La canción ‘Mami qué será lo que tiene el negro’, de Wilfrido Vargas, animó a Francisco Padrón, de Radio Club Tenerife, a traer al cantante a Santa Cruz en 1985, pero rechazó la oferta aún pagándole el triple. Manolo Monzón recomendó al director de emisora apostar por Billo’s Caracas Boys en 1986. El éxito vino solo al año siguiente: Miguel Zerolo trazó el reto de batir el récord del baile con más participantes en la calle.


«El Carnaval de Santa Cruz batió el récord mundial de baile» titulaba en su portada el periódico EL DÍA el jueves 5 de marzo de 1987, con cuatro fotografías. En tres de ellas se mostraba la multitud a ambos lados de la plaza de España y desde el escenario principal hacia la plaza de La Candelaria junto a otra en la que se procedía a levantar acta notarial del acontecimiento.

«Doscientas cuarenta mil personas batieron el martes por la noche el récord mundial de baile en los Carnavales de Tenerife, informó el alcalde de la ciudad, Manuel Hermoso. El cálculo se hizo en el cuadrilátero habilitado en el centro de la ciudad para el Carnaval, de una superficie de 60.000 metros cuadrados, teniendo en cuenta que, al menos, cuatro personas bailaban en cada metro cuadrado. La Comisión Mixta del Carnaval enviará el acta notarial a los editores del libro Guinness». Sobre las diez de la noche de aquel Martes de Carnaval –3 de marzo de 1987–, en el momento de mayor apogeo, como recoge la crónica, levantó acta el notario José María Delgado, que hizo constar la veracidad de los informes policiales presentados por el director de servicios de la Policía Municipal de Santa Cruz, Gonzalo Calvo, que siguieron el devenir de la velada desde el salón de juntas del Casino de Tenerife.

Aportación de #AntesAhoraTfe que muestra el lateral de la plaza de España hacia la Alameda y la avenida de Anaga el Martes de Carnaval de 1987. | | PABLO AFONSO

Junto al responsable de la Policía, el teniente de alcalde para el Carnaval, Miguel Zerolo, comprobó la ocupación total –desde las terrazas del Casino y del edificio Olympo– «de la circunferencia de la plaza de España en su totalidad, las confluencias de Bravo Murillo y Avenida José Antonio, plaza de la Candelaria, hasta el límite con la calle Cruz Verde, alameda del Duque de Santa Elena en su totalidad y avenida de Anaga, hasta la parada de guaguas de San Andrés».

En la página interior se daba cuenta que hasta esa fecha el récord con mayor asistencia de público del mundo lo ostentaba los locales de Astro Hall de Houston, en EE UU, con 16.500 asistentes al baile de la Feria de Ganado, el 8 de febrero de 1969.

El Ayuntamiento de Santa Cruz desveló el 4 de febrero de 1987 su objetivo para aquella edición: «El Carnaval de la calle, nuestro gran reto». El gerente de Fiestas, Juan Viñas (1972-2003), informaba que, junto a la innovación cosechada con la apuesta de la plaza de toros como recinto para los espectáculos de la fiestas, desde 1985, «este año hemos dedicado una atención muy especial a la calle, porque el Carnaval de Santa Cruz se distingue por eso». Para esa edición, se suprime la instalación de chiringuitos o casetas en la remodelada plaza del Príncipe –que se dedica como aforo para las rondallas– y se decide instalar un escenario en la plaza Weyler para celebrar bailes al aire libre, desde las seis de la tarde hasta las diez de la noche. Para eso, se plantea convertir el conjunto de las plazas de España y La Candelaria en «una discoteca gigante», con más de cuarenta mil watios de sonido y una espectacular iluminación que incluyó efectos especiales, con el empleo de un sofisticado y potente rayo láser.

Miguel Zerolo plantea la instalación de tres pantallas, de 3,15 por 4,20 metros, y hasta «la instalación de un espejo en la Montaña de Anaga sobre el que se reflejarán hacia el mar los rayos láser emitidos desde la plaza de España.

Abusadora, Enamoradito, Santa Cruz en Carnaval, Vacaciones de Tenerife, Bemba colorá, Cucalá o Hierbero moderno, composiciones del maestro Billo Frómeta, fueron las canciones que marcaron una época, junto a Enamoradito estoy de ti, que fue elegida como canción oficial del Carnaval de 1987, en un año que coincidía con las bodas de oro de la fundación de Billo's Caracas Boys, que traía al recuerdo a la célebre orquesta Lecuona Cuban Boys, que tantos bailes amenizó con anterioridad en el Casino.

Así se fraguó la idea

Francisco Padrón, entonces director de Radio Club Tenerife, atribuye la consecución del récord Guinness a Miguel Zerolo, entonces teniente de alcalde para la organización del Carnaval. «Fue una idea de Miguel que hicimos todos».

El concierto de Celia Cruz, que actuó con la Sonora Matancera, y de Billo's Caracas Boy supuso el gran espaldarazo al Carnaval en la calle, si bien tanto el entonces alcalde de Santa Cruz, Manuel Hermoso, como el gerente de Fiestas, Juan Viñas, reiteran que «ese siempre ha sido el fuerte de la fiesta». «Podías estar con tus amigos cenando o tomando algo en las sociedades y salías a bailar a la calle», explica Hermoso, a lo que Viñas apostilla: «Por encima de los grupos y de los espectáculos, la reina del Carnaval es la calle, por el buen ambiente y la seguridad».

En 1985 se puso de moda la canción Mami, qué será lo que tiene el negro, de Wilfrido Vargas. Francisco Padrón detectó el boom y lo amplificó. Organizó en Radio Club Tenerife un concurso en el que la audiencia llamaba por teléfono y acababa cantando con la melodía que tocaba la Orquesta Los Guanches, lo que llevó al director de la emisora a intentar traer al intérprete para amenizar los bailes de Carnaval. Pero se encontraba en Colombia y ni pagándole tres veces su caché aceptó la propuesta de Francisco Padrón.

El sobre del primer pago quedó olvidado en EEUU; en la capital, un cambullonero hizo el cambio de moneda

Por aquella época era concejala de Fiestas Ana Oramas. «En una entrevista que hicimos a Manolo Monzón, alma máter de Rumberos y de las comparsas de Canarias, le conté mi proyecto para contratar a Wilfrido Vargas, pero me lo rebatió y aseguró que él había estado en Venezuela y la orquesta que tenía que traer Santa Cruz era Billo's Caracas Boys, se lo había comentado al ayuntamiento, pero se quedó en la conversación».

Cabía la posibilidad de traer al Carnaval a la Escuela de Samba Salgueiro o a Billo's Caracas Boys. La primera opción hubiera supuesto un agravio con las formaciones de cuerpo de baile y parranda de Santa Cruz, la segunda convertía en protagonistas a los participantes en el baile. Por lo que la decisión estuvo clara.

La Billo's no tenía nada que ver con la configuración de las orquestas pachangueras de la época en Tenerife; frente a un número reducido de componentes, la factoría de Billo Frómeta movía a 22 músicos. Aún así, Francisco Padrón asumió el reto de forma personal.

La imagen rescatada por #AntesAhoraTfe del lleno en la plaza de España entre el Cabildo y Correos. Pablo Afonso

En 1986, habló con el entonces concejal Miguel Zerolo y le propuso traer a Billo's Caracas Boys. El acuerdo era que el ayuntamiento le dejara la plaza de toros para los bailes de Radio Club el sábado y el lunes de Carnaval, así como el sábado de Piñata. A cambio, Francisco Padrón le dejaba gratis a Billo's Caracas Boys para cantar el martes de Carnaval al término del Coso.

En el primer baile, el director de Radio Club temió lo peor, pues solo asistieron 600 personas. El lunes, cuando accedía en un taxi a Santa Cruz, se encontró con una cola a la altura de la piscina municipal y no entendía qué podía haber pasado, imaginando un accidente. ¡Siete mil personas se habían dado cita en la plaza de toros para bailar con la Billo's! Al día siguiente, martes de Carnaval, aprovechando que la gente iba a ver el Coso, Padrón convence a Miguel Zerolo para que comience el baile en la plaza de España a las 19:00 horas, justo cuando se iban a lanzar los fuegos artificiales que marcaban el fin del desfile, para evitar que el público se marche. Otro éxito, del que se publicó, en un publireportaje, que habían 120.000 participantes.

Francisco Padrón no se lo pensó y le dijo a Miguel Zerolo que en 1987 se podría traer a Celia Cruz, con la Sonora Matancera, además de la Billo's, con el aliciente de batir el récord Guinness, gestión de la que se encargó el concejal.

«Todo el mundo quería venir por la calidad de las actuaciones y Miguel Zerolo planteó el récord»

Manuel Hermoso - Alcalde de Santa Cruz de Tenerife

La contratación de Billo's Caracas Boy se hizo en enero de 1987, en el viaje que realizó a México una comitiva formada por el primer teniente de alcalde de Santa Cruz, Adán Martín; Jorge Martínez, de Viajes Archipiélago; Javier Zerolo, productor artístico; y los periodistas Andrés Chaves y Francisco Padrón para preparar el hermanamiento con San Antonio de Texas, que promovió Manuel Perdomo Alfonso. De aquella visita nacieron los Chicharreros Mensajeros.

Francisco Padrón había quedado para entregar los 10.000 euros del primer pago al representante de Celia Cruz; luego, debería abonar otro antes de la primera actuación y un tercero, antes de la última actuación. Cuando ya habían dejado el hotel de EE UU, Francisco Padrón advirtió que se había dejado el sobre con el dinero debajo de la Biblia del hotel, por lo que llamó al establecimiento y pidió que fuera la camarera de las habitaciones y la jefa a su habitación. Cuando ya había dos personas, le dio las indicaciones y le enviaron el dinero por Correo.

«Manolo y Opelio se abrazaron cuando nos confirmaro que se consiguió el récord»

Juan Viñas - Gerente de Fiestas 1972-2003

Una anécdota similar ocurrió el martes de Carnaval, cuando debía actuar Celia Cruz y la Billo's Caracas Boys. Estando en Radio Club, Francisco Padrón recibió la visita de Ralph Mercado, manager de Celia Cruz, para hablar del baile y el récord de esa noche. En el momento de abonar el pago, el representante le dijo que no aceptaba pesetas, solo dólares. Y era martes de Carnaval. Francisco Padrón conocía a un cambullonero a quien recurrió para hacer el cambio de moneda, operación que se hizo en la cocina del Bar Atlántico, de la plaza de España.

A las siete de la tarde comenzó el baile, que se prolongó durante tres horas. En la trasera del escenario coincidieron, por primera vez, Celia Cruz y Billo Frómeta, que se conocían, pero nunca se habían visto. Aprovecharon para establecer un diálogo sobre «la salsa, que es un son», argumento en el que discrepaban. Como teloneras, las orquestas locales Maracaibo y Guayaba.

Ante el público apareció la reina de la salsa, presentada por Joaquín Prat y Pilar Socorro, la estrella de aquellas noches de Carnaval, junto a José Antonio Pérez. Desde la plaza de España, Pilar Socorro fue elevada en una grúa para la conexión con Venevisión desde Santa Cruz de Tenerife. Como luego se acreditó, más de 240.000 personas secundaron la invitación que lanzó la organización liderada por Manuel Hermoso, en el año de Roma, en medio de un despliegue técnico sin precedente, recuerda Francisco Sotelo, que con su empresa Pic-Nic, contrató unos retardadores de sonido para unificar la música en todo el recinto, instaló las pantallas y trajo desde Inglaterra el primer rayo láser que se recuerda en Tenerife. Apuntes y cálculos que todavía conserva en la agenda de aquel año. Sin duda, una edición histórica para el Carnaval.

«Recuerdo que presenté a la gran Celia Cruz unto a mi querido amigo Joaquín Prat»

Pilar Socorro - Periodista

Quienes pudieron ver a la artista, porque Santa Cruz estaba colapsada, recuerdan a Celia Cruz, quien lució unos grandes y redondos pendientes dorados que se movían entre su ensortijado pelo, vestida con un traje de lentejuelas y pedrería en morado. «Me siento en Tenerife como en mi propia casa», dijo Frómeta.

Un Carnaval inolvidable

En 1987, tercera edición en la que la gala se celebraba en la plaza de toros bajo la dirección de José Tamayo, Santa Cruz decide tematizar por primera vez el Carnaval, en esta ocasión con Roma, lo que justificó la instalación del templo romano, diseño de Alfonso Mertens, director de la Escuela Municipal de Artes Gráficas, que costó ocho millones de pesetas. Un total de 36 columnas, unidas por frontones, capiteles y frisos adornaron el perímetro de la plaza de España. Mónica Raquel Estévez fue elegida reina del Carnaval –entre 18 candidatas– con la fantasía Tajaraste, en la edición que supuso el estreno en solitario del diseñador Leo Martínez; se estrena la primera murga femenina fundada en Santa Cruz, Las Atrevidas, dirigidas por María Jesús Morales Bouza, junto a María, María Elena San Segundo Cerviá y Paquita Rodríguez de Pérez, con letras de Nicolás Mingorance. Fue el año del cartel de Jiri Georg Dokoupil, que mostraba a una mujer sobre una isla redonda, cuando Cariocas logra el primer premio de Interpretación de comparsas en escenario y también el Ritmo y Armonía, y Tamanacos se impone en Presentación; María Guacimara Martín Peña logra el título de reina infantil, Triqui-Traquitos cosecha el máximo galardón infantil por su repertorio y Los Vitorinos, por su fantasía.

Curiosamente, aquella final de murgas se había anunciado a nueve y, finalmente, se dio pase a las diez más puntuadas por empate. Aquel concurso lo ganó Singuangos, seguido por Mamelucos y Trasnochados. En Presentación, por este orden, Mamelucos, Ni Pico-Ni Corto y Bambones (que había sido la más votada en fase por su repertorio).

En 1987, la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá entregó su Payasito de Oro al pueblo de Santa Cruz de Tenerife y el de plata, al profesor, a Alfonso Mertens, en una edición que todos recuerdan 35 años después.