Drazen Petrovic y sus viviencias en Tenerife

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El gran DRAZEN PETROVIC defendiendo al base canarista JOSÉ CARLOS CABRERA. El número cuatro aurinegro contra el cinco blanco. Temporada 88/89. Victoria madridista por apenas 4 puntos 9195.

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Drazen fue siempre atento y cordial con la prensa, al menos en sus estancias en Tenerife. La primera entrevista que le hice fue en el hotel Maritim, cuando la presentación de la sede del Mundobasket. Fue con la colaboración de traductor y en inglés. La segunda aconteció en el pasillo de acceso a los vestuarios del Juan Ríos Tejera, tras deleitar con su juego dirigiendo al Real Madrid. En esta ocasión ya hablaba un perfectísimo español. «No más preguntas, se me va el autobús», me dijo para concluir el diálogo .

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En ese torneo se rindió un homenaje al árbitro tinerfeño CHUCHI ARENCIBIA. En la foto junto a un Drazen Petrovic muy cercano a él. En el fondo ambos eran muy diferentes al resto de jugadores y árbitros. Dos grandes

 

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Jugó en la Isla el 27 de mayo de 1993 y falleció en accidente de tráfico el 7 de junio

Esta foto que nos cedió la jugadora tinerfeña MERCE MARRERO, en la que disfruta de unas cervezas en compañía de sus amigos Stojan Vranković y Drazen Petrivic, aconteció varias semanas antes del fatídico accidente de tráfico que le costó la vida al extraordinario base croata.

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Así quedó el coche de Drazen tras impactar con el camión

Acaba de contarnos Aco Petrovic la macabra fecha de caducidad del DNI de Drazen Petrovic. 7-6-1993… El día de su trágico accidente.

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CABECERO

Reproducimos hoy un interesante artículo publicado el 7 de junio de 2015 en las páginas digitales de NBA Clutch Time, bajo la firma de Guillermo García. Hace referencia, precisamente, a los últimos encuentros disputados por DRAZEN PETROVIC pocos días antes de fallecer. 

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El último torneo del genio de Sibenik. Tres días inolvidables alrededor de Drazen Petrovic

 

«Tenerife. Fiestas de mayo de 1993. Torneo entre las selecciones de Croacia, Rusia y un combinado de EEUU. Días 25, 26 y 27 (creo recordar). Unos compañeros de instituto y yo decidimos que no entraríamos a clase esos días para irnos a ver los entrenamientos mañaneros de las tres selecciones, aunque al final mi hermano se sumó al grupo también.

EEUU tenía buenos jugadores y bastante espectaculares, tal y como se suponía por esa época en la que los americanos marcaban diferencias en el basket europeo. Recuerdo que jugaba un joven  Yinka Dare, de físico imponente (impresionaba su estampa, la verdad), pensé que llegaría a ser una estrella NBA pero evidentemente  me equivoqué. También recuerdo a un jovencísimo Kerry Kittles, unos años después coincidirían en la NBA como compañeros en los New Jersey Nets.

Rusia tenía una generación extraordinaria, jugaban unos para mi desconocidos (en aquel momento) Sergueï Bazarevič, gran base y un auténtico general en la pista, Sergueï Babkov, alero muy físico que más tarde jugaría en Unicaja de Málaga, Mijaíl Mijáilov, un buen pívot que se quedó en poco para las condiciones físicas de las que disponía, Andrei Fetisov, otro gran jugador mal comparado con el gran Toni Kukoc, pero un gran alero. Estos rusos me sorprendieron bastante, sobre todo por mi desconocimiento. Sin duda era una época en la que el brillo cegador de la NBA no me dejaba admirar cualidades de un baloncesto europeo muy distinto al que hoy en día conocemos.

La selección croata, la gran favorita

Y Croacia, con todos esos grandes jugadores que habían jugado la final olímpica de Barcelona contra el Dream  Team meses atrás. Vinieron con todas sus estrellas menos Toni Kukoc, una verdadera lástima. Aunque tanto yo como el resto de espectadores solo pensábamos en ver a Drazen Petrovic, ese extraterrestre que venía de plantar cara al Dream Team y que brillaba en la NBA, eso era lo que importaba.

Tenían al gran Dino Radja, sin duda el mejor ala-pivot de Europa en la época, un jugador tremendo que marcaba la diferencia. Stojan Vranković gran reboteador y taponador, pivot que estuvo en los Boston Celtics (aunque apenas tuvo minutos en la NBA). Zan Tabak, pívot joven con talento que haría una buena carrera, Arijan Komazec, otro buen jugador, buen tirador  y mal comparado con Petrovic cuando lo único que les unía era cierto parecido físico y que ambos jugaban de escolta. Velimir Perasović, un grande del baloncesto europeo con muy poco reconocimiento para lo bueno y fiable que era. Danko Cvjeticanin, “el yeti” para la demencia estudiantil, otro gran tirador (uno más) y con mucho carisma, muy amable siempre en el trato con todo el mundo. En este equipo no tenían protagonismo muy a mi pesar: Arapovic, Aramis Naglic, Vladan Alanovic, Alan Gregov…

También guardo un grato recuerdo de Alexander Petrovic, siempre bien vestido observando todo. Recuerdo que en mitad de un entrenamiento nos permitió acercarnos a saludarle en un momento en el que instruía a Tabak, muy cordial y simpático.

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Con el trofeo de campeón de las Fiestas de mayo, que recibió del alcalde José Emilio García Gómez

Primer encuentro con Petrovic

Drazen Petrovic, el genio de Sibenik. ¡Se le veía tan superior al resto! Desprendía un aura majestuosa, se sentía su liderazgo desde que pisaba la cancha. Aún recuerdo ese instante imborrable en que lo vimos salir por la puerta de los vestuarios hacia la pista, con su sempiterna camiseta rosa y los pantalones “new balance” con los que entrenaba siempre, una verdadera estrella NBA, uno de los mejores jugadores del mundo aquí en Tenerife.

Un concurso de tiro al acabar el entrenamiento es de mis recuerdos más frescos. Perasovic, Komazec,”el Yeti”, Drazen… Tiraban y tiraban desde todas las posiciones, metían todos los tiros, desde cualquier distancia, no fallaban ni un solo lanzamiento. Entonces llegó Drazen y decidió que se había terminado, saltó la valla que separaba el graderío de la pista y se subió a ella. Desde la tercera o la cuarta fila lanzó y como no podía ser de otra manera encestó limpiamente. Los demás se miraron y sonrieron, ninguno intento igualarle, game over.

Recuerdo como esperé pacientemente en una esquina a que terminaran. Mi hermano y yo procuramos separamos un poco del grupo para saltar a la pista en el momento justo. Al terminar la práctica abordamos a Petrovic para hacernos una fotografía con él y aceptó. Completamente emocionado me apresuré, siendo mi hermano quien tomó la fotografía. A día de hoy sigue siendo mi mayor tesoro fotográfico. Después le tocaba a mi hermano, o eso creíamos nosotros. Drazen me fulminó con la mirada, “Solo una” me expresó con seriedad. Tras insistirle un poco accedió y mi hermano también tiene su fotografía.

Tampoco olvidaré el momento de acercarme a Vrankovic por primera vez. Un 215 cm con una cara de “lunático” que impresionaba e infundía muchísimo respeto. Finalmente nos armamos de valor para acercarnos a él.

Una vez terminado el entrenamiento aún seguíamos por allí todos nosotros, buscando autógrafos o fotos con los jugadores. De repente empiezan a subir las escaleras los croatas ya duchados, nos apresuramos para abrirnos paso entre la gente y conseguir los recuerdos que perseguíamos. Al final casi toda la selección croata (incluido Drazen por supuesto) nos firmó autógrafos, también parte de las selecciones de Rusia y EEUU.

Drazen.

Esta imagen es cuando vino a disputar con Yugoslavia el Mundobasket, llegando a escupir a la afición y ganándose una sonora pitada

El último torneo del ‘Genio De Sibenik’

En los partidos todos los focos eran para Drazen, faltaría más. Ambos encuentros se saldaron con dos exhibiciones suyas. El público le silbaba continuamente y recuerdo que yo no entendía por qué. Años después supe que en el MundoBasket de España 1986, Yugoslavia tenía su sede en Tenerife y en un partido (contra Holanda si mal no recuerdo) escupió a los espectadores. La afición tinerfeña no lo había olvidado, pero a mi me enfurecían esos silbidos, miraba a todo el mundo y no salía de mi asombro. Petrovic aquí y le abucheáis… Drazen contestaba al graderío como mejor sabe (sabía) hacer. Triple tras triple silenció el pabellón y yo por fin pude seguir disfrutando de cada detalle del partido y de su juego. En el partido contra Rusia tuvo un conato de duelo con Bazarevič pero no hubo color, Petrovic guió a Croacia a dos victorias ofreciendo un bonito espectáculo.

Durante los partidos yo esperaba la mínima oportunidad para saltar a la pista sin ser detectado por la seguridad para  acercarme al banquillo croata. Lo conseguí en el descanso de un partido. Otra foto entre “el yeti” y Perasovic. Y rápidamente los agentes de seguridad me invitaron a volver a mi sitio.

El torneo me dejó la sorpresa positiva del buen juego de los rusos, grandes jugadores que demostraron en los años posteriores que eran una gran generación. De EEUU poco que decir, eran un grupo bisoño y ante los jugadores que tenían en frente poco podían hacer. Insistir en la decepción que supuso Yinka Dare, creo que unos cuatro puntos en cada partido (hablo de memoria).

Fue un gran Torneo. Los tinerfeños disfrutamos ajenos a lo que sucedería unos días más tarde. El 7 de junio, al día siguiente de terminar un partido del Pre-Europeo Wroclaw, concretamente un Eslovenia – Croacia, (Petrovic anotó 30 puntos un día antes de morir) nos dejaba para siempre el que en mi opinión, es el mayor talento de la historia del baloncesto europeo y sin duda, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Conmocionado al saber la noticia no acertaba a decir palabra viendo las noticias de Antena 3 televisión. Repetían imágenes (que aun hoy sigo buscándolas sin éxito) del torneo que habíamos disfrutado poco antes.

Conjuntamente con el anuncio de Magic Johnson que era portador del virus del sida casi dos años antes (noviembre 1991), son los dos peores recuerdos relacionados con el baloncesto que tengo.

¡GRACIAS POR CADA RECUERDO DRAZEN! ¡No te olvidamos!