El incidente ocurrido el pasado lunes en el avión medicalizado del Servicio de Urgencias Canario (SUC), que tuvo que desviar su rumbo por una avería cuando trasladaba a un bebé de 4 meses a la Península, no es aislado. Los sanitarios de la empresa pública Gestión de Servicios para la Salud y Seguridad en Canarias (GSC) remitieron ayer un escrito a la gerencia para denunciar la situación en la que se encuentra la aeronave con matrícula EC-JJP, de 40 años de antigüedad, propiedad de la empresa Eliance y que cubre el servicio para el Gobierno de Canarias, en el que detallan hasta cinco incidentes acaecidos durante los tres últimos años.

El comité de empresa del GSC demanda una solución a esta situación, que se ha agravado en los últimos meses y que están generando «miedo» y «ansiedad» a los trabajadores que cada día vuelan entre islas y a la Península para realizar los traslados de los pacientes. «Si ya de por sí, los traslados que realizamos son complejos, y el medio es hostil, cosa que obviamos, hay que sumarle estás situaciones estresantes, que no son pocas», indican en el escrito que firman todos los empleados y al que ha tenido acceso este periódico.

Los empleados hacen un repaso a todos los contratiempos durante los tres últimos años. Entre ellos se señala un problema con el tren trasero izquierdo ocurrido el 10 de abril de 2019, que el panel de mandos del aparato indicaba que no bajaba la rueda. Desde la cabina pudieron observar que la rueda se encontraba bloqueada en la posición de aterrizaje o despegue. Sin conocimiento de si iba a permanecer en ese punto, la tripulación decidió regresar a Gran Canaria cuando su destino era Lanzarote. Tomo tierra sin mayores consecuencias. O el caso ocurrido el 25 de mayo en el aeropuerto de Fuerteventura, cuando con un paciente en estado grave ya dentro encendieron los motores y comenzó a oler a quemado. Aquella avería obligó a que la aeronave permaneciera estacionada en la isla majorera durante varios días.

La situación ha empeorado a lo largo de este año. En poco más de cuatro meses ya se han registrado al menos tres averías, dos de ellas calificadas como graves. A finales de abril, los sanitarios tuvieron conocimiento de que el piloto automático del avión Beeccraft King Air 200 estaba averiado y que sin este mecanismo de apoyo no se realizarían traslados a Península hasta que no se solucionara. Así se le informó al personal el 27 de abril. Sin embargo, un día después el EC-JJP realizó un vuelo entre Tenerife Norte y Madrid que duró poco más de tres horas y media, como recoge la web de seguimiento de vuelos FlightRadar24, a pesar de que no se había solucionado el problema.

El pasado 2 de mayo, el médico y el enfermo que iban en la aeronave para realizar un traslado a Sevilla manifestaron a la tripulación que padecían un «frío extremo» en la cabina. La respuesta fue que la calefacción del avión, que ese día alcanzó una altura de crucero de 7.627 metros (25.024 pies), se había estropeado.

El incidente que ha colmado el vaso ha sido el ocurrido a principios de esta semana cuando el vetusto Beeccraft King Air 200 de Eliance, antes de la empresa Urgemer Canarias, se disponía a trasladar al bebé Kalel, de sólo cuatro meses de edad, desde Tenerife a Madrid para recibir una segunda valoración de la enfermedad que padece, un hiperinsulinismo congénito. La tripulación detectó una avería, según las fuentes consultadas se debió supuestamente a una descomprensión de la cabina ya que se desprendieron las máscaras de oxígeno, que motivó que sólo 22 minutos después de despegar tuvieran que desviar su vuelo hacia el primer aeropuerto alternativo que tenían en el plan de ruta, en este caso Lanzarote.

El avión aterrizó poco después en la isla conejera sin mayor incidencia y sin declarar emergencia. El bebé tuvo que ser evacuado a la capital de España al día siguiente en un avión reactor contratado a una compañía canaria.