El triunfo del UB La Palma a través de la pluma de Víctor Martín

LA PALMA    84
LEÓN    79

UB La Palma: Odiakosa (8), Díaz (5), Martínez (9), Rodríguez (15), Palacios (17), -inicial-, Bonhome (7), Schaftenaa (4), Orfila (2), Arrocha (12), López (5) y Alvarado (-).
Baloncesto León: Quezada (20), Bernabé (7), Seawright (20), García (13), González (3), -inicial-, Fernández (-), Calvo (5), Fontet (9) y Múgica (2).
Árbitros: Uruñuela Uruñuela y Martínez Estopiñán. Mal, de “sobraditos”.
Parciales: 13-10, 29-20, 38-29, 50-43, -descanso-, 63-51, 70-59, 77-71 y 84-79.
Incidencias: Pabellón de Santa Cruz ante unos 800 espectadores.
FOTO: CÉSAR BORJA

VÍCTOR MARTÍN, Santa Cruz de La Palma
Te vas del pabellón con la sensación de haberle ganado a una selección del barrio de San Telmo. Respondes con un escueto “ganamos” a un viandante que te pregunta camino de tu casa por el “UB”. Antes, en la misma situación, te pararías y se te encenderían los ojos al contarle al desconocido por el juego de La Palma. Te daba igual, le ponías la mano encima del hombro como si fuera un “hermano” y le mandabas el palique que guardabas dentro. Sí, “mi” gente, somos así, nos acostumbrados a todo. Y, de verdad, no es eso. León es un equipo formado para el año que viene jugar contra el Madrid. Para ascender. Y nosotros, unos pobres “diablos”, les “untamos” el hocico. Esa debe ser la lectura.

foto: CÉSAR BORJA

El “UB” siempre sale corriendo. Pone el pie derecho fuera del vestuario y el izquierdo ya pide “marcha”. Arrancó Martínez con un triple y una de dos. Aquí no se espera a nadie. León jugó desde el principio con las manos en la cadera, en busca de los riñones. Gracias a Seawright se mantuvo en el primer arreón ajeno. Es un tipo negro, alto, que se mueve en la pintura. González le echó una mano. Luego, desapareció. Frade metía a un jugador detrás de otro. Rotaciones, tirar y defender. Corres o “mueres”. A los siete minutos, ya había puesto en cancha a sus once hombres. Miro a su ayudante. “No, a él no…”, debió pensar. Encestó Schaftenaa, López, Sebas, también Palacios. Ellos eran buenos. Aguantaban. Mal, pero escapaban. 29-20.

FOTO: CÉSAR BORJA

Llega el segundo cuarto. El “UB” se mantiene intenso. García mete cinco puntos seguidos para León, pero La Palma iba a lo suyo. Entre Dani Rodríguez (desde Javi Simón no me “molaba” un base así) y Arrocha se bastaban. Eso, hasta que apareció, otra vez, Seawright. Pedía el balón abajo, se daba la vuelta y la metía. Así 4 ó 5 veces. Ellos recortaban, pero a los nuestros les daba “igual”. La Palma es como la muerte, que siempre da una vida de ventaja porque sabe que acabará ganando. Siempre te coge. Por aquel entonces, Quezada ya había dado algunas muestras de su calidad, pero se fue al banco pronto con tres faltas. Un factor que quizás marcó durante mucho tiempo el partido.

FOTO: CÉSAR BORJA

Todos al descanso. 50-43. “Chicos, están cansados”, seguro que dijo Javier de Grado a sus jugadores. Pues no. Son una manada de “niños” que corren como posesos. Como la niña del exorcista. Metió Odiakosa, Martínez y Palacios. En cada ataque, en los tres primeros, uno diferente. ¿A quién marcas? León tiró de triples. Primero uno de Quezada y luego dos de García. Además, se pusieron en zona. Buscaban algo diferente, pero Banhome aprovechó un espacio para encestar de tres. En el intercambio, el “UB” se fue un “poquito”. 70-59.
Los últimos diez minutos son sencillos de contar. Es casi una copia de otras veces. Bueno,  copiar a otro es plagio, pero copiar a muchos, como hace el cronista, es una investigación. Quezada se puso al León a su espalda. Metió 15 puntos. Él y poco más, bueno, un poco las cositas de siempre de Uruñuela, nos hizo temblar los cimientos. Pero no fue suficiente. Los puntos de Martínez, Odiokosa y Sebas evitaron que dos “disparates” de Palacios costaran el partido… ¡Se ganó a León!