Canarias es un conjunto de islas de origen volcánico muy diverso entre sí, pero con una característica común: todas y cada una de nuestras ocho islas destaca por poseer una naturaleza exuberante. Arenas blancas, playas negras, bosques de laurisilva, paisajes lunares, picos que se elevan sobre las brumas, pueblos tradicionales, cráteres... Pero las islas también dejan sorpresas incluso para sus habitantes como las piscinas naturales, formaciones esculpidas por la mano del viento y del mar durante miles de años sobre nuestro territorio y que ahora están más de moda que nunca.

Charco de La Laja , en la isla de Tenerife.

Diseminadas por todo el archipiélago, muchas han sido acondicionadas con pasarelas, escaleras, e incluso trampolines, lo que permite un acceso más fácil y cómodo a los bañistas y familias que no quieren renunciar a sumergirse en aguas saladas. Lo cierto es que existen en todas las islas, y todas tiene alguna espectacular. Tenerife, Gran Canaria, El Hierro, La Palma y Lanzarote quizá sean las que más piletas naturales acumulan pero en Fuerteventura y La Gomera también existen joyitas ideales para los bañistas.

En Tenerife las más conocidas son el Charco de La Laja, al que se accede bajando por unas escaleras, y no lejos de ahí, en La Guancha, el Charco del Viento.

Los aproximadamente 40 kilómetros que separan Las Palmas de Gran Canaria de Agaete están salpicados de piscinas naturales. La primera de ellas, y más próxima a la capital, es Los Charcones, ubicada al final del paseo marítimo de la playa de El Puertillo, en Arucas, aunque en la espalda de La Isleta en la prolongación de El Confital, hay decenas de ellas aunque la zona es de uso militar pero se permite el acceso al baño. A solo cinco kilómetros, en el municipio de Moya, encontramos el Charco de San Lorenzo, con dos albercas, y las de Roque Prieto, una auténtica joya y un rincón en el que desconectar.

Las piscinas naturales de El Hierro son de una gran belleza e ideales para disfrutarlas en familia. Entre ellas destacan La Maceta, en Frontera; el Pozo de las Calcosas, en la zona de El Monacal (Valverde), y La Caleta.

Las Piscinas de Punta Mujeres , en Lanzarote, son dos kilómetros con diversas piscinas naturales, dos de ellas bien protegidas del mar abierto, lo que convierten Punta Mujeres, en el nordeste de Lanzarote, en referente del charco en la isla. Es un pueblo pesquero de casas blancas y que conserva su aire tradicional, visitantes y residentes de todas las edades disfrutan en estas aguas.

Fuerteventura es sinónimo de playas infinitas de fina arena rubia. Sin embargo, su costa oeste, de oleaje más bravío, esconde tesoros de irrenunciable visita si se busca el contraste. Aguas Verdes, en Betancuria, es uno de ellos y resume a la perfección la amplia oferta de piscinas naturales vírgenes de las islas Canarias.

Bañarse junto a columnas que impresionan no solo es posible en la piscina de Hermigua, en el norte de La Gomera, sino más que recomendable. Las cuatro columnas de unos treinta metros del antiguo pescante, construido a principios del siglo XX para exportar plátanos y tomates obligan a fijar la vista mientras se disfruta del agua salada en un enorme charco.