De familias multitudinarias a domicilios unipersonales. Así ha evolucionado la mayoría de los hogares en Canarias, donde además ha crecido en un 8% el número de personas mayores que viven solos desde 2015. En tan solo cuatro años han surgido 4.800 nuevos domicilios con estas características, provocando que en el Archipiélago haya hasta 66.300 personas de más de 65 años viviendo solas en sus casas. La ausencia de compañía, ya sea por gusto o por necesidad, se ha convertido en la tendencia de un futuro en el que el envejecimiento de la población y la baja natalidad marcan la demografía del país y condicionan la organización de la sociedad.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), 2019 fue el año con mayor número de hogares unipersonales en las Islas, un total de 202.900, lo que representa el 24% del total de viviendas en Canarias (845.700). Uno de cada cuatro domicilios solo cuenta con un inquilino, y cada año son más. Desde 2015 esta cifra ha crecido en un 5%, al aparecer 9.600 nuevos hogares individuales. Gonzalo Rodríguez, director del Instituto Canario de Estadística (Istac) lo tiene claro: “este fenómeno responde a varios factores”. Pero el principal, según él, es el notable envejecimiento de la población, ya que debido a la mejora de la Sanidad “la prolongación de la vida es cada año mayor”.

Esto se distingue claramente cuando se analizan los datos por género. El número de mujeres mayores que viven solas supera a la cifra de hombres en la misma situación debido precisamente a que la esperanza de vida es más elevada en mujeres. En 2019, del total de personas de más de 65 años en hogares unipersonales, el 62% eran féminas frente al 38% que eran varones. Esta situación preocupa a sociólogos como Juan del Río, quien considera que en este sector social el umbral de pobreza es mayor, ya que se trata de personas que, como consecuencia de la desigualdad, no trabajaron en el pasado. Por ello, sus pensiones son “insuficientes para salir adelante y acaban viviendo en malas condiciones”.

Según el sociólogo esta situación continuará en el futuro debido a que actualmente “las mujeres siguen sufriendo desigualdad en el entorno laboral, dedicándose a trabajos más precarios y reduciendo sus cotizaciones al entrar y salir del paro cuando son madres”, reflexiona.

Rodríguez, por su parte, considera que el cambio del modelo familiar también ha influido notablemente en las estadísticas demográficas. “Hace 40 años era singular que una pareja se separar, ahora lo vemos continuamente. Por lo que han crecido notablemente las llamadas familias unipersonales de padres divorciados”, aclara el director del Istac, quien considera fundamental que las administraciones públicas ofrezcan un “nuevo enfoque y planteamiento” a esta realidad.

Coincide con esta idea Del Río, quien considera esencial dar respuesta al incremento de la demanda de recursos socio sanitarios. Entre ellos, destaca los servicios a domicilio, la tele asistencia o las residencias de mayores. El sociólogo relaciona esta demanda con un aumento del “sentimiento de soledad de la gente mayor que vive en hogares unipersonales”. Según él, el cambio cultural vinculado al modelo de familia ha influido. “Antes las familias eran enormes y había más solidaridad entre sus miembros”, aclara.

¿Y qué ocurrirá en el futuro? La tendencia continúa. El INE prevé un aumento del peso de los hogares unipersonales en las Islas, al pasar del 24% en 2020 al 25,4% en 2035, pero se mantiene como una de las comunidades autónomas con menor porcentaje de hogares de una persona, junto con Murcia y Baleares. Se espera que en España en 2035 habrá más de 5,7 millones de hogares unipersonales, el 28,9% del total.

Tanto Rodríguez como Del Río consideran que el coronavirus impulsará, aún más, esta tendencia, por lo que los datos de próximos años reflejarán un aumento en el número de hogares ocupados por personas de más de 65 años solas. “Muchas parejas mayores han perdido a uno de los miembros por el virus, pero eso lo analizaremos con el tiempo en las estadísticas”, declara el presidente del Istac. Esta situación preocupa profundamente a Del Río que vaticina además, un “aumento del sentimiento de soledad”. Pero ambos también reflexionan sobre el impacto económico que tendrá la pandemia en todos los estratos de la sociedad y coinciden al señalar que uno de los principales problemas será “las escasas pensiones”.