DEL CASTILLO, tres generaciones de aurinegros

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En los 80 años de historia del CB CANARIAS se recogen situaciones dignas de ser recordadas. Una de ellas es la que a lo largo de las décadas, desde los cincuenta al 2019, pasado por los ochenta, ha vivido una familia lagunera, de la Concepción, que ha puesto al servicio del canarista, como si de la mili se tratara, a cuatro integrantes.

Nos referimos a la familia DEL CASTILLO. Los que abrieron el camino de color aurinegro fueron los hermanos Domingo y Manuel Del Castillo. El primero fue uno de los jugadores de aquel CB Canarias del balón de cuero y remendado con hilo grueso, lo apreciamos en las dos fotos superiores, en la primera el tercero desde la izquierda, agachado, en la segunda imagen el segundo de pie, de izquierda a derecha, en compañía de Paco Pérez Llombet, Ezequiel Pinto, Lucas Santana, Enroque Carracedo, Elfidio Alonso, Isidoro Salazar y el recordado como alma mater Juan Ríos Tejera, cariñosamente conocido como «Juanito Cabeza».

Su hermano Manuel no fue jugador pero sí desempeñó la faceta, muy importante en aquellos tiempos, de directivo.

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Ya en la cancha del colegio Luther King, otro Del Castillo, también de nombre Domingo, como su padre, formó parte de un equipo júnior que lo ganó todo en el ámbito insular y regional, para hacer una más que aceptable labor en el Campeonato de España de la categoría. En la foto lo vemos con el número 5 en la camiseta, entre dos Luis, Afonso y Martín Sa. Si la memoria no me juega una mala pasada el entrenador de aquel equipazo júnior fue Paco García Santamaría.

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Y llegamos a la generación del siglo XXI, donde nos encontramos con el continuador de la saga Del Castillo. Se trata de Jorge, quien actualmente milita en la formación júnior del Cajasiete Canarias. Lo vemos con el número 6 en su camiseta, encima de la «j». Es un buen deportista, aunque tendrá que seguir trabajando en cada sesión preparatoria si quiere mejorar el baloncesto que, según dice la historia, desplegaba su abuelo en los años cincuenta, o el que tenía en sus manos y piernas aquel espigado y fortachón jugador del Canarias de los años ochenta.

Vaya desde BASKETMANÍA este homenaje y reconocimiento a una saga, los DEL CASTILLO, que han sentido con fuerza la FIEBRE AMARILLA.

Y permítanme que les cuente una anécdota que habla del amor por un escudo, una camiseta, un club, una ciudad… Uno de aquellos legendarios jugadores de los cincuenta, EZEQUIEL PINTO, que también tenía a un hermano en el CB Canarias, dijo a su familia que su deseo, cuando falleciera, era que sus cenizas descansaran junto al árbol grande de  la vieja cancha de Anchieta, escenario de cientos de partidos y de entrenamientos. Cuando Ezequiel Pinto, querido y recordado taxista de La Laguna, nos dejó, su familia cumplió con su deseo. ¿Entienden ahora las jóvenes generaciones por qué eso del «sentimiento aurinegro»?.

FELIZ NAVIDAD A LA FAMILIA CANARISTA