Cerca de tres meses llevaba La Graciosa ajena al fenómeno migratorio que mantiene en jaque al Archipiélago pero ayer ni la más pequeña de las islas Canarias habitadas pudo salvarse de este goteo de pateras y cayucos con la llegada a la playa de Las Conchas de una embarcación con 32 personas a bordo, presuntamente todos ellos menores de edad y en buen estado de salud. Una chica sí debió ser atendida por personal sanitario al presentar síntomas de glucemia e hipotermia y otro muchacho sufrió una leve lesión en un tobillo, lo que le impedía moverse con facilidad. Todos ellos, alrededor de las seis de la tarde, fueron trasladados finalmente a la vecina Lanzarote tras unas horas de incertidumbre que generaron desasosiego entre los gracioseros porque desconocían cuál iba a ser finalmente su destino.

Un guía turístico que a media mañana se disponía a realizar una excursión con turistas por la zona norte de La Graciosa fue quien primero alertó al servicio de emergencia ayer martes del avistamiento de una embarcación entre la isla y el islote de Alegranza.

Un grupo de migrantes, a la derecha de la imagen, aguarda en la Playa de Las Conchas tras desembarcar de una patera ayer martes en La Graciosa. | | ALICIA PÁEZ

Poco después tomaban tierra en la playa de Las Conchas los 32 ocupantes de una patera. Personal del Consorcio de Seguridad y Emergencias del Cabildo y Emergencias y Rescates de Lanzarote (Emerlan) acudió hasta la zona para atender a los migrantes, en su totalidad de origen magrebí, y tras comprobar su estado de salud decidieron evacuar a dos de los ocupantes al centro de salud de la Octava isla.

Posteriormente, el personal de Emerlan efectuó varios traslados más para llevar hasta el muelle de la localidad, en la parte trasera de un vehículo pick up, al resto de personas.

Ya en Caleta de Sebo, los migrantes quedaron recluidos en una zona del muelle de la Isla pero la noticia había corrido como la pólvora entre los vecinos de La Graciosa quienes, poco después de la llegada de los extranjeros al puerto pesquero, se acercaban al lugar para ofrecer agua a los africanos.

Cruz Roja se hizo cargo de los chicos y la chica, y poco después llegaba a la isla de La Graciosa una responsable política del Ayuntamiento de Teguise, corporación de la cual aún depende la gestión de la más pequeña de las islas pobladas del Archipiélago canario.

Los propietarios y el personal del bar restaurante El Saladero, un negocio muy popular, llevaron también bebidas y alimentos a los desembarcados mientras en el pueblo comenzaba a correr la noticia de que se les iba a dejar en La Graciosa.

Entre los vecinos incluso se extendió que se barajaba dejar a los 32 en casetas de campaña en la misma isla de La Graciosa, algo que finalmente no se produjo.

Aproximadamente a las seis de la tarde se comenzó a trasladar a la isla de Lanzarote a los magrebíes recién llegados en una embarcación del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES).

Dotados con mascarillas -la mayoría llegaron sin ella a la isla, según se puede apreciar en las fotos de los migrantes-, los 32 jóvenes abandonaban La Graciosa con destino al Puerto de Órzola, en Lanzarote.