«En el basket, para ser un héroe no es necesario machacar la canasta»

davil delgado.

AGUSTÍN ARIAS

¡Ños tío!… ¿viste ese mate de Soko delante de Fran Vázquez?Sí, le dije, ha sido una jugada muy espectacular, de las que enganchas y hacen que amemos cada día más este nuestro BA-LON-CES-TO.

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Pero hay otros aspectos que hacen grande al deporte de la canasta. ¡Claro que hay que admirar a quienes nos hacen disfrutar en una pista de juego! ¡Claro que apreciar una asistencia del Chacho Rodríguez nos invita a renovar la idea de que el basket es igual a espectáculo!…

Me encanta escuchar a entrenadores en un tiempo muerto y aprender a motivar a unos jugadores en momentos que parecen mal dados. Incluso un grito o un, con perdón ¡coño! bien dado hace que el cerebro del deportista se reactive y salgas convencido de la necesidad de comerte el aro o bajar el culo al parquet para impedir que el otro equipo te supere.

Al tiempo, aplaudo y felicito a los árbitros, esas personas que saben muchísimo más de esto que nosotros, los que nos sentamos en la grada por espacio de dos horas a ver un partido, y a los cuales nos atrevemos a insultar porque… ¡¡es que nos ha pitado una técnica a nuestro entrenador!!!.

Todo es BA-LON-CES-TO. Todo es pasión. Todo es tener un héroe al que admirar y colocar su póster en la habitación o en el garaje de papá…

Sin embargo, hay otros héroes. También gente del basket. Que entrenan a diario y que también viajan cada 15 días. Pero lo hacen con una ligera dificultad: la de tener que llevar siempre una silla de ruedas a cuestas. Para jugar, para ducharse, para dormir, para hacerse la comida, para coger el coche o la guagua, para abrazar a sus hijos y besar a su esposa… Ellos también tienen que ser considerados HÉROES…

Una docena de ellos juegan en un club, el ADEMI TENERIFE, pero hay muchísimos más. En cada ciudad puede haber un grupo de amigos que, condenados de por vida a una silla de ruedas, practican basket con enorme ilusión. Y asumen cada paso al parquet con las ganas de hacer el partido de su vida. De dar ese pase que haga subir dos nuevos puntos al casillero. De mirar a la grada y ver como hay cien, o simplemente uno, que te aplaude por ese pase, por aquella canasta, por esa victoria, por esa derrota…

Sí, merecen nuestro cariño, nuestro respeto y nuestra admiración, porque, aunque me gustó el mate estratosférico de Soko, del UCAM Murcia (fotón), o el tapón de Petit, también admiro a mis héroes, esos chicos y chicas que nos dan lecciones de superación botando un balón y corriendo la cancha haciendo rodar una silla de ruedas.

Les presento, en un breve vídeo de un trailer del documental SIN LÍMITES, a uno de mis ídolos, se llama DAVID DELGADO BALSA: