El presidente del PP de Canarias, Manuel Domínguez, ha tardado dos días en reubicarse en el marco de la crisis interna que está viviendo el partido en el ámbito estatal, y si inicialmente fue uno de los pocos barones regionales que salió apoyando al presidente nacional, Pablo Casado, ayer se alineó claramente con el sentir general del resto de líderes territoriales y pareció apostar por la convocatoria de un congreso extraordinario como “solución urgente”. Aunque en diferentes entrevistas radiofónicas por la mañana evitó un pronunciamiento explícito respecto a esta opción como la salida a la que se refirió el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, el dirigente canario reclamó a Casado y a la dirección nacional un “paso al frente” para superar la crisis.
El líder de los populares canarios ha matizado de esta forma su posición tras haber hablado en los dos últimos días con el propio Casado, y con Feijóo y muchos otros dirigentes autonómicos, y haber constatado el consenso general entre estos de que la sangría que está sufriendo el partido por la guerra desatada en Madrid necesita de una catarsis como la que supone la convocatoria de un proceso congresual antes del ordinario previsto para julio. Domínguez, que el mismo día en que surgió la batalla entre Casado y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, publicó un comentario en Twitter señalando que «bajo la presidencia de Pablo Casado podemos alcanzar La Moncloa» y «que ningún obstáculo nos descentre del objetivo común: ganar las próximas elecciones», considera ahora que «lo que tiene que hacer el presidente es tomar las riendas y dar un paso al frente y plantear soluciones de manera inmediata». «Pablo Casado es quien tiene que valorar cual es la mejor solución porque el PP está por encima de cualquier persona, se llame como se llame. Todos tienen que pensar únicamente en el partido», recalcó el líder de los populares canarios.
Esta petición a Casado es la misma que trasladó Feijóo ayer por la mañana poco antes de iniciarse la reunión del Comité de Dirección del PP en la sede central en lo que se entendía como un ultimátum al presidente nacional no tanto ya para forzar la dimisión del secretario general, Teodoro García Egea, que muchos reclamaban previamente, sino para abrir una auténtica nueva etapa en el partido que incluiría el cambio de liderazgo tras un congreso extraordinario. Esa salida incluiría la renuncia expresa de la propia Díaz Ayuso a postularse como candidata al liderazgo nacional, como que la presidenta madrileña hizo por la mañana poco después de las declaraciones de Feijóo. El hecho de que la actual dirección alargara su reunión durante todo el día de ayer se interpretaba como un intento de «atrincherarse» ante las presiones del presidente gallego, que ya parece claro candidato al nuevo liderazgo popular, y la mayoría de barones.
Domínguez se reconoció ayer «desubicado» sobre la crisis del partido y aunque evitó verbalizar el tipo de «solución urgente» que reclamaba a Casado, todo en su lenguaje apuntaba hacia un alineamiento con el resto de barones regionales para un cambio de etapa y un relevo del presidente. «He hablado con el Presidente nacional, con los compañeros de otras comunidades autónomas, cada uno tiene su opinión. Entre todos hemos pedido unión para salir de esta lo antes posible. Cada día que pase el PP es más débil. Espero que ese Comité de Dirección sea el punto de inflexión para dar una solución», afirmó Domínguez. «Hay que dar un paso al frente. Solo pueden dar soluciones quienes conocen al 100 por 100 todo lo sucedido. Quien tiene que dar un paso al frente son los dos que han creado el problema», insistió. «No sé si el congreso extraordinario es la solución. Si es esa, que se convoque. Probablemente esa sea una de las vías, pero no lo sé», afirmó. «Los dos por separado han destruido al partido. El PP es necesario como alternativa de gobierno y eso solo se hace juntos. Esto se ha hecho mal y necesitamos una solución ya», insistió.
Domínguez no dudó en apuntar tanto a Casado como a Ayuso como responsables a partes iguales de la guerra abierta en el seno del partido y criticó la gestión llevada a cabo por ambos dirigentes, especialmente por la dirección nacional. Evitó «poner la mano en el fuego» por Ayuso en relación con la posibilidad de que su hermano pudiera haberse beneficiado del contrato de la Comunidad de Madrid con la empresa de un amigo para la adquisición de mascarillas en plena primera hola de coronavirus, y se reconoció «desubicado ante una situación que nos ha cogido a todos con el paso cambiado». «La ropa sucia se lava en casa. Eso debilita al equipo y hoy el equipo está debilitado», afirmó.
El líder de los populares canarios pidió perdón a los militantes por la imagen que estaba dando el partido y desveló que tuvo que «apagar la televisión» por las imágenes de la manifestación del domingo ante la sede nacional del partido en Madrid por el «dolor» que le estaban causando. Reconoció por otro lado que la guerra interna le ha hecho «escuchar el sonido del freno de mano» que la nueva dirección del partido en las Islas han tenido que activar respecto al inicio de la nueva etapa del PP de Canarias tras el congreso regional de enero.
