interpretar un repertorio ajustado con el que responder al homenaje que le brindó la agrupación folclórica Ariferint coincidiendo con su semana cultural, lo cual ya tiene mérito por el riesgo que entraña contar con la murga madre que en los dos últimos años no ha pasado por sus mejores momentos.

A penas han transcurrido dos meses desde que el presidente de la institución Cristóbal Reyes, confió en Fran Margarito la responsabilidad de montar el repertorio de la institución, a la vez que designó a Eliseo Carrillo, quien fuera presidente histórico de la casa de la calle de La Noria, como nuevo director artístico, lo cual parecía propio de una cámara indiscreta, por cuanto a Eliseo Carrillo se le asocia más a los despachos de altas responsabilidades –fue director de banca– que a la batuta del maestro Enrique González Bethencourt, el célebre fundador de la institución y este género en el Carnaval chicharrero.

El pasacalle, El Cubanito y la despedida interpretadas en el centro ciudadano del Tranvía, en La Cuesta, fueron bálsamo para los oídos y alimento para el alma de los incondicionales de la murga madre de Canarias, que disfrutaron con una actuación que deja en el olvido las actuaciones de los últimos años y permite disfrutar y soñar de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá de toda la vida a falta de algunos componentes más que tomen el testigo de los herederos de la crítica, el humor y la ironía. Bienvenida, Ni Fú-Ni Fá.