Análisis a la primera vuelta del Iberostar Tenerife

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El éxamen del Iberostar Tenerife en esta finalizada primera vuelta en la Liga Endesa lo pasa, bajo mi modesta opinión, con un aprobado alto, ello a pesar del bache que originó las cuatro derrotas consecutivas o la inesperada derrota en el último segundo frente al CAI Zaragoza, después de estar con 10 arriba a escasos dos minutos de la conclusión.

Hay que se justos al tiempo que críticos con el trabajo del grupo que dirige Alejandro Martínez. Justos para reconocer que es todo un acierto concluir la primera vuelta con siete triunfos en el casillero, ello a pesar del complicado calendario en casa, siendo capaces de ganar tres lejos del Santiago Martín. Y críticos para decir que frente al Bilbao, en casa, y al Fuenlabrada, en el Fernando Martín, se hizo francamente mal, con un nefasto segundo tiempo ante el plantel vasco, en tanto que con el colista se rozó el ridículo, con la evidente carencia de intensidad y concentración, algo que jamás debe perder un equipo de la identidad del aurinegro.

El buen juego del Iberostar Tenerife en las doce primeras jornadas, sumando seis triunfos, hizo soñar a todos con la opción de repetir el milagro de alcanzar plaza para la Copa del Rey. ¿Un fracaso no estar en febrero en el Gran Canaria Arena?, por supuesto que no. El único club que ha fracasado en esta primera vuelta, en lo que a posibilidades de estar en la Copa se refiere, es el Baskonia, uno de los fijos en las grandes citas de la Liga Endesa.

Sí que puede interpretarse como un pequeño desengaño, precisamente por la ilusión creada, consecuencia del excelente trabajo defensivo, con dos interiores que fueron la pareja ideal de la competición: Blagota Sekulic y Luke Sikma.

Precisamente el bajón ofrecido por ambos, unido a la lesión de Saúl Blanco y a las derrotas ante CAI, Bilbao (ambos están entre los ocho primeros) y el Fuenlabrada, motivaron que el milagro no se repitiera por segundo año consecutivo.

Pero no hay que olvidar cosas que, en momentos de euforia, pasan a un segundo lugar. Me refiero a que el CB Canarias es el tercer presupuesto más bajo de la ACB y que la diferencia de potencial humano, en relación con los que sumaron más de 10 triunfos, siempre ha sido notable.

Se dijo en pretemporada, y al menos un servidor lo mantiene, que hay mejor plantilla que la campaña pasada. Y ahí están esos siete triunfos, con esas tres conquistas fuera de casa ante Sevilla Baloncesto, rival del próximo domingo, Obradoiro y Estudiantes. Porque aspirar a sorprender a los Real Madrid, Barcelona, Valencia y Unicaja se antoja harto complicado al estar los cuatro varios escalones por encima del Iberostar Tenerife.

En estas últimas semanas, como consecuencia de la imagen ofrecida por el equipo, las críticas al plantel han estado ahí. Unas constructivas, como las que se ha podido leer en la prensa especializada, y otra negativa e injusta, de personas que se llaman aurinegros de corazón y que deberían ser bautizadas como «aurinegros sin razón».

La prensa ha censurado la falta de actitud ante el Fuenlabrada, imagen que debe marcar un antes y un después en el vestuario, con los jugadores que comparecieron en sala de prensa reconociendo esas carencias impropias de un deportista.

Lo que es una falta de respeto, al margen del derecho a opinar, es el ataque directo al entrenador, con descalificaciones en un sector de la grada que llegan a los oidos de la propia familia del «coach». Gente que pierde toda la razón en el mismo momento que insulta.

La primera vuelta ya es historia. Atrás quedan 17 jornadas intensas -con la excepción de la 16ª, ante el «Fuenla»- en las que el Iberostar Tenerife compitió, siendo el resultado a su trabajo esas comentadas siete alegrías brindadas a una entendida afición.

Por delante, otras tantas citas con un calendario que debe ser menos duro en el Santiago Martín, aunque hay que insistir en que ganar en esta Liga Endesa tiene su precio en oro, con equipos jugándose algo, bien para alcanzar los play-offs, o para evitar las plazas que condenan a descender a la Adecco-Oro.

El objetivo aurinegro se centra en sumar esas 13/14 victorias que deben garantizar la permanencia, por cuarta temporada consecutiva, en la Liga de las Estrellas. Para ello no solo será necesario que los jugadores recuperen las señas de identidad del juego canarista sino que la afición apueste por seguir respaldando, como lo hizo el domingo, al grupo.

Porque es de agradecer y todo un ejemplo de conocimiento y respeto al trabajo el comprobar cómo en el primer cuarto, cuando las pérdidas de balón se sucedían, lejos de protestar aplaudían al jugador para estimularle e invitarle a seguir intenso y no dejarse superar por los errores. Ese comportamiento ejemplar fue recompensado con el triunfo, lo que originó una ola que llevaba tiempo sin aparecer por las gradas del Santiago Martín.

Estos son los once jugadores que lucen la camiseta aurinegra y con estos mimbres habrá que construir un buen cesto, el que nos permita alcanzar ese número de victorias que consoliden el proyecto lagunero y tinerfeño en la Liga Endesa.

Todo lo demás, las críticas destructivas, las salidas de tono o el exceso de protagonismo no conducen a nada bueno. Los éxitos de este equipo son las alegrías de una afición entendida que cada vez que juega en casa acude al pabellón. Esos aficionados estarán ahí siempre; solo falta que las otras 1.200 localidades vacías encuentren la comprensión de un pueblo tinerfeño que debe de reconocer que estar en la élite no es producto de la casualidad y sí del quehacer diario de jugadores, entrenadores, empleados, consejeros, prensa y aficionados.

La primera gran final tiene fecha fija: el domingo 25 de enero a las 12:30 horas. Ese día será necesario arrimar el hombro y tratar de que la octava victoria suba al casillero del CB Canarias. El rival es el colista, pero ¡cuidado! que vendrá con la clara intención de comenzar aquí su recuperación. Esto es un juego, claro que sí, pero si los once guerrilleros de Alejandro Martínez cuentan con el calor de la grada seguro que será algo más asequible sumar esas necesarias victorias. Nadie ha dicho jamás que esta bonita historia cestista iba a ser fácil. Lo bueno siempre cuesta. Y la gente lo sabe.

AGUSTÍN ARIAS