La documentalista y líder de la ong Caminando Fronteras, Helena Maleno, planteó la necesidad de que en el relato de los periodistas sobre las migraciones se hable de las víctimas, pero también «se señale a los victimarios, como los responsables de la vergüenza de Arguineguín o Ceuta», en referencia a la concentración de más de 2.500 personas en el puerto del municipio grancanario de Mogán en condiciones deficientes o a la reciente entrada en la ciudad autónoma española de unos 7.000 marroquíes, niños, adolescentes y jóvenes, parte de los cuales fueron devueltos presuntamente sin respetar la legalidad vigente. Maleno planteó esta idea en la segunda jornada del II Foro Migrantes, organizado por la Fundación Cajacanarias, en la que se habló, entre otras cosas, del papel de los medios de comunicación a la hora de conformar una idea de esta realidad en la sociedad, gracias a la labor de moderador del periodista grancanario de la cadena SER Nicolás Castellano.

Para Maleno, el periodismo ha sido necesario para el control de las fronteras, donde también existen intereses económicos, por ejemplo, con la venta de armas para la militarización de dichos límites territoriales.

Según Maleno, «el periodismo más grande» tiende a imponer conceptos como «invasión» o «avalancha» para referirse a este proceso humano. No obstante, reconoció que en lugares como Ceuta, Melilla o Canarias «hay gente» en los medios «que se resiste» a ofrecer ese planteamiento. Está convencida de que «las resistencias son más necesarias ahora» para «contar el relato de otra manera». A su juicio, no cabe la neutralidad, sino que el periodista debe estar del lado de los derechos humanos. Sobre las imágenes de la entrada masiva de personas marroquíes en Ceuta la pasada semana, Castellano y Maleno coincidieron en que la sociedad no ha reaccionado con el espanto que cabe esperar ante una situación de esa envergadura. Para la periodista y líder de Caminando Fronteras, esto se debe a que existe «una normalización de la vulneración de los derechos humanos; estamos ante una sociedad racista».

Awa Diop Pathe Ndiaye es portavoz de la comunidad senegalesa y traductora. «Fallan los medios de comunicación de nuestros países (Senegal o Mali, por ejemplo), para poder saber qué pasa con su gente aquí, en Canarias», indicó. Estima oportuno que no divulguen bulos y se muevan un poco para contrastar la realidad de quienes llegan al Archipiélago.

El fotoperiodista Javier Bauluz, premio Pulitzer, apuntó que él se ha aproximado a esta realidad con «tiempo, esfuerzo y cercanía, tratando de comprender lo que pasa». «La mejor medicina contra la xenofobia es la empatía», aseguró, y eso, en parte, se logra con la publicación de fotos en las que se vea el sentimiento de madres, padres, hermanos. Comentó que ahora en los puertos solo se pueden fotografiar a «bultos negros, que no se sabe si están llorando o riendo». Relató que 2.700 migrantes fueron tratados «como animales» en 3.000 metros cuadrados del muelle de Arguineguín. Y que fue en Gran Canaria donde, por primera vez, vio «una manifestación de pobres contra pobres, que es la esencia del fascismo».

El consultor y formador de periodistas Charles Autheman expuso que, de forma mayoritaria, el periodismo «está polarizado» para reflejar el aspecto «negativo» de las migraciones. Para Autheman, en diferentes países predominan las informaciones en que una sola fuente, de la autoridad o de las fuerzas de seguridad, expone su visión de dicha realidad. Pero también advirtió de que en todos los lugares no hay tanta cobertura mediática como en esta parte del planeta. Lamentó la falta de inversión en formar a periodistas para que traten de manera adecuada este fenómeno. Según Autheman, sí se gasta dinero en que informadores de países de origen de la migración traten de convencer a sus compatriotas para que no salgan hacia Europa. También denunció que, por ejemplo, hay centros en Francia donde se dedican 20 horas semanales a formar a futuros periodistas en deportes. Desde ese punto de vista, advirtió de que si se dedican recursos a preparar a informadores para que sepan abordar el proceso migratorio, «podrán cambiar la historia», al influir en la opinión de jueces o fiscales, por ejemplo.

Awa Diop Pathe Ndiaye: «Ahora vienen más a aventurarse»

Lleva 28 años en Tenerife y tiene ya «cuatro hijos chicharreros». Awa Diop Pathe Ndiaye es presidenta de la comunidad senegalesa en la Isla. Comenta que, en diferentes ámbitos, sufre «un racismo disfrazado». Por ejemplo, hay personas que le preguntan si es cubana o que se sorprenden por su conocimiento de idiomas, ya que «por ser negra o de África implica que no sabes nada». Durante su intervención en el Foro Migrantes de la Fundación Cajacanarias advirtió de que aprecia un cambio sustancial entre los migrantes que llegaron hace 15 años y los que lo hacen ahora. Respecto a quienes arribaron a Tenerife durante la llamada «crisis de los cayucos» (2005-2008) «sí que venían a buscarse la vida», sin embargo considera que «ahora vienen más a aventurarse y esos son los que más sufren el racismo; no saben exactamente a qué vienen». Según Pathe Ndiaye, además, han llegado en plena pandemia; al no estar abiertos los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE), los han alojado en hoteles, después han pasado a los campamentos. Para esta portavoz senegalesa en Tenerife, «algunos prefieren la muerte antes que regresar a sus países» sin nada. Está convencida de que «es tiempo que nuestros países faciliten un visado a quienes desean salir» hacia Europa, siempre que posean todos los documentos. A su juicio, de esa manera, si a los migrantes no les gusta lo que ven aquí, «si algo falla, si no encuentran el dorado» podrían con más facilidad regresar a sus lugares de procedencia. De hecho, apuntó que «hay muchos que quieren volver a casa, a recuperar lo que tenían, para que no se les escape». Desde ese punto de vista, está convencida de que falla la parte administrativa del proceso.